Las mypes, micro y pequeñas empresas que llenan de sabor nuestras calles con sus deliciosos alimentos, están atravesando otro cambio en la apariencia de sus envases y envolturas. La Comisión de Defensa del Consumidor (Codeco) del Congreso de la República dio luz verde a los stickers de difícil remoción. Bajo este contexto, los expertos opinan sobre la medida.
Por: Alejandro Castro y Paula Alpún
Los octógonos se alzan como guardianes de la salud en el mundo de los alimentos procesados y las bebidas. Su misión es clara: informar de manera impactante sobre los excesos que esconden, desde grasas totales y saturadas hasta azúcar, sodio y calorías desmedidas. Pero detrás de esta apariencia llamativa, hay un órgano supervisor: Indecopi. Este se encarga de velar por el uso correcto y constante de estas advertencias, asegurando que las marcas cumplan con las reglas establecidas.
Asimismo, el Ministerio de Salud (Minsa) es quien pone las reglas del juego bajo el “Manual de advertencias publicitarias”. Por lo que, después de la aprobación de las pegatinas difícil de remover, la entidad exhorta a las compañías a incorporar octógonos resistentes en sus envases. Deben ser unos símbolos indelebles que no cedan ante las inclemencias del tiempo ni ante el paso del mismo. Además, a la vez que tienen que adherirse firmemente a la superficie sin ocultar la información crucial para los consumidores.
La odisea para hacerle frente a la chatarra
Dichas figuras geométricas no son una innovación reciente. Aunque su implementación oficial se llevó a cabo en el año 2019, su nacimiento se remonta al año 2013. El ex-congresista de Gana Perú, Jaime Delgado Zegarra, propuso la Ley de Promoción de Alimentación Saludable para niños, niñas y adolescentes. Su objetivo principal era abordar los alarmantes índices de obesidad y sobrepeso que asolaban al país en ese momento, con un 18,3% y 33,8% de la población afectada, respectivamente, según datos del INEI.
Desde sus inicios, la ley tenía como finalidad principal promover una nutrición más saludable entre los niños y adolescentes. Esto incluía medidas como la prohibición de la venta de comida chatarra en quioscos dentro de las instituciones educativas. Además, la nutricionista Hilda Salvador, miembro del Colegio de Nutricionistas en el Perú, enfatiza que la principal intención detrás de esta ley era que el octógono se convirtiera en una señal de advertencia para los consumidores, ayudándoles a tomar decisiones más informadas y saludables en su alimentación.
Sin embargo, la iniciativa de Jaime Delgado no la tuvo fácil. En declaraciones a El Comercio mencionó que: “A cierto sector de la industria no le interesa que el público siga comiendo a ciegas”, afirmó el fundador de la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (ASPEC). Aún así, en el 2017, luego de un tedioso proceso, la reglamentación fue aceptada oficialmente.
Salvador cuenta que cuando los octógonos se introdujeron en 2019, se otorgó un período de aproximadamente un año y medio para que las empresas puedan adaptarse al cambio. “Lo primero que hicieron fue reformular algunos productos que llevaban múltiples octógonos debido a un alto contenido de sodio o azúcar. Esto implicaba reducir las porciones o las cantidades de ingredientes que llevaban a la presencia de varios octógonos”.
Problemas en la regulación
Sin embargo, la opción de utilizar stickers removibles ha generado descontento entre diversos sectores. Según informó el diario La República, tanto el Colegio de Nutricionistas del Perú como la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (Aspec) han manifestado su oposición a la nueva disposición del Minsa. Ambos organismos argumentan que las advertencias en forma de adhesivos son poco seguras y aumentan la probabilidad de que se infrinja la ley, lo que podría tener un impacto negativo en la salud de los ciudadanos.
La experta en alimentación sostiene que esta preocupación se debe a la tendencia de las empresas a buscar maneras de eludir las regulaciones. Pero, viendo la otra cara de la moneda, esto indica que la concientización del público ha aumentado y que las personas están optando por reducir la ingesta de productos perjudiciales para la salud. “Este enfoque es ideal, ya que como nutricionistas trabajamos para asesorar a los pacientes y educarlos sobre la importancia de evitar ciertos alimentos, ofreciendo alternativas más saludables”.
Por otra parte, esta modificación posee un detalle. El plazo establecido para que los proveedores cumplan con la ley, originalmente era de 60 días, pero siguiendo la recomendación del Ejecutivo, este plazo se ha extendido a 180 días.
Al respecto, Fiorella Zumaeta, socia del Estudio Miranda & Amado, compartió su opinión en El Comercio, señalando que, aunque es un plazo más razonable que los 60 días iniciales, aún resulta bastante ajustado. Además, de que se encuentra sujeto al tiempo que INACAL tome para emitir las disposiciones necesarias, lo que significa que las empresas deberán adaptarse en función de estas directrices.
En contraste, Ian Galarza, abogado y miembro del Comité de Compliance de AMCHAM, considera que las fechas son bastante flexibles y que el plazo de 180 días es más que suficiente, dado que no se requiere un cambio sustancial en los productos de las empresas.
El poder de los octógonos
Según el INEI, los niveles de obesidad disminuyeron en un 0,4%, del 2019 al 2020, en los peruanos mayores de 15 años, una tendencia notable luego de haber ido en aumento desde el 2015. Aún así, las discusiones frente al uso de estas advertencias publicitarias no tienen un punto final. No obstante, los pros que ha traído esta nueva medida se han hecho notar.
“Por un lado, nos han brindado la herramienta para tomar decisiones más saludables al hacer nuestras compras, pero por otro, han servido como un recordatorio constante para las empresas de reducir los ingredientes no deseados en sus productos. Los octógonos son una advertencia, un llamado de atención ante el exceso de azúcar o sodio en los alimentos”, afirma Salvador, nutricionista e integrante de Pulso Corporación Médica.
A su vez, ella destaca que esta medida ha llevado a un despertar de la conciencia en los peruanos sobre lo que consumen. “Cuando aparecieron, muchas personas se sorprendieron al descubrir que sus alimentos favoritos, como el chocolate, eran altos en azúcar y grasas saturadas. Esto los motivó a buscar alternativas más saludables”.
Bajo su perspectiva, Galarza considera que la disposición que prohíbe colocar stickers sobre la tabla de información nutricional en la “ley contra la comida chatarra” empodera al público al brindarles acceso a información completa sobre los productos que consumen.
Además, los octógonos han tenido un impacto tangible en la producción de alimentos menos saludables. Salvador señala: “Las gaseosas, por ejemplo, decidieron reducir su contenido de azúcar para evitar la presencia de múltiples octógonos en sus etiquetas”.
Si bien esta nueva medida ha sido un desafío para la publicidad y las ventas de muchas marcas de productos poco saludables, también ha generado un cambio positivo en el comportamiento de compra de los consumidores. Sin embargo, este es solo el primer paso en la lucha contra el problema persistente de la falta de una alimentación adecuada y equilibrada en la sociedad peruana.
