La propagación de una nueva variante de la antes denominada viruela del mono ha encendido las alarmas a nivel internacional. Con el aumento de casos letales en otros países, las autoridades en Perú se preparan para enfrentar este nuevo reto sanitario.
Por Catherine Quispe e Igor García
El Mpox, o anteriormente denominado viruela del mono, es una enfermedad zoonótica, cuyos orígenes se remontan a 1958, cuando fue descubierta en una colonia de monos destinada a la investigación en Dinamarca. Pero no fue hasta 1970, en Zaire —lo que es la actual República Democrática del Congo (RDC)—, que se documentó su primer caso en humanos.
Si bien han pasado varios años desde su aparición, esta ha prevalecido en el tiempo. Inicialmente, la enfermedad se limitaba a regiones de África Central y Occidental, pero, en los últimos años, ha experimentado una expansión geográfica significativa. Su primer caso se registró a mediados del 2022, cuando se advirtió un aumento en los brotes. Según los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), Perú se posicionó como el cuarto país con mayores casos de Mpox en Latinoamérica. La situación se volvió crítica y la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró una emergencia sanitaria.
Hoy repetimos la historia. Tras varios meses bajo control, el virus ha evolucionado con la aparición de una nueva variante: el clado 1b. A diferencia del clado 1, esta nueva cepa tiene una mayor letalidad. De acuerdo con la Fundación IO, desde el inicio del año, la República Democrática del Congo ha reportado 19,667 casos y 575 muertes en aumento. Este panorama ha intensificado el pánico a nivel global y ha llevado a la OMS a declarar nuevamente esta enfermedad como una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII).
Tras el brote
El Mpox es causado por el virus Orthopoxvirus, que pertenece a la misma familia de virus de la viruela, por lo que comparten algunos síntomas, como los característicos sarpullidos en la piel. No obstante, a diferencia de la viruela, la viruela del mono es menos transmisible y menos peligrosa. De acuerdo con las Naciones Unidas, su tasa de mortalidad varía entre el 0,1% y el 10%, en comparación con el 30% de la viruela.
En los últimos años, se han registrado dos clados o variaciones genéticas distintas de la viruela del mono: el clado I de la cuenca del Congo (África central) y el clado II de África Occidental, la más leve de las dos. Sin embargo, el brote actual ha revelado una nueva versión del virus en el clado I, denominada clado 1b, que se distingue por su mayor gravedad y transmisibilidad.
El virus se transmite principalmente a través del contacto directo con sangre, fluidos corporales, lesiones en la piel u objetos contaminados, como ropa y sábanas. También puede propagarse mediante el contacto con mucosas de animales infectados. Por este motivo, el infectólogo César Sánchez enfatiza que “el aislamiento es la mejor forma de cortar la transmisión”. Asimismo, señala que las personas más vulnerables al Mpox suelen ser jóvenes entre los 30 a 40 años, y en 2022, se observó una prevalencia en quienes viven con VIH.
En cuanto a los síntomas, el Mpox se manifiesta a través de una serie de síntomas que incluyen:
- Erupciones con llagas en la piel que pueden parecer ampollas
- Fiebre
- Escalofríos
- Dolores musculares y de espalda
- Cansancio
- Fatiga
- Inflamación en los ganglios linfáticos
- Dolor de garganta, congestión nasal o tos
Sánchez explica que el Mpox atraviesa tres fases principales. La fase inicial, que dura aproximadamente una semana, se caracteriza por síntomas clásicos como fiebre, malestar general y fatiga. Una vez que estos síntomas ceden, comienzan a aparecer los sarpullidos, que al principio son planos, pero que con los días se llenan de pus. En la etapa final, estas lesiones forman costras que tardan hasta cuatro semanas en desprenderse por completo.
Hasta el momento, no existen tratamientos específicos para el Mpox, y el manejo depende de la severidad del caso. Los cuadros leves se tratan de forma sintomática, utilizando medicina para el dolor y la fiebre o antihistamínicos en caso de picazón. En muchos casos, las lesiones pueden sobreinfectarse, lo que requiere el uso de antibióticos. El objetivo de este tratamiento es reducir la extensión de las lesiones y minimizar el riesgo de mortalidad.
