Fuera de la canasta: La actualidad del básquetbol peruano

Actualidad de basket peruano
[Fotomontaje: Carlos Alcalá]

El básquet nunca fue el niño popular del recreo en el Perú. Sin embargo, hubo un par de décadas en la historia que parecía escribir una ruta nueva de la cual queda nada. Entre vetos, castigos y peleas administrativas internas, ¿cómo hemos llegado a la situación actual?

Por Alejandro Piña, Carlos Alcalá y Matias Illescas

Son muchos los casos de deportes olvidados en el Perú, opacados por el fútbol y, en menor medida, por el vóley. Algunos tienen poco apoyo o reconocimiento; sin embargo, en eventos importantes como los Juegos Olímpicos, Panamericanos y Bolivarianos, los deportistas de estas disciplinas representan al país con sus participaciones. La situación del basket peruano es diferente a las demás. Perú no ha sido representado en el baloncesto en los Panamericanos de Lima 2019, y tampoco lo será en Lima 2027. ¿Qué pasó con el básquet nacional?

Ojo de la tormenta

No es que haya nacido muerto. Hubo una época en la que las canastas peruanas brillaron en el extranjero: en Sudamericanos, Mundiales e incluso en los Juegos Olímpicos. Entre 1950 y 1970, la selección nacional de básquet logró revertir la tendencia de escasa representación en este deporte. Cada destello —que parecía surgir de la nada— ayudó a cimentar una presencia en un país donde la cultura del baloncesto nunca llegó a arraigarse del todo en la sociedad. Jugadores como el legendario Ricardo Duarte, quien se destacó en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 como máximo anotador, formaron parte de una generación que parecía destinada a desviar la tendencia.

No obstante, con el paso del tiempo, todo el trabajo realizado en aquellos años terminó siendo desechado, dejando atrás una etapa gloriosa. El punto más bajo, al menos según Duarte, llegó con la presidencia de Víctor Lainez en la Federación Deportiva Peruana de Básquetbol (FDPB). Lainez asumió el cargo en 2009 y estuvo al frente en dos períodos: de 2009 a 2012, y nuevamente de 2013 a 2016.

El por aquel entonces presidente de la FPB heredó una deuda de aproximadamente 130 mil soles con la SUNAT. Para evitar el embargo de las cuentas institucionales, creó la Asociación Peruana de Básquet en 2010, paralela a la Federación, y trasladó todas las funciones administrativas a esta nueva entidad. “Le transfieren todas las facultades propias del manejo de la Federación —la representatividad, los activos, el acervo documentario, todo”, explicó Duarte en una entrevista para este medio. La asociación comenzó a operar como si fuera el ente rector del básquet nacional, pese a que no contaba con el reconocimiento oficial de la Federación Internacional de Baloncesto.

Durante su gestión, Lainez utilizó el escudo y los símbolos institucionales de la Federación en toda la comunicación pública de esta asociación. “Esa asociación no está reconocida por FIBA. Pero él sí, en toda su publicidad y todo, aparece lo del escudo de la Federación”, criticó Duarte. Además, según su testimonio, Lainez transfirió dinero desde dicha entidad a sus cuentas personales, apropiándose de fondos pertenecientes al básquet nacional. Esto llevó al Ministerio Público a denunciarlo por presunto lavado de activos, con un desbalance patrimonial estimado en más de dos millones de soles.

Burocracia y desafiliación

El Instituto Peruano del Deporte (IPD) emitió un comunicado por las suspensión de la Federación en 2018. En este, detalló todo lo sucedido después de la salida de Lainez. Asimismo, afirmó que el 27 de noviembre de 2016 se llevaron a cabo elecciones en la FDPB para el periodo 2017-2020, pero que la junta elegida tuvo una serie de observaciones que no pudieron ser subsanadas y, por lo tanto, se declaró improcedente la solicitud de reconocimiento. Además, como indicaba el IPD en su comunicado, el Consejo Superior de Justicia Deportiva y Honores del Deporte (CSJDHD) sancionó a los miembros de la junta directiva del periodo 2013-2016 encabezada por Víctor Lainez.

