De repetidores de contenido a diseñadores de experiencias: así está cambiando el rol del docente en tiempos de inteligencia artificial.
Por Alexandra Jave e Igor García
La irrupción de la inteligencia artificial no solo ha transformado industrias enteras, sino que también ha comenzado a redefinir uno de los pilares más importantes de toda sociedad: la educación. Según el informe Global AI Student Survey 2024 del Digital Education Council, el 86% de los estudiantes ya utiliza herramientas de IA en sus estudios, lo que demuestra que aplicaciones como ChatGPT, Gemini o DeepSeek se han convertido en aliadas cotidianas para ellos.
Sin embargo, no siempre se hace un uso ético de estas tecnologías. En muchos casos, los alumnos delegan por completo sus tareas a la inteligencia artificial, dejando de lado el proceso formativo que los docentes buscan promover. En el Día del Maestro, esta realidad plantea un desafío directo al rol tradicional del profesor. A través de debates sobre la preparación del magisterio, se cuestiona los límites del uso tecnológico y las nuevas formas de enseñar y evaluar en la era digital. ¿La docencia está preparada para convivir con la IA?
Tecnología en las aulas
La aparición de la inteligencia artificial en el ámbito educativo ha marcado un cambio significativo. Tanto alumnos como docentes se enfrentan a un nuevo escenario donde las herramientas pueden potenciar o entorpecer el proceso formativo. “Es el tipo de tecnología que incluso ha impactado en las instituciones educativas, quienes se sintieron presionadas por dar una respuesta que amenazaba el status quo”, asegura Percy Diez, docente y coordinador del Observatorio Tecnológico de la Universidad de Lima.
El investigador y docente Julio César Mateus sostiene que la llegada de la inteligencia artificial representa un cambio tecnológico tan disruptivo como lo fue, en su momento, la aparición de Google. “De pronto, todos los sistemas de búsqueda y de gestión de información se transforman, se facilitan, con el agravante de que ahora hay una tecnología que genera o produce contenidos de forma casi autónoma y bastante sencilla”, comenta.
En ese contexto, surge una pregunta inevitable: ¿están los docentes realmente preparados para enfrentar este nuevo escenario? La respuesta no es unánime. Para Mateus, la transformación es tan profunda y acelerada que ni profesores ni estudiantes están del todo listos. “Estamos reconfigurando nuestros sistemas, nuestros contenidos, nuestras formas de evaluar, por lo que nadie está preparado para esto”, afirma. Y añade que, ante una tecnología que evoluciona constantemente, no se trata de estar completamente preparados, sino que nos queda aprender a adaptarse a su ritmo.
Por otro lado, Diez adopta una postura más optimista. “Ahora, en 2025, gran parte del sistema educativo ya ha explorado esta tecnología. Seguramente lo han ido adoptando a diferentes velocidades, pero en el caso de las universidades ya existe una mayor cercanía con la inteligencia artificial (…) así que han venido preparando a sus profesores”, señala. Si bien el proceso de adaptación no ha sido uniforme, ya se han dado pasos importantes hacia una integración más consciente de la IA en la docencia.
Desafíos docentes frente a la IA
A medida que la IA se integra con mayor fuerza en los entornos educativos formales, los docentes se enfrentan a un nuevo panorama lleno de incertidumbres. Uno de los principales desafíos que se está comenzando a vislumbrar es el cambio en las formas de evaluación. Con relación a ello, Mateus señala un aspecto importante. “El mayor reto tiene que ver con el formato de evaluación. Ya no basta con evaluar el producto final, sino que es necesario hacer un seguimiento del proceso de aprendizaje del estudiante”, comenta.
Esto implica un giro radical en la planificación académica, pues el uso de herramientas como ChatGPT, Gemini, entre otras, ha hecho que tareas como ensayos o monografías puedan ser resueltas en segundos, sin que el docente tenga claro si hubo un aprendizaje real detrás. Según un estudio español titulado Educar en la era de la IA. 7 habilidades necesarias en un entorno cambiante, elaborado por Empantallados.com y GAD3, un 81% de los adolescentes la consideran una “copiloto” que mejora sus habilidades, mientras que un 70% han concluido que ha cambiado su forma de estudiar.
“Así como la calculadora elevó la vara en matemáticas, la IA tiene que hacernos plantear desafíos más complejos a los estudiantes, ya que muchas veces es prácticamente imposible saber si un contenido fue hecho con inteligencia artificial”, explica Diez. Este panorama obliga a los docentes a subir el nivel de exigencia y creatividad en sus métodos de evaluación.
Además, persiste una preocupación por la deshumanización del proceso educativo. Algunos profesores temen ser reemplazados por sistemas de IA capaces de explicar temas con gran claridad y detalle. “Hace 30 años el maestro competía con los libros. Luego fue con Google. Hoy, muchos sienten que compiten con una inteligencia que da respuestas claras y rápidas a casi cualquier tema”, explica el coordinador. Sin embargo, como advierte Mateus, esa competencia puede volverse estéril si no se redefine el rol del profesor. “Si solo repito lo que una IA puede decir, soy reemplazable. Pero si creo experiencias significativas en el aula, soy insustituible”, detalla.
Finalmente, el acceso desigual a la capacitación tecnológica representa otro reto. Aunque algunas universidades han empezado a ofrecer cursos específicos sobre IA generativa, no todos los docentes tienen las mismas oportunidades ni condiciones para capacitarse, una brecha que puede acentuarse en contextos rurales o menos digitalizados.
El futuro de la docencia con la IA
El futuro del maestro no está en competir con la IA, sino en aprender a convivir con ella. Esto para explotar sus ventajas y reforzar aquello que la tecnología no puede ofrecer: la dimensión humana. Para ambos entrevistados, el camino no es resistirse al cambio, sino aprender a usar la IA como una aliada pedagógica.
Como demuestra el estudio anterior, hecho en España a 922 personas (507 padres con hijos menores, 207 adolescentes entre 14 y 17 años y 208 profesores), el 90% de los jóvenes considera que el papel de los profesores sigue siendo fundamental en su aprendizaje. “El profesor debe aliarse con la IA y explotarla como un complemento que personalice la experiencia del estudiante. Ahí el docente gana y gana también el alumno, porque se le propone una experiencia más interesante y retadora”, señaló Mateus.
Por su parte, Percy Diez destaca la importancia de repensar el rol del maestro como un coach o guía intelectual. No es solo transmitir conocimientos, sino el deber de formar competencias como el pensamiento crítico, el enfoque sistémico o la inteligencia emocional. “El profesor del futuro no es solo un transmisor de saber, sino alguien que sabe aplicar el mismo en contextos humanos y enseñar a otros a hacerlo”, reafirma.
Para lograr esta transformación, se necesita una actualización constante, tanto formal como autodidacta. Ya existen múltiples cursos gratuitos ofrecidos por empresas como OpenAI o Google. De esta manera, los docentes que puedan invertir en herramientas premium podrían considerarlo como una forma de aumentar su productividad. Esto para liberar tiempo y dedicarse a lo esencial: enseñar con propósito.
Sin embargo, cabe destacar que aún hay muchos de ellos que no cuentan con los recursos necesarios para acceder a este tipo de herramientas. Entonces, aún es un reto a la espera de solución.
“Los docentes tenemos que estar tranquilos porque somos irremplazables desde los afectos que construimos. Ninguna IA podrá competir con la asertividad, la empatía o la capacidad de crear un clima de aprendizaje seguro. En eso no hay comparación posible”, concluye Mateus, quien reafirma que los docentes son irremplazables debido a su componente humano.