Zoológicos: ¿una forma de conservación o cautiverio de la biodiversidad?

En un país de riqueza natural como Perú, estos recintos se enfrentan a cuestionamientos sobre su papel en la preservación de la biodiversidad y el bienestar animal, desencadenando una reflexión sobre su relevancia en el mundo actual.

Por Catherine Quispe Bendezú

Cuando somos niños, los zoológicos son uno de los destinos en familia más populares. Con ojos curiosos, observamos la diversidad de animales, compramos souvenirs como recuerdo y modelamos para la cámara cada pocos metros. 

Estos espacios han sido parte de la sociedad durante siglos, ofreciendo a las personas la oportunidad de observar de cerca la vida salvaje. En 2019, sólo en el feriado largo por Fiestas Patrias, el Parque de las Leyendas, recibió más de 102, 387 personas. No obstante, en los últimos años, su rol ha sido objeto de debate: mientras algunos afirman que estos parques son centros de conservación que educan al público sobre la importancia de la biodiversidad, otros afirman que son una forma de cautiverio que afecta el bienestar animal . 

Recientemente, Costa Rica cerró, oficialmente, sus dos últimos zoológicos estatales, convirtiéndose en el primer país en el mundo en tomar esta medida. Esta decisión busca proteger la vida silvestre del país, priorizando la preservación en santuarios, centros de rescate y hábitats naturales. 

En ese sentido, surge la siguiente interrogante: ¿Los zoológicos contribuyen o perjudican la biodiversidad? Para abordar esta discusión, Nexos entrevistó a Sara Cuestas, subgerente de zoología del Parque de las Leyendas y a Manuel Bartra, director legal de ARBA (Asociación de Rescate y Bienestar Animal). 

¿Rescate o condena?

Sara Cuestas defiende el papel de los zoológicos como centros de conservación y oportunidad. “Los zoológicos sí contribuyen a la conservación, no solo de fauna nativa, sino también de animales exóticos y de fauna internacional”, comenta. “Son animales rescatados, a los cuales se les da la oportunidad de continuar con su vida, teniendo en cuenta el manejo de los estándares de bienestar animal”. 

Al contrario, Manuel Bartra asegura que los zoológicos son sinónimo de sufrimiento animal. “Han sido prácticamente secuestrados de sus hábitats naturales, de sus familias, de sus seres queridos, y colocados en un espacio ajeno, en el que no se sienten cómodos”, expresa. “Lo más grave es el derecho a la libertad de movimiento, que es de alguna manera reprimido permanentemente en estos espacios de confinamiento”. 

El concepto de los zoológicos se ha transformado a lo largo de los años. Cuestas asegura que, hoy en día, la misión de estos parques se orienta hacia la conservación, sin dejar de lado la exhibición y la educación. “La conservación es fundamental, pues muchas especies ya no se observan en vida libre. Por ejemplo, el águila calva de Estados Unidos se ha mantenido gracias a proyectos de cría en cautiverio liderados por los zoológicos; son ellos quienes la recuperaron”, indica. 

En el Parque de las Leyendas se llevan a cabo una variedad de programas de conservación, que incluyen talleres y actividades. Sin embargo, el enfoque principal radica en la colaboración con universidades, academias, autoridades y centros de investigación. Asimismo, el parque forma parte de la lucha activa contra el tráfico de animales, para lo que realizan campañas de concientización a través de redes sociales, eventos y charlas educativas. Paralelamente, acogen a las especies rescatadas.

Sin embargo, para Manuel Bartra, una alternativa a los zoológicos que no apela al lucro y vela por el correcto rescate de los animales son los santuarios. En Perú, existen nueve Santuarios Nacionales que cubren 317,366.47 hectáreas del territorio, siendo destinos para investigación, educación y turismo. 

“A diferencia de los zoológicos, donde los animales han sido comercializados, como si fueran propiedades, los santuarios acogen animales. Los salvan de los traficantes y los colocan en espacios con libertad y en compañía de sus seres queridos; es otro concepto completamente distinto”, garantiza el abogado. 

