Los estudios son preliminares y aún falta mucho por conocer sobre la inoculación combinada, pero una visión más amplia hacia la estrategia general de inmunización deja precedentes positivos. El epidemiólogo César Ugarte conversó con este medio para profundizar en el asunto.
Haciendo los cálculos correspondientes, a comienzos de año nuestro ritmo de vacunación era tan lento que el tiempo que iba a tomarnos en llegar a la inmunización nacional parecía llevarnos hasta la próxima década. Con los cambios en el Ejecutivo, poco a poco fueron cerrándose nuevos contratos y hoy los lotes llenos de viales aterrizan semana a semana. Pero ante el miedo de no recibir su dosis a tiempo, y aprovechando las políticas de los Estados Unidos y otros países, más de 70 mil personas lograron vacunarse en el extranjero para mayo de este año.
Para agilizar el proceso de vacunación, el Estado creó un registro en donde las personas que pudieron vacunarse fuera del país pueden inscribirse y así tener al día el padrón nacional. Sin embargo, muchos ya han mostrado su rechazo hacia esta iniciativa, ansiosos por inocularse nuevamente en el Perú. De hecho, hay quienes ya lograron hacerlo. El debate moral ante este acto aún queda pendiente, pero hay una controversia aún más importante: ¿qué puede pasar si se mezclan diferentes vacunas?
Lo cierto es que la respuesta aún está en etapas preliminares. Sin embargo, hay ciertos puntos que se pueden aclarar. Nexos conversó con César Ugarte, epidemiólogo de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), quien enfatizó en que no hay que olvidarnos del contexto, puesto que no ha pasado ni un año desde los primeros estudios de las vacunas. Hoy en día, “lo que se está haciendo son varios estudios evaluando cuál es la eficacia ante cada una de las variantes. Lamentablemente, es lo único que hay. Nada más”, aclara.
Ugarte detalla que, más que un tratamiento, la vacuna es una medida de prevención. De hecho, lo que hace es enseñarle al cuerpo a reconocer al virus, para que, cuando ocurra una infección real, el sistema inmune sepa cómo responder. “La vacuna entra, entrena a tu cuerpo y desaparece”, detalla Ugarte. Esa información queda genéticamente almacenada dentro de nosotros y es el propio organismo el que actúa ante la amenaza, y no el medicamento. Esta es una de las razones por las cuales “las vacunaciones han demostrado, hasta el día de hoy, ser una de las intervenciones de la salud pública más eficientes que existen”, explica el entrevistado.
Dicho esto, es importante resaltar que sí existen otros casos donde se mezclan diferentes marcas para vacunar. Ugarte explica que, en muchas ocasiones, las vacunas de refuerzo que se ponen a los niños se combinan. En realidad, la cuestión de las investigaciones es “evaluar si realmente hace ese efecto [de estímulo inmunológico] o no”, añade. Si bien también se toman en consideración los posibles efectos secundarios, el eje central de los estudios es analizar la eficacia de estas mezclas, así como determinar cuáles son las mejores combinaciones. “Tampoco tiene sentido combinar si es que no tiene ningún efecto”, argumenta el epidemiólogo.
Lo que dice la ciencia
En el mundo son ya varios los países que han optado, aún con los estudios en curso, por empezar a aplicar dosis de diferentes vacunas. En un informe realizado por Reuters, hasta mayo de este año, son nueve los Gobiernos que han aceptado estas medidas o han comenzado el proceso de investigación. Estados Unidos, por ejemplo, ha iniciado ensayos clínicos para evaluar la seguridad y la respuesta inmunológica al aplicar una dosis adicional de diferente marca a adultos ya vacunados. Por otro lado, en España se ha permitido que los menores de 60 años que recibieron una dosis de AstraZeneca, puedan decidir entre una segunda de esta misma vacuna o una de Pfizer.
Actualmente, en tres estudios recientes se ha evidenciado que la mezcla de una dosis AstraZeneca con una segunda de Pfizer produce una buena reacción inmunológica. Esto fue detallado en la revista Science, donde también se explica que estos son resultados preliminares y que son “imperfectos debido a que no están diseñados para evaluar la protección real contra la Covid-19”. Es decir, se mide la respuesta inmune con muestras de sangre. Para esto se deberá determinar si esta correlación es útil, por lo que, por ahora, estas conclusiones no pueden ser tomadas como absolutas, por más que sí planteen un escenario positivo.
“Tenemos que esperar a que la evidencia salga”, anuncia César Ugarte. “Acá podríamos estar pensando en los que han recibido Sinopharm, si necesitarán un refuerzo con Pfizer o con Johnson & Johnson. No se sabe”, menciona. Además, explica que estas investigaciones suelen ser sumamente específicas y sus resultados no deben ser generalizados. Por ejemplo, “en pacientes inmunosuprimidos con trasplante de órganos, una tercera dosis de la vacuna Pfizer podría mejorar su respuesta inmune”, argumenta. Eso, sin embargo, no significa que sea replicable en la población general. “Tenemos que esperar a cada uno de esos estudios”, advierte, apelando a la paciencia.
El caso peruano
En nuestro país se ha vacunado a 2,832,366 personas hasta el 24 de junio. Esto es, aproximadamente, el 8.4% de la población total del país. El ritmo de vacunación, por más que estuvo estancado y envuelto en la crisis política del “Vacunagate”, ha tomado viada. Por el momento, el país cuenta con las vacunas Sinopharm, Pfizer y AstraZeneca. Si bien se ha intentado realizar un proceso descentralizado, es clara la diferencia regional en los índices de inoculación. Mientras en Lima se ha logrado vacunar al 10,68% de la población, o en Ica al 9,12%, en regiones como Madre de Dios se ha llegado solo al 2,97%. En Puno, solo se ha inmunizado al 3,38%.
Son muchas las razones que explican estos desbalances. El acceso a ciertas zonas del país sigue siendo lamentablemente precario y complicado. Es por esto que Ugarte considera que todas estas nuevas investigaciones abren un abanico de posibilidades que deben ser pensadas dentro de los parámetros del esquema de vacunación. “De qué me sirve tener estas mezclas si yo tengo una vacuna como la de Johnson & Johnson, de una sola dosis, para poblaciones rurales, donde puedo hacer una campaña de un día y vacuno a toda una población”, menciona.
Más allá de pensar en la posibilidad de mezclar vacunas sin mayor riesgo, se debe recopilar esta información para procesarla de manera más genérica. Es decir, no pensando en la particularidad del individuo que tiene el privilegio de poder acceder a más de una vacuna, sino permitiendo ampliar el panorama de la estrategia de inmunización nacional. Cabe recalcar que la variante Delta ya se encuentra en el país, así como otras variantes de interés o preocupación nacional. Con esto en mente, será necesario que las autoridades, como lo plantean en otros países, tengan en consideración la aplicación de más dosis, y posiblemente, de diferentes vacunas, para potenciar la respuesta inmune.
“Hay que pensar de forma muy estratégica este plan de vacunación”, comenta Ugarte. “La verdad es que las cosas [la vacunación y los estudios] están avanzando de una forma muy rápida. Hay que tener paciencia, pero no tomar decisiones por lo que sale en las noticias”, advierte el epidemiólogo.