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Manos que hablan: Los retos de la lengua de señas en el Perú

Desconcierto, exclusión y frustración son sensaciones que florecen en los miembros de la comunidad sorda ante las barreras comunicacionales contra las que se chocan a diario. En nuestro país existe una ley para reconocer e impulsar la lengua de señas peruana, pero ¿esta se cumple realmente?

Por Noelia Manrique y Luciana La Torre

¿Te imaginas que una actividad tan cotidiana como la comunicación sea un gran reto? Esta es la realidad que enfrentan los más de 40 mil peruanos que pertenecen a la comunidad sorda, cuya lengua materna es la de señas. Sin embargo, la invisibilización que existe hacia ellos y su idioma es una certeza que nadie puede negar.

En el Perú, existen menos de 100 intérpretes acreditados oficialmente para el total de personas sordas. Por fortuna, la razón detrás de esta ínfima cifra no se debe a la falta de interés de la gente por querer instruirse en este idioma, sino todo lo contrario: esta situación es fruto de la falta de acción por parte del Estado.

Ser un puente entre ambos mundos requiere mucho más que simplemente saber sus lenguas maternas. Se necesita dominarla y adentrarse en la cosmovisión que esta encierra sobre cada uno de ellos mediante espacios que formen profesionales en lengua de señas. Nuestro país todavía aprende a caminar en ese sentido, pero este es tan solo el origen de las toneladas de dificultades contra las que debe luchar diariamente la comunidad sorda.

Gritos en silencio

Vladimir Velázquez, atleta y nadador profesional, arribó al Perú luego de que la crítica situación de su querida Venezuela lo obligará a migrar. Sin embargo, la adaptación no fue sencilla. Más allá de su imperante necesidad por empezar de cero, él es una persona sorda que tuvo que enfrentarse a grandes obstáculos, pues a diferencia de su país, aquí estos son mucho mayores para su comunidad.

“Cuando yo llegué se me hizo complicado empezar a trabajar. A pesar de ello, la experiencia que tengo de comunicarme con personas oyentes me ayudó bastante, pero igualmente debo hacerlo muy despacio y poco a poco, para que también los padres de mis alumnos puedan conocerme y hasta sepan cómo conectar con sus hijos sordos”, comentó haciendo uso de sus manos para su entendimiento.

Velázquez, hace dos años, decidió utilizar su formación como profesor de educación física para contribuir a la comunidad sorda fundando una pequeña escuela de natación exclusiva para ellos. El círculo militar de Chorrillos, la academia Natación JK-SPLASH en el Callao y la piscina El Delfín en San Juan de Lurigancho fueron los que le abrieron sus puertas para que dictara sus clases. “Con el deporte deseo que se pierda el miedo. Busco que mis estudiantes salgan, realicen más actividades y hasta participen en competencias”, añadió con una sonrisa.

Para poder entendernos, él leía nuestros labios, nosotros observábamos sus movimientos atentamente y ambos nos valimos de la escritura. No obstante, este proceso significa un gran esfuerzo, pues no todos tienen la voluntad y paciencia para detenerse a mirarlos y tratar de comprenderlos. “La primera barrera es lograr que haya una comunicación, a veces debo ser más visual para expresarme, me he visto en la necesidad de trabajar en la inclusión y promoverla”, relata a través de señas.

Y es que las personas sordas están constantemente enfrentándose a grandes desafíos, ya que les toca vivir en un mundo diseñado para oyentes. Ronald Peña, quien quedó sordo al año y medio debido a un fuerte cuadro de meningitis, confiesa que ante la falta de intérpretes en el Perú se siente totalmente excluido. “Me provoca frustración y aislamiento no poder expresarme completamente o entender a los demás. Pareciera que mis necesidades de comunicación no son importantes para el entorno. Necesitamos intérpretes porque la comunidad sorda no puede ser truncada”, mencionó. 

Cada vez que se moviliza en transporte público, este viaje se transforma en una odisea porque no se le informa si es que hay un cambio de ruta y los cobradores no entienden que él no puede escucharlos. En el sector público, aunque admite que ya se ha avanzado un poco, estos esfuerzos son insuficientes. Siendo licenciado en ingeniería informática, Peña admite que el mayor desafío al que se enfrentó fue en la educación. “Los profesores no tenían conocimientos sobre cómo comunicarse con personas con discapacidad auditiva, no entendían cuando yo hablaba y no me tenían paciencia. El uso de términos técnicos complicados casi destruyó mi sueño de obtener un título profesional, pero con mucho esfuerzo y gracias al apoyo de mis compañeros pude cumplir mi meta”, agregó.

Al igual que él, Carlos Suárez también tuvo el apoyo de personas comprensivas que le tendieron la mano cuando más lo necesitaba. Él quedó sordo a los cuatro años luego de un grave accidente. A pesar de que no pudo terminar la secundaria, sus padres lo mandaron a estudiar a un instituto con la intención de poder asegurarle un futuro. Es así como llegó hasta las oficinas de El Peruano. “Yo trabajo como diagramador y, desde el primer día, mis colegas me explicaban cuando algo no entendía, sobre todo en la adaptación a lo digital. Todo pasó a ser más rápido, pero sigue sin haber intérpretes. A veces los clientes son pacientes, otras solo hablan y yo no los comprendo”, nos confesó frustrado.

Pese a ello, nada lo detiene. Él lleva trabajando para el diario desde hace más de cinco décadas y, en el 2022, fue premiado por el Gobierno como el primer trabajador con una discapacidad auditiva con mayor trayectoria laboral continua en una empresa estatal. Un camino similar sigue su gran amiga del colegio Rosario Rejas, quien también es sorda y sirve al ejército hace 44 años. “Hago computación, programación, impresión. Todo, todo. Pero es difícil para nosotros conseguir trabajo. Me da pena porque hay mucha pobreza”, mencionó.

