Nuevas formas de repensar y practicar las relaciones están en aumento. Prácticas como el sleep divorce, las parejas LAT y el poliamor, influenciadas por la modernidad, sobresalen en la superficie como respuestas a los problemas de las parejas actuales.
Por Nicol Chauca y Eduardo Vidal
En un mundo en constante evolución, las relaciones de pareja no son la excepción. Las nuevas generaciones, especialmente los centennials y millennials, están redefiniendo el amor y la convivencia, adoptando prácticas que se ajustan mejor a sus estilos de vida y valores. Pese a algunas posibles confusiones, vale la pena explorar los cambios que trae consigo la generación Y y Z.
Nuevos tiempos para el amor
Tanto los millenials como los centennials han encontrado nuevas formas de relacionarse, que resaltan por su diferente forma de convivencia e interpretación de las parejas tradicionales. Estas nuevas generaciones plantean que para consolidar una relación de pareja estable y legítima, no es necesario muchos aspectos que anteriormente se exigían.
Para el antropólogo y sociólogo Jorge Juárez Li, vivimos en una “época de la sobremodernidad o la postmodernidad, un momento donde se caen los grandes relatos”. Con ello, el especialista se refiere a las grandes y extensas narrativas que han sostenido nuestra humanidad desde hace siglos. “Una de estas grandes narrativas es sobre el amor y el ‘por siempre’ de las relaciones de parejas”, añade.
Tal como lo señala Juárez, las relaciones no duran para siempre ni existe una sola forma de ser pareja. Esta “desilusión” por parte de los ciudadanos contemporáneos ha generado una época de cambios que ha llevado, a su vez, a cuestionar y redefinir las formas de relacionarse como el famoso amor de novela, el amor romántico.
El romanticismo que envuelve al concepto de “amor” en las parejas, se ha forjado gracias a las series de televisión, cine y medios de comunicación. Sin embargo, no es novedoso los intentos por reinterpretar este concepto. Para Juárez, “los esfuerzos por entender el amor de otras formas comenzó varias décadas atrás; se hizo en los 80s, en los 90s y ahora”.
Estos cambios van de la mano con la liquidez que caracteriza a la sociedad actual. El concepto de “amor líquido,” que plantea el estudioso se refiere a la idea de que todo lo que aparentemente es sólido se desvanece en el aire. Este concepto refleja una realidad en la que no hay una sola forma de amar, ser familia o generar vínculos.
La sociedad contemporánea, con su ritmo acelerado y sus múltiples exigencias, ha creado un entorno en el que ser pareja de manera tradicional se vuelve cada vez más difícil. “Considero que todo lo que ocurre a nuestro alrededor nos empuja a pensar en otras formas de ser pareja”, manifiesta Juárez.
Nuevas rutas para las parejas
Los conceptos no son nuevos. Aunque quizás te sorprendan, sleep divorce, parejas LAT y el poliamor son dinámicas que se han practicado durante años. La diferencia ahora es que hay una tendencia en aumento, reflejando una mayor aceptación y adaptación a las necesidades contemporáneas.
“Creo que debemos normalizar los dormitorios separados”, con esa línea la famosa actriz Cameron Díaz marcó el podcast Lipstick on the Rim el año pasado.
La estrella de Hollywood generó revuelo en redes sociales con sus confesiones respecto a los hábitos de sueño que mantiene con su esposo, con quien no comparte la misma cama para descansar.
Ella, como muchas otras personas, practica lo que se conoce como el divorcio del sueño, también llamado sleep divorce en inglés. Este ha sido un término sonado en los últimos meses y consiste en que las parejas duermen en camas separadas para mejorar la calidad del sueño y, por ende, la relación.
Las diferencias van más allá de pensamientos, pues también se manifiestan en los horarios al dormir, la necesidad de más o menos luz, los ronquidos o necesidad de ruidos blancos, entre otros. La estrategia es más común de lo que parece puesto que según la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño (AASM) el 43% y 28% de la población millenial y centennial de Estados Unidos realiza esta práctica, respectivamente. Esta decisión permite a las parejas evitar disturbios nocturnos, logrando un descanso más reparador y reduciendo los conflictos derivados del mal dormir.
