Contratos multimillonarios que son una sorpresa para muchos y una galería estelar de deportistas profesionales que decidieron pisar tierras árabes atraídos por las grandes sumas de dinero. Nexos analizó esta federación y su visión próxima a convertirse en potencia futbolística del mundo.
Por: Estefano Cortéz y Stephano Jiménez
Con poco menos de 50 años de creación, pero con la mayor cantidad de inversión en jugadores de talla mundial, la Liga Saudí se encuentra ante los ojos del mundo del balompié. Los salarios de los deportistas que son fichados llaman la atención por su valor entre 100, 200, 300 hasta 400 millones de euros por temporada. Estos son algunos números que poderosos equipos árabes pueden darse el lujo de ofrecer a reconocidos futbolistas para convencerlos de unirse a sus filas.
Sin embargo, todo ello ha conducido a una interrogante que desde hace tiempo viene planteándose: ¿De dónde sale tanto dinero? ¿Es completamente lícito? La mayor parte del patrimonio se le atribuye a inversionistas y dueños de cada institución que cuentan con un gran poder adquisitivo, ya sea por herencia o por los petrodólares. En conversación con Mario Fernández, periodista deportivo con más de 40 años de experiencia y colaborador de El Comercio, y con Juan Carlos Ortecho, editor de Deportes de RPP, averiguamos sobre el manejo monetario de una liga en la que el talento nacional es presuntamente escaso.
Un fair play financiero
El principal objetivo de los equipos árabes es potenciar su fútbol y la competitividad, todo ello mediante un plan nacional que priorice dicho deporte e inyecte una buena fortuna para atraer a los mejores jugadores del mundo. No es la primera vez que sucede. Ligas importantes como la española han tenido un gran crecimiento en base a la importación de talentos del balompié que comenzó desde los años 80 gracias a la idea del director técnico del Barcelona en ese tiempo, Johan Cruyff. En el lado sudamericano, también se ha visto esto. “En la década de los cincuenta hasta los ochenta, Colombia no tenía futbolistas oriundos con la calidad que tienen ahora. En su campeonato hubo una gran migración de deportistas argentinos y peruanos”, comenta Ortecho. Por lo tanto, desde el nivel de fair play, no existe ningún tipo de cuestionamiento en el sentido de que permanece un libre mercado en esta disciplina.
Pero los fanáticos cada vez más están atentos al sportwashing, una estrategia en la que algunos gobiernos buscan limpiar su imagen externa a través de su vinculación con el deporte. El pasado mundial en Qatar fue un claro ejemplo de ello y ahora lo es Arabia Saudita, mediante la incorporación de grandes nombres en su liga. Incluso piensa en ser la próxima sede para el 2030. “Con el dinero baila el mono, imagínate todo lo que pueden hacer con esa riqueza y qué mejor interacción que con el fútbol, el cual es la mayor instrucción que puede haber”, afirma Fernández. Los cataríes aprovecharon la oportunidad y ahora los saudíes cuentan con los buenos ojos de la FIFA.
Mario recuerda cuando Perico León le dijo que le hubiera gustado jugar actualmente porque “los sueldos que ellos ganaban no eran nada parecido a lo que obtienen ahora las jóvenes promesas”. La pelota da botes, a uno le llega más alto y a otro más bajo, pero en tierras árabes la situación parece no tener límite. Al Hilal, actual club de André Carrillo, desde hace más de tres años mantiene un proyecto deportivo de conseguir una plantilla competitiva, por lo que desembolsar exorbitantes cifras nunca fue problema. Marcó un antes y un después con la incorporación de Cristiano Ronaldo en sus filas, quien factura alrededor de 200 millones de euros por temporada.
Guerra de las estrellas
La disputa por ver quién se queda con los mejores jugadores está en curso. Por ello, los equipos importantes de la Liga Profesional Saudí como Al Nassr, Al Ittihad, Al Hilal y compañía quieren llenarse de grandes estrellas. Nombres de figuras mundiales como los de Karim Benzema, Cristiano Ronaldo y N’golo Kanté han sido las principales y recientes adquisiciones de los poderosos clubes de Arabia. Esto refleja que, si una federación tiene las ansias de contar con astros de talla mundial, no es solo para generar mayor impacto sino también para aumentar el nivel futbolístico local.
Sin retroceder mucho en el tiempo, cabe recordar el caso de Edson Arantes do Nascimento, siempre conocido como Pelé. En 1975 fue parte del New York Cosmos de la entonces North America Soccer League, predecesor de la actual MLS. En ese entonces, O Rei recibió cerca de 4.5 millones de dólares por recaer en el cuadro de la Gran Manzana. La idea de contar con el tres veces campeón del mundo era obtener un mayor prestigio, así como repotenciar y revolucionar la liga americana. No obstante, a pesar de haber anotado 60 goles y cosechado dos títulos, esto no fue suficiente para los dirigentes, quienes afirmaron que no se cumplieron con las expectativas iniciales y terminó siendo una pérdida financiera.
Aunque el paso del astro brasileño fue breve, dejó una huella en el fútbol estadounidense y marcó un parteaguas que, en años posteriores, se vio reflejado con la llegada de más deportistas de renombre a la federación americana. Volviendo a la actualidad y centrándonos en el caso de los países árabes, “la billetera no tiene fondo y seguramente esto va a seguir dándose, pero con una mayor organización. Comenzaremos a ver partidos que antes solamente veíamos cuando participaban los jugadores peruanos”, resalta Ortecho.
Un asunto que genera desasosiego
Existen posibles consecuencias a largo plazo que desnivelen el mundo del deporte rey. “Puede haber una fuga de talentos hacia un torneo que no tiene la trascendencia que quisiéramos. Pero, al mismo tiempo, no se ve a corto plazo como algo que ponga en jaque competiciones grandes como la Champions o la Eurocopa”, resalta el editor de Deportes de RPP. Los asiáticos siempre han sabido organizar una federación con mucha importación de jugadores, como es el caso de Japón. No obstante, es un fenómeno que llega a perdurar sin quitarle protagonismo a los principales torneos más condecorados del fútbol tanto europeo como sudamericano.
Asimismo, no hay una opción de fiscalizar por parte de la FIFA por tratarse de una inversión. “Son clubes privados que disponen lo que deseen destinar y mejor les parezca. Nadie invierte para perder, así que no llegaría a perjudicar”, denota el periodista deportivo. Al fin y al cabo, beneficia a los jugadores locales gracias a la interacción y proximidad con futbolistas de gran calibre. Lo cierto es que la revolución de esta liga está siendo un hito en el desarrollo del fútbol saudí tanto a nivel económico como deportivo.