Entre las sombras

La Lengua de Señas Peruana (LSP) cuenta con estructuras gramaticales que la diferencian de otras variantes alrededor del mundo. Desde el 2010, el Gobierno peruano reconoce a la LSP como una lengua oficial del país, pero la comunidad aún se enfrenta a diversos problemas en términos de la accesibilidad y difusión de su código lingüístico. 

“La LSP está fuera de política lingüística del país. Como consecuencia, no se le trata de manera equitativa, por lo que no tenemos un perfil de intérprete ni un lugar dónde estudiar la carrera de interpretación de lengua de señas”, explicó Alexandra Arnaiz, intérprete y miembro fundador de Núcleo Somos, asociación que trabaja por la formalización de intérpretes de LSP.

Inclusive, si la situación es complicada para los intérpretes oyentes, lo es mucho más para ese grupo reducido de intérpretes sordos, cuya labor es fundamental para que el entendimiento sea mayor. “Perú aún no reconoce el perfil de un sordo que asuma el rol del intérprete. Es necesario visibilizar que él puede hacerlo sin ningún inconveniente”, narró De Jesús, miembro de la comunidad sorda y que se dedica a la interpretación hace algunos años.

De tal forma, el aprendizaje temprano e integral de esta lengua supone uno de los retos más grandes porque la mayoría de los colegios que brindan una educación especializada son privados y exclusivamente para primaria. De acuerdo con Isabel Rey, intérprete de lengua de señas peruana en Latina Televisión, es vital que la misma comunidad sorda tenga más posibilidades de acceder a su lengua materna.

“Se necesita una educación bilingüe y bicultural en la que ellos sean educados en su propia lengua, que es la lengua de señas y después que aprenden la segunda lengua, que en el Perú sería el español”, agrega. Por lo tanto, el Estado debe invertir en darles una educación de acuerdo a sus necesidades para que tengan un poco más de facilidades para comunicarse con la comunidad oyente, pues Suárez nos relataba que muchos sordos no saben leer.

No obstante, hasta la fecha, en la mayoría de escuelas y universidades la lengua de señas es un componente no obligatorio. El poco acceso a materiales didácticos en LSP representa otro obstáculo en la inclusión de esta lengua en una mayor cantidad de instituciones y la sociedad en general.

Una luz de esperanza

A pesar de todo, en nuestro país han surgido diversas iniciativas con el propósito de apoyar la incorporación de la comunidad sorda, promoviendo la comunicación eficaz en varios ámbitos de la sociedad. Estas acciones van desde el desarrollo de tecnologías que facilitan el entendimiento y el acceso a servicios esenciales para las personas sordas, hasta la incorporación del LSP en el arte y la cultura.

ASSORELI (Asociación de Sordos Región Lima) es una asociación civil sin fines de lucro conformada por personas sordas, cuyo objetivo principal es mejorar las condiciones de vida de la comunidad sorda del Perú, además de promover la accesibilidad universal, la igualdad de oportunidades y la defensa de los derechos de las personas sordas. Para ello, la entidad trabaja en representación de los intereses de esta comunidad, proporcionando servicios como la enseñanza y conservación de la LSP. Asimismo, se encuentra inscrita en el Registro de Proveedores del Estado, permitiendo colaborar en proyectos gubernamentales para el beneficio de las personas sordas.

Bajo el mismo espíritu de inclusión, Yapaykuy es una iniciativa que, junto a CONADIS, creó un sistema de gestión accesible para la comunidad sorda, el cual permite su inserción exitosa en centros laborales alrededor del país. De este modo, capacita a los líderes de las empresas en el uso de herramientas inclusivas, simulaciones y auditorías coordinadas. Este proyecto también ofrece la aplicación Yapaykuy PCD, la cual cuenta con los servicios de intercomunicador, traducción en pictogramas, diccionario de Lengua de Señas Peruana y configuración de la entonación.

Pero el compromiso peruano con la comunidad sorda no termina allí, ya que no solamente hay que incentivar que haya más intérpretes, sino que estos realmente tengan una adecuada formación. En ese contexto, surgió Núcleo Somos, una organización que, consternados por la falta de decisión política por darle la categoría de lengua originaria a la LSP, decidieron luchar por la profesionalización de los intérpretes. 

“Viendo que tenemos la necesidad de capacitarnos, hemos tenido nosotros mismos que encargarnos de nuestra formación para que así la comunidad tenga intérpretes que realmente les den un buen servicio de calidad. No puedes pensar que resuelves el problema colocando a un principiante, así no estás haciendo respetar el derecho al acceso a la información a la persona sorda”, agregó Arnaiz. 

Sin embargo, no hay duda de que la comunidad sorda en el Perú todavía sigue enfrentándose a numerosos desafíos. Pese a los avances logrados, aún queda mucho camino por recorrer. “La comunidad sorda siente la necesidad imperiosa de ser vista, reconocida y tomada en cuenta. Tiene necesidades como todo ser humano, de respeto, de consideración. Pero, sobre todo, tiene ansias de cumplir sus sueños, conseguir independencia económica, progresar y alcanzar su bienestar”, proclamó Peña. 

En general, la historia de luchadores como Vladimir Vásquez, Ronald Peña y Carlos Suárez nos demuestra que, con tenacidad y esfuerzo, es posible superar las barreras impuestas por una sociedad como la peruana, pero también pone en evidencia la necesidad de trabajar por un Perú más inclusivo y equitativo para la comunidad sorda.

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