Bienestar animal holístico

El cuidado de los animales en los zoológicos es uno de los principales temas de debate. Anteriormente, el bienestar animal se limitaba a garantizar su alimentación, seguridad, limpieza y entorno adecuado. No obstante, en la actualidad, este concepto también abarca la salud psicológica. Según Bartra, “se debe invertir en médicos veterinarios que estén permanentemente monitoreando a los animales, porque la mayoría sufren de ansiedad. Incluso, se deprimen en estos espacios, pues son como cárceles, donde están secuestrados por hacer nada más que por existir”. 

Cuestas también subraya la importancia de prestar atención a los parámetros psicológicos en animales para prevenir posibles patologías. “Antes, teníamos personal que quizás simplemente le gustaban los animales, pero poco a poco se han ido tecnificando. Hoy en día, nuestros cuidadores son también profesionales con distintas especializaciones”, menciona. 

Otro aspecto sumamente importante que repercute en el bienestar animal es la supervisión de los zoológicos. Recientemente, generó gran controversia la noticia de un grupo de jóvenes que se infiltraron en el Parque de las Leyendas para realizar retos en Tik Tok. Para el abogado Manuel Bartra, esto refleja las deficiencias en la regulación de los zoológicos en Perú. “Más allá de la mentalidad de esos chicos y su desprecio a los animales, ha reflejado la falta de medidas de seguridad de los zoológicos, sobre todo considerando que este es uno de los principales del país; ni siquiera tienen vigilancia permanente”, declara. 

La ‘Biblia’ de las leyes

En el Perú, existe la Ley de Protección y Bienestar Animal (N°30407), la cual fue aprobada a finales de 2015 y entró en vigor a inicios de 2016. Su principal objetivo es garantizar el bienestar y proteger la vida de todas las especies de animales vertebrados, tanto domésticos como silvestres en cautiverio. Por lo tanto, rechaza el maltrato y la crueldad hacia estos seres, previniendo cualquier acto que les cause sufrimiento innecesario, lesiones o incluso la muerte. 

Bartra señala que esta es una ley histórica, no sólo porque reconoce por primera vez a los animales como seres sensibles, sino también porque tipifica en el Código Penal los delitos de crueldad y abandono contra animales. Asimismo, establece penas de hasta tres años de cárcel por actos de crueldad y hasta cinco años si el animal fallece como consecuencia de dichos actos. 

El impacto de esta normativa se evidenció el año pasado con el emblemático caso de la perrita Dachi. Su agresor, sentenciado en el penal de Lurigancho por haberla acuchillado repetidamente hasta casi matarla, es la primera persona en el país en cumplir condena bajo esta regulación. 

A pesar de los logros que ha tenido la Ley N°30407, Bartra afirma que esta pasa por alto a los zoológicos como una amenaza. “Aunque el artículo 22 del capítulo 6 prohíbe prácticas que atenten contra el bienestar animal, como la utilización de animales en espectáculos de entretenimiento público o privado, la ley especifica que esto se aplica sólo cuando se obliga o condiciona a los animales a realizar actividades que afecten su integridad o bienestar”, expresa. Por ello, sólo se estaría violando la ley si un zoológico exige que los animales participen en algún espectáculo, como ocurre con muchos circos. “Del mismo modo, la ley exceptúa ciertas tradiciones culturales como las corridas de toros y las peleas de gallos”, agrega. 

Un debate en curso 

Por el momento, no se contempla el fin en esta discusión. Para Bartra, el camino para proteger nuestra biodiversidad está en clausurar espacios como estos, así como en revisar nuestras tradiciones culturales. “Ciertamente, no se está cumpliendo la tarea de sensibilizar, de hacer campañas educativas, de respeto a los animales. Creo que eso es algo en lo que el gobierno también está fallando”, comenta.

Por otra parte, Cuestas confía en los zoológicos como herramientas de conservación. “En un mundo ideal, no existirían centros de cría en cautividad, con cualquier denominación, pero en la realidad, aún coexistimos con el tráfico de animales, con las enfermedades zoonóticas, con diferentes catástrofes”, señala. 

Los zoológicos existen en nuestro país desde hace varios años. Por mucho tiempo, estos fueron vistos como un lugar de recreación; sin embargo, ahora se está comenzando a cuestionar su ética y su contribución a la conservación de la biodiversidad. ¿Persiste su relevancia en una sociedad cada vez más crítica con estos estándares?