Una vez más se demostró que la música es la forma universal para conectar. Entre aplausos para los artistas y la comunidad de personas con problemas de audición, se dio inicio el martes 23 de mayo al Concierto Accesible mediante la Interpretación en Lengua de Señas Peruana (LSP).
Por: Laura Figueroa y Paula Alpún
Ojos curiosos miraban con altas expectativas el segundo concierto inclusivo que el Ministerio de Cultura junto al Gran Teatro Nacional habían organizado. La cantante folclórica y profesora peruana Ketty Villaverde tenía su cronograma listo, lleno de canciones de la costa y sierra. Una vez posicionada en el centro del estrado dio la bienvenida a un personaje crucial para este show: Patricia Mendoza, la intérprete de lenguaje de señas.
Si bien esta modalidad de espectáculo no es nueva a nivel mundial, sí que lo es para la comunidad sorda peruana. Presentaciones como la del Super Bowl, en donde la estrella -muy a parte de Rihanna- fue su intérprete Justina Miles, o experiencias como las de Coldplay, en cuyas presentaciones otorga un espacio destinado solo para quienes tienen dificultades de audición, son precedentes para la magia que deben hacer esta noche Ketty y Patricia.
Nos encontramos en el gigante de cemento ubicado en el cruce de las avenidas Javier Prado y Aviación. Este lugar cuenta con un escenario multipropósito el cual puede albergar a 1500 personas. No obstante, esta vez optaron por presentar el show en el hall del establecimiento. Una pequeña tarima improvisada, pero bien adaptada con sillas frente a ella, fue la gran puesta en escena entre un ascensor y unas grandes escaleras.
El reloj marcó las 7:09 pm. La sala encendió sus luces y nos transportó a un nuevo mundo en el que la melodía de fondo nos envolvía lentamente. Muchas personas fueron acogidas bajo este cálido techo, desde compositores, algunos cantantes, familias enteras y, como no, las estrellas del evento: personas que poseen algún grado de sordera, hipoacusia o baja audición.
Todo es un instrumento
Durante el concierto, la voz de Ketty nunca estuvo sola. Patricia Mendoza la acompañó con aquellas señas que, para algunos, vuelven al mundo comprensible. Su comunicación se basó en palabras expresadas en veloces movimientos. Ambos talentos se fusionaron. Por un lado, la melodiosa voz se alzaba y resonaba entre las paredes; por el otro, una milimetrada coreografía mantenía atenta a la audiencia.
En un esfuerzo conjunto de los organizadores del Concierto Accesible LSP por hacer el evento más inclusivo, todas las canciones fueron subtituladas como un apoyo visual. Esta monumental tarea se llevó a cabo con la colaboración de la talentosa cantante, quien dedicó un mes entero a trabajar arduamente en la transcripción y sincronización de las letras de cada canción. El compromiso de todos los involucrados crearon un resultado final excepcional: un concierto que penetraba por los oídos, ojos y corazón.
Pero eso no fue todo. Otro protagonista de la noche fue el bajo. La sensación vibrotáctil del instrumento resonante se convertía en un faro sonoro que guiaba a aquellos que no podían ver. Cada nota y cada pulsación de las cuerdas se transformaba en una brújula musical, proporcionando una referencia espacial y una guía rítmica. Era como si se convirtiera en el hilo conductor invisible que traspasa cualquier barrera sensorial.
No es la primera vez que nuestra capital es testigo de este tipo de show. De hecho, el primer concierto para personas con sordera, que sufren de hipoacusia o baja audición se llevó a cabo el 20 de junio del 2022 y fue transmitido por el canal web del Ministerio de Cultura a nivel nacional para que ningún rincón del país se perdiera de la experiencia.
Una hora y media después, todos se tomaron unos segundos para recuperar el aliento. Patricia también.
- Me siento feliz de haber participado en este concierto porque creo que es un derecho fundamental de la comunidad sorda el poder disfrutar plenamente del arte.
Sus palabras reflejaban su compromiso con la inclusión y la apertura hacia una comunidad que a menudo enfrenta dificultades.
Para ella representó solidaridad y empatía. A pesar de no formar parte directa de este grupo de personas, encontró un profundo significado en ser una aliada y contribuir a la creación de espacios accesibles. El aplauso de la audiencia le indicó que su trabajo dio frutos, fuente de motivación para continuar apoyando este tipo de iniciativas en el futuro.
El arte de escuchar
En medio de la sinfonía cautivadora, un momento mágico se volvió inolvidable, romántico para los espectadores. Ketty y Patricia, conscientes de la necesidad de crear una conexión más profunda con la audiencia, decidieron compartir una coreografía de manos en lenguaje de señas que despertó la participación de todos.
Con elegancia y precisión, enseñaron los movimientos que se convirtieron en el símbolo de unidad. Una mano emergió del torso y fue rápidamente hacia el corazón, transformándose en una “V” con los dedos índice y medio, antes de elevarse hacia la frente. Estos gestos complejos, llenos de significado, llevaban un mensaje resonante: “Orgulloso de ser peruano”.
En una sincronía inspiradora, el auditorio se convirtió en un mar de manos coordinadas. La magia del lenguaje de señas transformó la sala en un paisaje de conexiones invisibles, donde las barreras auditivas quedaron relegadas a un segundo plano.
Al finalizar, el personal del teatro, consciente de la importancia de la opinión del público objetivo, reunió a todos los miembros de la comunidad para recopilar sus impresiones sobre el concierto. Julieta, quien había observado milimétricamente toda la puesta en escena, no se encontraba conforme. Durante la presentación ella estaba completamente absorta en las intérpretes y cualquier duda que surgiera en su mente era rápidamente aclarada por su atenta madre. Notó cada error y no dudó en acercarse al equipo para mencionarles que alguna frase traducida no era precisa o se desviaba del verdadero significado. Sus recomendaciones firmes servirán como lecciones para futuras presentaciones.
Por otro lado, Marisol Roncalla, representante de Marovi, una empresa productora músical arequipeña, quedó impresionada con la organización y la participación de los personajes invitados en el escenario. Su emoción fue evidente cuando mencionó su deseo de replicar algo similar en la Ciudad Blanca. “La idea es genial y especialmente disfruté de las canciones folclóricas que formaron parte del repertorio de Ketty”, compartió, transmitiendo su admiración por la propuesta artística.
Se atestiguó la victoria de una gran batalla, una que ha estado en curso durante mucho tiempo. La inclusión está siendo incorporada. Con cada melodía y cada gesto, se escribió una historia de aceptación y respeto. Juntos, de a pocos, creamos estos espacios en los que los aplausos y la algarabía dejan de ser silenciosos.