El megaproyecto promovido por China planea conectar el continente sudamericano de océano a océano. Sin embargo, ¿cuál sería su impacto en el comercio de la región?
Por Matias Illescas e Igor García
Con la inauguración del megapuerto de Chancay el 14 de noviembre de 2024, Perú ha estado al centro de muchos de los asuntos e intereses comerciales de la región. Uno de ellos es el proyecto ferroviario bioceánico, que Brasil y China firmaron el 7 de julio de este año. El plan contempla la construcción de un corredor que conecte el litoral atlántico brasileño con el puerto de Chancay. Pero, ¿en qué consiste exactamente este proyecto y qué impacto podría tener en el comercio del país y de Sudamérica?
Brasil y China concertaron un acuerdo para estudiar la viabilidad técnica, económica y ambiental de un corredor ferroviario que conecte el puerto de Ilhéus, en Bahía (Brasil), con el puerto de Chancay, en Perú. Por parte del país sudamericano, la empresa estatal Infra S.A., dependiente del Ministerio de Transportes, fue la encargada de concretar la firma; mientras que, en el caso del gigante asiático, la responsabilidad recayó en el Instituto de Planificación e Investigación ferroviaria, según confirmó TV Brics.
El trayecto de la línea férrea sería de unos 3 mil kilómetros aproximadamente y atravesaría la selva brasileña, parte del Amazonas, continuaría por Bolivia o el sur de Perú, y terminaría en el puerto de Chancay. La evaluación de las posibles rutas por las que pasaría el tren es uno de los objetivos del acuerdo firmado. En ese sentido, el secretario Nacional de Transporte Ferroviario brasileño, Leonardo Ribeiro, indicó que el proyecto es el primer paso de una travesía técnica y diplomática para acercar nuestro continente al asiático.
Para Perú, esta travesía tuvo un hito importante en 2019, cuando el país se sumó a la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda. Este se trataba del ambicioso proyecto de infraestructura impulsado por China para estrechar sus vínculos con otros continentes. El megapuerto de Chancay forma parte de esta estrategia, al igual que el nuevo tren bioceánico.
En el caso de Brasil, el país asiático es su principal socio comercial, pero también son aliados como parte del grupo de los BRICS, una asociación de economías emergentes. Esta relación explica el interés de China en invertir en infraestructura en América Latina, con el objetivo de fortalecer el comercio entre Asia y la región.
Las negociaciones sobre este proceso no son recientes, ya que iniciaron en 2014 durante el gobierno de Dilma Rousseff en Brasil. Pero no fue hasta la actual gestión de Luiz Inácio Lula da Silva que se firmó un primer acuerdo. Este avance también responde al fortalecimiento de las relaciones del presidente chino, Xi Jinping, con los mandatarios de Sudamérica, incluida la presidenta peruana Dina Boluarte.
El gobierno de Boluarte, a través del presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Arana, ha señalado que el Perú aún está evaluando su participación en la iniciativa. Por su parte, el canciller Elmer Schialer indicó que el país ya ha participado en negociaciones previas, pero que la situación actual cambia significativamente debido al inicio de las operaciones del puerto de Chancay. No obstante, la situación podría traer grandes beneficios a favor de Perú.
La ruta del desarrollo
Al ser un megaproyecto liderado e impulsado por China y Brasil, se espera que el tren bioceánico genere importantes beneficios para el continente sudamericano. Una perspectiva que aplica especialmente en el ámbito comercial. Esto será, sobre todo, significativo para los países por donde se instalarán los rieles: Perú, Bolivia y Brasil.
“El proyecto ofrece una ruta directa hacia el puerto de Chancay. Incrementaría mucho más el comercio de Latinoamérica con Asia, desviándolo de los mercados tradicionales que estos países tienen. Los flujos comerciales podrían cambiar de una forma realmente impresionante”, afirma Carlos Aquino, economista y director del Centro de Estudios Asiáticos.
En 2024, China reforzó su posición como el mayor socio comercial de Perú. Esto al acumular exportaciones por más de 25 mil millones de dólares, de acuerdo al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur). Incluso en el primer cuatrimestre del 2025, el país asiático concentró el 35% de las exportaciones peruanas. De la misma forma, las importaciones desde China tuvieron un crecimiento, sobrepasando los 14 mil millones en el último año. Con el tren bioceánico, esta relación podría fortalecerse aún más.
El Perú se vería ampliamente beneficiado en términos de desarrollo económico, y el proyecto ferroviario podría incluso atacar a uno de los principales problemas estructurales del país, según el economista Carlos Aquino. “El Perú es un territorio desintegrado. No hay muchas vías de comunicación que conecten la sierra, la selva y la costa. Entonces, de concretarse el tren que atravesaría las tres regiones, todos los pueblos actualmente aislados tendrían una oportunidad de colocar sus productos en nuevos mercados, o incluso exportarlos”, señala.
El experto también sostiene que el sector productivo más beneficiado sería el de la selva. “La mitad del territorio peruano es el Amazonas, y no es posible que no aprovechemos sus recursos. Una de las razones por las que no lo hacemos es la falta de vías de comunicación adecuadas para sacar las cargas y productos”, enfatiza Aquino, pues las posibilidades de vender los productos de nuestra región (con esta nueva vía) son bastante grandes.
Sin embargo, el tren también puede representar un reto para la nación. Aunque el Perú podría incrementar el volumen de materias primas que exporta hacia China, también aumentaría significativamente la cantidad de manufacturas importadas desde dicho país.
“Las manufacturas llegarán más baratas porque el costo de transporte será menor y los tiempos de traslado también se reducirán. También, vendrán muchas más manufacturas. Entonces, si no se hace nada, podría afectar la industria nacional”, advierte nuevamente Aquino, haciendo referencia al riesgo de una mayor competencia para los productos locales frente a un posible ingreso masivo de mercancía china.
El tren bioceánico podría significar una transformación profunda para el país. Esto supone desde dinamizar la economía local y mejorar la integración territorial hasta facilitar la expansión de nuevas rutas comerciales. Sin embargo, también es fundamental anticipar los retos. Si no se implementan políticas industriales adecuadas, se diversifica la oferta exportadora y se impulsa la innovación local. Así, el Perú corre el riesgo de reforzar un modelo de comercio asimétrico con China, en el que sigue vendiendo principalmente materias primas y comprando productos con mayor valor agregado.