Pocos son los estudios que existen acerca de los hábitos de sueño en la población joven. El primer informe se publicó el año pasado y se centró en la población española. Los resultados arrojaron que sólo un 24% reconoce dormir bien y lo suficiente. Debido a ello, el mismo documento indicó que las consecuencias de ellos van desde el cansancio y la fatiga hasta el mal humor, irritabilidad y poca atención. Este estado se convierte en una amenaza para el buen desarrollo de una relación.
Si esta práctica no resulta efectiva, existen otras alternativas para las parejas. Gwyneth Paltrow representa a las parejas LAT o “viviendo aparte juntos”, por sus siglas en inglés. Como su nombre ya lo adelantó, este tipo de relaciones se caracterizan por la decisión de mantener residencias separadas a pesar del compromiso de sus relaciones. Como la propia actriz ganadora de un Óscar confesó que es necesario mantener la “emoción” en la relación, a lo cual ha encontrado una salida: mantener una relación estable y comprometida sin la convivencia bajo el mismo techo.
Pero Gwyneth no es la primera ni la última. Nombres enigmáticos como Simone de Beauvoir y Jean Paul Sarte, o incluso, Frida Kahlo y Diego Rivera hace un siglo atrás ya se regían bajo este acuerdo mutuo. De la misma forma, miles de personas en la actualidad han incursionado en esta nueva forma de experimentar su romance.
Y es que, las actividades que se realizan en pares no son diferentes a las demás: salen a cenar, ven películas y quedan con amigos, pero ya no tienen que cambiar todo su estilo de vida por la convivencia con la otra persona.
Sin embargo, para el antropólogo Jorge Juárez Li, estas nuevas formas de repensar las relaciones son síntomas de un ritmo de vida acelerado y cansado que no permite crear vínculos afectivos debido al poco tiempo que poseen. “Mientras se mantengan dinámicas de exigencias y explotación, estos nuevos ritmos de vida estarán en aumento”, aclara.
Por otro lado, cuando hablamos de poliamor, nos referimos a aquellas personas que buscan amar y mantener una relación estable con varias personas de manera abierta y sincera. Este concepto puede romper con las otras dos, porque incluso a menudo recurren a vivir todos los involucrados bajo un mismo techo.
Para el estudioso en la sociedad y comportamientos humanos, este tipo de vínculos no está tan generalizado en nuestro país, sino más bien, se encuentra como “una etapa emergente y a los márgenes de la sociedad”.
Las percepciones sobre esta práctica están bastante enfrentadas. Para algunas personas les parecen más complejas y complicadas que una relación de dos, mientras que otras personas lo ven como una entrada a un amor más libre y genuino. Sea cual sea el caso, esta práctica no está regulada en nuestro país, pero sí en otras 47 naciones del mundo.
El “qué dirán”
Hasta el momento, las tendencias emergentes del LAT y el sleep divorce siguen proliferando por distintos medios. Sin embargo, las presiones y la vergüenza podrían interferir con la libre práctica de estas dinámicas a largo plazo, especialmente en nuestra región. “Mi lectura es que esto ya está ocurriendo más de lo que nosotros sabemos. No obstante, somos una sociedad fuertemente marcada por el ‘qué dirán’”, alerta el sociólogo.
El 35% de las parejas estadounidenses confirmaron haber aplicado el divorcio de sueño en sus noches con regularidad u ocasión, según una encuesta de la AASM. Si bien todavía no se ha publicado una investigación análoga en nuestro país, Jorge considera que sí existen muchas relaciones en las que ambos duermen por separado o, en todo caso, juntos pero sin ninguna interacción afectiva o sexual.
“No es algo que se comenta de manera abierta y pública porque siempre queremos aparentar que las cosas van bien. Estoy casi seguro de que vivimos un momento, a nivel mundial, donde es muy difícil establecer momentos y vínculos de pareja”, concluye el docente.
