Edson Arantes Do Nascimento se llevó el balón al cielo hace un mes con un día. Su legado ha dejado claro que como él no habrá otro. Mario Fernández, periodista deportivo con más de 40 años de experiencia y colaborador de El Comercio, nos cuenta lo que significó Pelé para el deporte rey y sus mejores recuerdos del emblemático jugador.
Por: Stephano Jiménez
O Rei, o símbolo de la perfección, un apelativo que no todos pueden lucir, a excepción del gran Edson Arantes Do Nascimento. Su partida el pasado 29 de diciembre significó una herida profunda que, si bien no fue tan inesperada, resulta difícil de sanar para todo aquel fanático del fútbol, en especial para quienes disfrutaban de los partidos en blanco y negro.
Con tan solo 17 años se consagró campeón del mundo con Brasil, su patria que defendía a morir en cada césped que pisaba. Jugó más de 1110 partidos portando la camiseta del Santos durante 18 años, lo que dejó un debate sobre si alcanzó oficialmente 757 goles según la FIFA o si fueron más de 1200 goles, una hazaña que tal vez ningún otro futbolista llegué a superar. Conversando con Mario Fernández, periodista deportivo de larga trayectoria que hoy colabora con El Comercio, recordamos algunas historias y cualidades que el gran rey del fútbol compartió durante toda su vida, así como detalles que lo llevaron a ser conmemorado por muchos como el mejor de todos los tiempos.
El artista del deporte rey
“Si el fútbol es un arte, Pelé fue un artista, un Picasso”, menciona Mario Fernández, quien relata con emoción y detalles lo que “O Rei” simboliza para todos los hinchas. Lo describe como un Sartre si habláramos de filosofía; también lo dibuja como un futbolista de vestido corto, con chimpunes y medias largas que era recibido por el pueblo como los reyes y el Papa. Asimismo, su cariño era tan diverso que hasta los mismos literatos como el uruguayo Eduardo Galeano se conmueven con solo mencionarlo, y terminan escribiendo un párrafo de admiración casi divina:
“Cien canciones lo nombran. A los 17 años fue campeón del mundo y rey del fútbol. No había cumplido 20 cuando el Gobierno de Brasil lo declaró tesoro nacional y prohibió su exportación. Ganó tres campeonatos mundiales con la Selección brasileña y dos con el Club Santos. Después de su gol número mil siguió sumando. Jugó más de 1.300 partidos en 80 países, un partido tras otro a ritmo de paliza, y convirtió casi 1.300 goles. Una vez detuvo una guerra: Nigeria y Biafra hicieron una tregua para verlo jugar”.
Así, este joven de Minas Gerais remeció el fútbol mundial y, hasta la actualidad, mantiene el preciado título de campeón del mundo tres veces: Suecia 58, Chile 62 y México 70. “La virtud de Pelé nació tan pronto que ganar tres veces fue suficiente para él”, resalta Fernández. Su exquisitez, su manera de driblar y de rematar con las dos piernas como también su salto, cabeceo y control del balón en el pecho son algunas de las características que Mario resalta de esta figura extraordinaria. Cabe destacar que le prometió a su padre traer la Copa del Mundo a casa cuando fue testigo del Maracanazo en el año 1950, uno de los acontecimiento que quebraron el corazón de los brasileños por mucho tiempo. Ocho años después, alcanzó esa gloria anhelada al anotar, además, un doblete en una final del mundo, algo que ningún otro jugador ha conseguido.
Un campeón sin terreno europeo
Pelé jamás jugó en Europa, tampoco ganó un Balón de Oro como lo consiguió Alfredo Di Stefano unos años antes de la aparición del astro brasileño. Muchos se preguntan qué hubiera ocurrido si tal vez hubiera experimentado otros terrenos de juego fuera de su tierra natal, pero el mismo rey se pronunció sobre ello. “Siempre me preguntan por qué nunca jugué en Europa. Me sentía bien en Brasil y el Santos era el equipo de mi vida”, reveló Pelé en una entrevista con la revista Telegraph. El único cambio que hizo fue hacia Estados Unidos, donde llevó puesta la camiseta del New York Cosmos.
A pesar de su amor por el gigante de Sudamérica, recorrió el mundo y también pisó suelo peruano, solo para torneos amistosos. Existió una temporada en la que equipos europeos venían a Perú cada enero y febrero, diferentes competencias en las que Alianza Lima o Universitario de Deportes enfrentaban al Benfica de Eusebio y de Cubillas, por ejemplo. “Los europeos empezaron a llevarse jugadores de acá y toda la picardía nuestra hoy la tienen ellos”, destaca Fernández.
Ante todo, Pelé decidió en su última etapa futbolística salir de Brasil y aceptó jugar en el Cosmos en Estados Unidos. El hecho de hacer clínicas para los niños y aprender el inglés fueron algunas ideas que lo llevaron a tomar dicha decisión. Ni el Real Madrid, el Barcelona, el Milán o el Bayern fueron suficientes para probar un nuevo gusto futbolístico en el exterior.
La corona del rey Pelé
Pelé dejó este mundo hace 28 días. Parece ser que no tiene doble. Si estuviera jugando en la actualidad con la tecnología de por medio, posiblemente todas las estadísticas se hubieran roto. “Viendo a Pelé aprendí que el fútbol es una belleza, el arte más grande que puede haber. Se juega con los pies, pero se piensa con la cabeza”, destaca Mario.
No podemos negar que Messi, por ejemplo, es de los más grandes de la historia por su tremendo recorrido y crecimiento que tuvo a lo largo de los años. Por otro lado, tenemos jugadores como Diego Maradona que, a pesar de su declive, generaba una locura tremenda hacia quien lo viera tocar el balón y disfrutar del verdadero fútbol. Asimismo, Cristiano Ronaldo, con su dedicación y esfuerzo por llegar a lo más alto, dejó en claro que forma parte del trono de los más grandes reyes del deporte. Sin embargo, no hay que dejar de lado a quien, para muchos, descubrió el verdadero significado del fútbol.
Sin ninguna duda fue y es un ícono futbolístico que, dentro y fuera del campo, compartía jovialidad, energía y sencillez. Los estadios del mundo siempre se emocionarán con el grito del nombre Pelé.
