Desde alfajor hasta chicharrón, quién se podría imaginar que una cuchara y un recipiente circular desatarían un polémico debate por sus peculiares sabores. En Nexos, te contamos qué opinan los expertos sobre los cuchareables.
Por: Noelia Manrique y Paolo Velita
Como peruanos, lo gastronómico está inserto de manera innata en nuestro paladar, por lo que ya es costumbre tener un bocadillo a nuestro alcance en todo momento. Por ello, ambulantes y restaurantes, desde siempre, ofrecen su comida para llevar en tapers descartables de plástico gracias a su practicidad.
Sin embargo, no fue hasta hace unos meses que un concepto peculiar incendió las redes sociales: cuchareables. Sobrecargando de likes y vistas a todo aquel que crea contenido sobre estos, esta nueva idea ha desatado diversas reacciones entre el público peruano.
Mientras que a ciertas personas les surge la duda acerca de qué es y qué no es cuchareable, otros desean saber si esto es algo realmente innovador. En ese contexto, vale la pena preguntarse cuáles son los secretos que se esconden detrás de este ‘trend’ cuya popularidad subió como la espuma en tiempo récord.
¿Más de lo mismo?
El origen de los cuchareables es incierto. De acuerdo con un reciente reportaje del dominical Reporte Semanal, no se sabe exactamente quién los denominó así, aunque algunos sostienen que viene de España y que los creadores de contenido lo popularizaron. Pero nadie al día de hoy puede decir con claridad quién fue el pionero en introducir la palabra al mundo culinario.
Afortunadamente, su descripción es mucho más fácil de hallar y de explicar. Mónica Ortega, jefa de operaciones de Sienna Bakery, una de las marcas que trajo el término al país, comentó para Nexos que “se caracterizan por ser una porción de postre servida dentro de un bowl de cartón o plástico, el cual se puede comer en cualquier lugar”.
Asimismo, gracias a esta y otras reconocidas empresas pasteleras, los cuchareables tomaron relevancia en el Perú hace apenas unos meses, pues poco a poco se comenzaron a difundir videos sobre una de sus primeras creaciones: el cuchareable de alfajor. Así, los peruanos amantes de lo dulce ocasionaron que este primer producto fuera un boom que nadie pudo parar.
Para Nora Sugobono, destacada periodista gastronómica de El Comercio, lo único novedoso es el nombre. La realidad es que este tipo de recipientes siempre han existido, especialmente en la cocina peruana. Tapers rectangulares, copas de vidrio, cajas de cartón e incluso vasos de plástico son los vasos predilectos para el delivery.
Sin embargo, la experta reconoce que su gran diferencial es la extensa carta que le ofrecen a sus clientes. “Su formato ha sido un éxito porque vende porciones de postres que, normalmente, no se encuentran en este tipo de envases. La variedad de opciones que se pueden integrar a estos es bastante notable”, expresó.
La creatividad de nuestros compatriotas ha ido un paso más allá al momento de adoptar esta tendencia y esto, en vez de dejar a los comensales con un gusto agradable en su paladar, los ha llevado a preguntarse si cualquier plato puede ser parte de esta moda.
¿De dulce a salado?
Cada vez más negocios pasteleros encienden sus hornos para unirse a la tendencia y preparar sus propias versiones en una mayor diversidad de sabores, aunque esta ya no se queda solamente en lo dulce. Recientemente, también la dirección se dirige hacia el mundo salado.
¿Comer hamburguesa con cuchara? Sí, así como lo lees, este es uno de los más recientes cuchareables salados que han salido al mercado. A este se le suman los de ají de gallina, pollo a la brasa, ceviche y hasta arroz con pollo. Con el fin de deleitar y sorprender a sus comensales, los restaurantes no quisieron que la gastronomía peruana quedará fuera y se atrevieron a transformar la forma clásica presentación de estos platos típicos.
No obstante, mientras algunos piensan que es una idea divertida para disfrutar de platillos favoritos, los amantes de la buena comida sienten que esto es una burla a nuestra tradición culinaria. “No me parece agradable comer un pollo a la brasa con una cuchara y con las papas fritas sin crocante por estar remojadas en salsa. […] Y, para rematar, servir un ají de gallina todo revuelto que, al final, le quita toda su belleza”, declaró para Nexos el crítico gastronómico Javier Masías.
Para él, un error es transformar cualquier tipo de alimento sin aplicar un pensamiento gastronómico sobre cómo hacerlos deliciosos. Desde su perspectiva, lo que deberían hacer es inventar platillos, de preferencia dulces, que necesariamente se tengan que comer con cuchara, en vez de degenerar aquellos que ya existen.
Algo similar menciona Sugobono, pues, aunque esté a favor de la creatividad en la cocina, observa que aprovechar la coyuntura para venderle al cliente cualquier cosa dentro de un bowl denota falta de seriedad en los restaurantes. “El otro día encontré un cuchareable de pan con chicharrón, el cual estaba compuesto por una base de pedazos de pan y trozos de chancho por encima. Aquello, simplemente, me pareció nefasto”, proclamó indignada.
Para ella, el concepto debe mantenerse fiel a su presentación inicial: un postre en capas servido dentro de un recipiente redondo. Entretanto, Ortega opina todo lo contrario. Desde un punto de vista comercial, el revuelo alrededor de esta tendencia es, más bien, una gran oportunidad para que muchos locales se den a conocer. “Independientemente de si se dedican a la repostería o no, no la pueden dejar pasar”, agregó.
Máxima temperatura
¿Recuerdas cuando la icónica salchipapa empezó a venderse en cono? ¿O cuando los riquísimos yogures con fruta y granola pasaron a ofrecerse en jars? Estos innovadores formatos iniciaron siendo virales en internet y ya son parte de nuestro universo culinario.
Actualmente, los cuchareables alcanzaron su punto más alto de ebullición, tanto que la gente comienza a preguntarse si es que con ellos también sucederá lo mismo. Al respecto, Masías explica que existen platillos que se comen con cuchara desde el principio de los tiempos, pero no cree que sea por esta tendencia que se amplíe el menú.
“Siempre vamos a tener la necesidad de consumir alimentos tanto portátiles como fáciles de llevar y para los que podamos usar pocos cubiertos. Por eso, esta manera de comer va a seguir existiendo. Sin embargo, la palabra cuchareable es probable que dejemos de escucharla muy pronto”, añadió.
En esa misma línea, Sugobono señala que, más allá del nombre, la idea detrás es atractiva. Gracias a esta, los comensales pueden saborear sus postres favoritos en porciones más grandes de lo habitual, pero sin exagerar hasta el punto de empalagarlos. Ortega, por su parte, acota que la clave es seguir los protocolos necesarios para su cuidado y conservación, sin bajar la calidad tanto de sus productos como de su servicio.
Entonces, pese a que el término cuchareable pueda perder vigencia en cualquier momento, todo parece indicar que este concepto ha llegado para quedarse. Su practicidad facilita el deleite del momento favorito de todos los peruanos: la hora de la comida. Y, aunque existan opiniones divididas, para los gustos y sabores no se han hecho los autores.