Ante esto, la FDPB quedó acéfala, no había nadie con la capacidad legal para administrar los fondos ni tomar decisiones, por lo que el IPD, como dicta la ley del deporte, nombró un Grupo de Trabajo presidido por el ex basquetbolista Ricardo Duarte, “con el objetivo de restablecer la legalidad en la FDPB y convocar a elecciones de seis meses de duración”. Duarte explicó que, cuando fue a Registros Públicos (SUNARP) para inscribirse como presidente de dicho Grupo de Trabajo, le indicaron que habían otras seis solicitudes con el mismo propósito.

Para que se considerara la solicitud de Duarte, tenían que revisar primero las seis anteriores, y cada una tenía la posibilidad de apelar ante un fallo en su contra. Así pasaron los seis meses y el Grupo de Trabajo nunca tuvo facultades para actuar. “El sistema de aquí no permitió verdaderamente que se resolviera el problema por la burocracia y esta gente –los otros seis solicitantes– se aprovecharon de ese defecto, de ese vicio de la burocracia”, comentó el ex basquetbolista.

El mandato de Duarte se amplió por un periodo más y se realizaron gestiones con representantes de la FIBA y del Comité Olímpico Internacional para buscar soluciones al problema. “El Comité Olímpico –peruano– de ese entonces tampoco apoyó, porque tenía que reconocer a este Grupo de Trabajo, pero no lo hizo”, afirmó Duarte. También denotó que los otros seis solicitantes se comprometieron a levantar sus solicitudes, mas nunca lo hicieron. Y así pasaron los otros seis meses, sin posibilidad de que el Grupo de Trabajo efectivamente trabaje.

Nexos intentó comunicarse con representantes del IPD y del Comité Olímpico Peruano; sin embargo, al cierre de esta edición, no ha habido respuesta.

La FIBA observó la situación y otorgó un plazo extraordinario para que la FDPB retirara los títulos pendientes de la inscripción de Registro Públicos. Como la medida no se acató, la máxima entidad del baloncesto envió una carta comunicando la suspensión de la Federación. Esta, posteriormente, se transformó en desafiliación y, como resultado, ninguna selección peruana pudo volver a competir oficialmente en torneos internacionales organizados o avalados por FIBA.

Un problema en cadena

El impacto ha sido devastador. Desde hace más de seis años, Perú ha estado ausente en los principales eventos del ciclo olímpico: Juegos Bolivarianos, Panamericanos, Sudamericanos y clasificatorias continentales. Esta marginación ha frenado el desarrollo competitivo del país, cerrando las puertas a generaciones de jugadores que no han podido vestir la camiseta nacional ni medirse con sus pares internacionales. La desconexión con el básquetbol oficial del continente ha aislado por completo al Perú en el escenario regional.

En el ámbito local, la actividad sobrevive gracias a iniciativas privadas, ligas regionales y campeonatos organizados por clubes o municipios. Sin embargo, estos torneos operan sin respaldo institucional ni proyección internacional. No existe un sistema nacional articulado de formación de talentos, ni programas técnicos supervisados por una federación legítima. El crecimiento del deporte se encuentra estancado, sin objetivos a largo plazo ni rutas claras para los deportistas.

Percy Acosta, presidente de la Liga de Lima, comentó que no hay iniciativas por parte del Estado para promover este deporte. “La Liga de Lima está superando los 2.500 jugadores en cancha todos los fines de semana en categorías que van desde el minibásquet hasta la primera división. Pero Lima no es la realidad nacional”, afirmó. Los problemas en provincia son muy graves y van desde la infraestructura hasta la docencia o los árbitros. “En Lima, la empresa privada lo hace todo y el IPD mira, ni siquiera aplaude, solo mira. Ahora imagínate lo que pasa en provincias”, sostuvo Acosta.

Acosta recalcó que en las diferentes regiones del país hay mucho talento que, con una buena gestión de la Federación, recibiría el apoyo necesario para sobresalir y competir internacionalmente. Los problemas, por lo tanto, no se reducen a cuestiones burocráticas, sino que repercuten en todo el desarrollo del deporte.

Pese a algunos intentos del IPD y del Comité Olímpico Peruano por encaminar un proceso de normalización, los avances han sido mínimos debido a conflictos internos, trabas administrativas y una notoria falta de voluntad política. Victor Lainez y los miembros de su junta directiva continúan siendo investigados por la Fiscalía y están próximos a pasar al juicio oral. La suspensión de FIBA sigue vigente y el básquet peruano permanece en el limbo: sin selección, sin representación internacional y con un ecosistema interno que funciona por inercia.

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