Dulce, versátil y delicioso, el chocolate ha cautivado el paladar del mundo entero desde tiempos ancestrales. Pero, más allá de su sabor, se han creado diversos mitos sobre sus propiedades. ¿Qué tanta verdad hay en ellos? En Nexos, los expertos te lo revelan.
Por: Noelia Manrique y Cynthia Carmen
¿Por qué pensamos que el chocolate es sinónimo de felicidad? ¿Será acaso por la icónica novela de Roald Dahl en la que Charlie gana un boleto dorado para visitar la fantástica fábrica de Willy Wonka? El chocolate es plasmado no tan solo como un dulce regalo, sino también como un símbolo de nostalgia y esperanza que, cuando lo degustamos, nos transporta a los momentos más especiales de nuestra infancia. Por ello, cada 13 de septiembre, desde 1995, se celebra su día.
El objetivo es homenajear a este exquisito manjar que, con su versatilidad y distinguido sabor, ha logrado cautivar a diversas civilizaciones hasta la actualidad. En el caso del Perú, su importancia es indudable, pues poseemos una inmensa cantidad de variedades de cacao en 17 departamentos del país. Psicológicamente relacionamos a este dulce con la alegría, pero, ¿es realmente posible que este mejore nuestro estado de ánimo?
Sonrisas y cacao
Cuando tenemos un mal día, es casi imposible que no se nos antoje un delicioso chocolate para endulzar ese amargo momento. Afortunadamente, para los fieles creyentes de que este dulce sí provoca felicidad, la ciencia ya se ha encargado de confirmarlo. Compuesto por más de 300 químicos naturales, este alimento contiene estimulantes capaces de producir reacciones positivas en el cuerpo de quienes lo consuman. Sin embargo, Abimael López, ingeniero agrónomo especialista en cacao, recalca que los beneficios se encuentran en los chocolates artesanales por tener más cacao y no en aquellos realizados industrialmente, cuyos ingredientes principales son el azúcar y la manteca vegetal.
En esa misma línea, el doctor David Liviac, médico endocrinólogo, señala que el chocolate negro es el que tiene mayores efectos sobre nuestras emociones, ya que es 70% cacao. “Al ingerirlo, aumentan nuestros niveles de serotonina, la sustancia que regula nuestro estado de ánimo, y los de dopamina, conocida como la hormona de la felicidad. Por eso, nos sentimos bien cuando lo comemos”, menciona.
Inclusive, ambos expertos afirman que este alimento puede llegar al punto de potenciar el enamoramiento entre las personas, por ello se dice que es afrodisiaco, pero tampoco debemos abusar de su consumo. “El chocolate te da energía y te pone de buen humor, pero no puedes depender de él para que te dé alegría”, declara Vanessa Rolfini, catadora experta de este dulce. Este exquisito manjar tiene milagrosas propiedades que lo han hecho protagonista de muchos mitos en el ámbito de la salud, por lo que se duda sobre qué tanta veracidad existe en ello.
Dulces verdades
En los lugares donde se cultiva el cacao, a las mujeres embarazadas se les recomienda tener una dieta a base de cacao para aliviar las molestias del parto, dando paso al chocolate como el mejor aliado para calmar los cólicos menstruales. “El chocolate oscuro ayuda a que el cuerpo humano segregue más oxitocina, una hormona que aumenta la energía y hace soportable los malestares intensos de estos días”, explica el señor Lopez. Por otra parte, Liviac comenta que consumirlo fomenta la liberación de endorfinas que ayuda a las mujeres a disminuir su sensación de dolor.
Se piensa que el consumo de este alimento incrementa la aparición de acné. Sin embargo, la realidad es que aquello se debe a la malinformación que existe. “La golosina que compramos en las tiendas es la que genera problemas dermatológicos, pero esta tiene más azúcar que cacao, por lo que técnicamente no es un verdadero chocolate”, aclara el Dr. Liviac. Adicionalmente, por esta concepción errónea del dulce, también se dice que este causa obesidad y aumenta el colesterol, pero sucede todo lo contrario: según Rolfini, el alto contenido calórico del cacao lo convierte en un alimento súper saludable y sustancioso.
Actualmente, cabe destacar que se están creando nuevas variedades con mayor diversidad de endulzantes naturales. Entre ellos, panela, zanahoria, yacón, zapallo y betarraga. Incluso, se están vendiendo tanto chocolates veganos como keto con cero glucosa, narró el señor Lopez, una de las mentes maestras detrás de estas iniciativas. Por si esto fuera poco, los antioxidantes y flavonoides de este manjar contribuyen a que la sangre circule de mejor manera, por lo que puede ralentizar el deterioro cognitivo durante el proceso de envejecimiento. “Algunos de sus componentes permiten que los vasos sanguíneos se dilaten y, por lo tanto, corra un buen flujo de sangre hacia el cerebro”, manifiesta Liviac.
Harto chocolate peruano
A pesar de que nuestro país es mundialmente reconocido como un productor y exportador de cacao, sorprende que el consumo per cápita de chocolate a nivel nacional sea extremadamente bajo. Rolfini precisa que el peruano tiende a comer solo 500 gramos de este al año. Para ella, una de las principales razones detrás de esta situación es el factor cultural, ya que los postres tradicionales del Perú no lo contienen. “El peruano es muy afortunado por tener toda esta variedad de chocolates y cacao. Es un lujo y un tesoro que no sabemos reconocer”, añade.
Por eso, la meta del sector chocolatero, conformado por aproximadamente 90 mil productores, es incrementar este cálculo a 1 kilo para 2025. No obstante, aunque se está lejos de la meta, sí hay un aumento constante del consumo de cacao. “Antes, la gente comía chocolate con porcentajes de cacao más pequeños; el resto del producto era maní, azúcar, leche u otros. Ahora, en la misma porción, se ha incrementado la cantidad de cacao,” sostiene Rolfini. Esta ha sido una estrategia premeditada por los cacaoteros con la finalidad de subir el consumo.
Pero, como aún hay mucho camino por recorrer, la tierra prometida del sector chocolatero es la exportación. Por ejemplo, el señor López indica que el 95% de la producción de Norandino, la cooperativa en la que trabaja, es para el mercado externo. “No nos dedicamos a comercializar aquí, ya que no hay demanda y tampoco podríamos satisfacer a nuestros clientes internacionales”. De tal manera, los pequeños productores que carecen de los recursos suficientes para llegar hasta el otro lado del mundo, se enfrentan a los deseos de los grandes empresarios.
“Si no hay quien quiera su producto, se les complica bastante porque terminan vendiéndolo a intermediarios que no valoran la buena calidad de la producción”, aclara López. Aparte de ello, dedicarse a este rubro también se vuelve más difícil por lo laborioso que es el proceso de cosecha y poscosecha. “La cadena de valor estuvo subpagada por muchos años debido a que el cacao se recolecta a mano. Ahora con apoyo, rezo para que los productores inviertan sabiamente en sus equipos”, señala Rolfini.
En ese contexto, una luz que ilumina el camino del mercado chocolatero nacional son iniciativas como las certificaciones. Estas establecen precios base para proteger a los productores frente a las fluctuaciones de la demanda. Además, mientras más ONGs y cooperativas se sumen a resguardar el comercio del cacao, la industria del chocolate peruano seguirá creciendo en el extranjero y, posiblemente, a nivel nacional. La oportunidad está en nuestras manos para valorar y seguir llevando sonrisas con el verdadero ‘oro marrón’ que nuestro país ofrece.