Con una mayor valorización a nivel nacional por los logros alcanzados, conversamos con Jesús Reque, director técnico de este grupo, para acercarnos más a lo que es entrenar a personas con este síndrome.
Por: Ciro Valenzuela
Muchos pueden creer que tener síndrome de down te aísla de la sociedad y te cierra la puerta a diversas posibilidades, como en este caso, el futsal. Debemos ser conscientes que el deporte es un campo para salir a combatir las múltiples adversidades que se presentan en la vida. Por ello, Colectivo Down, de la mano con el comando técnico de fútbol sala, intentan demostrar que sus deportistas también cuentan con características físicas sobresalientes y evidenciar con méritos que padecer una discapacidad no es sinónimo de ser poco eficaz.
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El fútsal down está tomando un poco más de notoriedad en nuestro país, pero muchos desconocen su origen, ¿cuándo se fundó por primera vez la selección de este deporte?
El debut oficial de este grupo inició en el 2019, ya que se avecinaba el Mundial en Brasil; no obstante, se debe aclarar que la formación de estos chicos comenzó en el 2018.
¿Cuál es el ente encargado de esta actividad?
El colectivo Down de Perú o también llamada la escuela deportiva “Empate”, donde se promueve el deporte para niños y jóvenes con síndrome de down. También se puede destacar que se encargan de talleres de psicomotricidad para favorecer el desarrollo tanto de las potencialidades como de las capacidades del niño.
¿Cuál fue tu camino para convertirte en el entrenador oficial de este equipo?
Esta trayectoria comenzó por una publicación en Facebook de “Empate”, ya que buscaban voluntarios para iniciar la preparación de esta selección de futsal down. Me plantearon el proyecto y quedé encantado. Inicié como preparador de arqueros y después, tras la salida de Giancarlo Zárate, se me dio la oportunidad de ser el director técnico.
¿Este cambio de entrenador fue complicado?
Para nada, porque yo laboraba como su asistente y cuento con mucha experiencia en el campo. Fue un proceso de transición, ya que conozco a todos los chicos y siempre se mantuvo una relación muy amigable. Además, tanto Giancarlo como yo, tenemos el objetivo de sacar adelante a los muchachos.
¿Anteriormente te desempeñabas en otro deporte o siempre te llamó la atención entrenar a estos chicos?
Antes, entrenaba niños sin discapacidad. Sin embargo, al meterme en este bello mundo, me apasioné trabajando con deportistas con síndrome de down. Es así como tomé, a tiempo completo, este oficio.
¿Cómo es tu relación de entrenador-jugador?
Muy positiva. Tenemos mucha confianza y nos ayuda a que exista una comunicación muy transparente. Además, sostenemos una retroalimentación mutua y eso nos ayuda bastante como equipo. Existen casos en los que algún deportista, por su conducta, genera un escenario complejo, pero siempre se resuelve de la mejor manera. Soy consciente que cada uno de estos chicos es un mundo distinto y la llegada a estos es un reto.
¿Cómo llegas a tener ese acercamiento de confianza con los jugadores?
Fuera de la cancha también les presento mi apoyo. Cabe aclarar que siempre les doy la libertad en las acciones que hagan pero siempre, junto a mi equipo, los ayudamos a que tomen mejores decisiones.
¿Consideras que nuestra sociedad empieza a tener más conciencia sobre los chicos con síndrome de Down?
Por supuesto. Equipos como Universitarios de Deportes, Alianza Lima y Cienciano se han sumado a la pequeña liguilla que se realizó en octubre. Que estos clubes se unan a lo que poco a poco vamos construyendo, nos ayuda a tener una mayor repercusión. Además, con ayuda del presidente Lozano, la organizadora de “Empate”, Gisella Alvarado, y de algunas marcas, se plantea que para el próximo año tengamos una liga más profesional, que cuente con un Torneo Apertura y Clausura.
Esa visibilidad también se dio por el Mundial realizado en nuestro país, ¿consideras que la Federación Peruana de Fútbol les brindó ayuda después del evento?
La FPF nos brinda mucho apoyo. Debemos agradecer que nos abrieron las puertas de sus instalaciones para realizar el Mundial. Además, antes de la ejecución del torneo, nos permitieron entrenar en la Videna. Agustín Lozano se “puso la camiseta” y nos regaló los implementos necesarios para entrenar y, lo más destacable, el equipamiento oficial que usa la selección peruana. Nuestros deportistas se emocionaron al portar las mismas playeras que Cueva, Gallese, Carrillo y más.
¿Los padres de estos chicos te han agradecido y te han brindado confianza por todos éxitos que has logrado junto a este grupo?
Los progenitores de estos deportistas son fundamentales para este proyecto porque sin ellos no sería posible lograr todos los éxitos que hemos conseguido. Tienen una gran participación en todo lo que el grupo necesite. Si requerimos de algún apoyo económico, ahí están los señores realizando alguna actividad pro-fondos. El apoyo y respaldo de los padres me alimenta demasiado, me hace sentir muy comprometido en ayudar y sacar adelante a sus hijos. Además, tengo una muy buena relación con todas las familias. Tenemos el mismo fin, que crezca el deporte en los chicos con síndrome de down.
¿Qué caracteriza a la selección de futsal down?
Futbolísticamente somos muy intensos y agresivos; intentamos recuperar el balón lo más rápido posible. Cabe destacar que no perdemos la picardía que caracteriza nuestro fútbol, el toque o tiki taka. Siempre se intenta mantener esa esencia del jugador peruano.
¿Qué enseñanzas te han dejado los chicos como persona?
Voy a ser claro, es un privilegio estar a cargo de la selección de futsal down. Como todo entrenador, cuando llega a una institución, va a enseñar y plantear su idea de juego, pero en este caso aprendí muchas cosas que están fuera de lo futbolístico. Te puedo garantizar que entrenar a estos chicos es la mejor experiencia que me ha tocado vivir. Estoy muy orgulloso y satisfecho de los dones que me demuestran estos deportistas; salir adelante y lograr lo que ellos hacen con su discapacidad, es honorable. Aprendí a controlarme y tener mucha paciencia. Me han sumado mucho en la vida, no solo como entrenador, sino como persona.