Cercos de protección
De acuerdo al Ministerio de Salud (MINSA), actualmente en Perú se registran 77 casos de viruela del mono, de los cuales 73 corresponden a hombres y 4 a mujeres, todos en el rango de 30 y 59 años. Lima es el departamento más afectado, concentrando 55 de los casos. Sin embargo, afortunadamente, la nueva variante de la viruela símica, conocida como clado 1b, una cepa más letal y contagiosa, aún no ha llegado al país, lo que significa que tanto el gobierno como el MINSA tienen que tomar acción urgentemente para prevenir posibles situaciones lamentables.
El Mpox no es una enfermedad que apareció de repente. Alrededor del mundo se han presentado casos de esta nueva variante durante varios meses. El MINSA peruano no ha ignorado esta situación, debido a que, desde junio de este año, ha estado proporcionando recomendaciones para prevenir la viruela del mono, la cual se presentó en el país desde el 2022, y desde entonces se han registrado casos aislados.
El 16 de agosto del presente año, el MINSA, a través del Centro Nacional de Epidemiología y Control de Enfermedades (CDC Perú), emitió una norma técnica sanitaria para vigilancia del nuevo linaje de viruela símica (Mpox) en Perú, declarando una alerta epidemiológica a nivel nacional ante el riesgo de introducción de esta cepa más letal.
Dicha acción se realizó con el propósito de alertar a los establecimientos de salud públicos y privados sobre la posible llegada del Mpox al país. El documento de alerta recomendó intensificar las acciones de vigilancia e investigación epidemiológica, fortalecer las competencias del personal de salud en el primer nivel de atención frente a esta enfermedad e implementar diferentes servicios de salud para garantizar una atención adecuada de las personas que resulten afectadas por esta enfermedad.
Además, según el Ministerio de Salud, se está fortaleciendo la operatividad de diferentes laboratorios, equipándolos con material genético avanzado para la identificación del Mpox, y se asegurará el stock necesario de insumos críticos y recursos humanos capacitados para implementar de manera efectiva las estrategias de vacunación dirigidas hacia las personas pertenecientes a los grupos más vulnerables.
No obstante, la vacuna utilizada contra la viruela del mono que consta de dos dosis, llamada “Jynneos”, del laboratorio danés Bavarian Nordic, está diseñada únicamente para prevenir complicaciones graves asociadas a esta enfermedad. Tal y como explicó César Munayco, director de CDC Perú, “la vacuna no sirve para evitar la epidemia”. Su objetivo principal es interrumpir la cadena de transmisión, complementandose con el aislamiento y tratamiento del infectado con el posterior seguimiento de sus cercanos.
La epidemióloga Emilia Bernal comenta que para el tratamiento, el cual tiene la duración de cuatro semanas, “se utilizan analgésicos antipiréticos y la manutención de una buena hidratación en la piel para su cuidado y asegurarse que las erupciones se mantengan limpias”. También, resalta que el tratamiento está dirigido principalmente para los sintomatológicos y asintomáticos.
Agujeros en la red sanitaria
La situación en el ámbito de la salud, especialmente cuando se trata de la pública, enfrenta numerosos desafíos, como es habitual. “Las infraestructuras y los recursos médicos que posee la salud pública son muy limitados, sobre todo en las áreas rurales”, señala la epidemióloga Bernal. Esta realidad complica considerablemente el control de los brotes y destaca la necesidad urgente de mejorar las capacidades del sistema sanitario.
El acceso desigual a la atención médica es otro problema crítico. Según la experta, muchas comunidades en Perú se encuentran en áreas remotas con acceso limitado o nulo a los servicios de salud, lo que no solo complica la detección y el tratamiento oportuno de los casos, sino que también afecta la distribución equitativa de las vacunas o medicamentos esenciales contra la viruela del mono. Una disparidad en el acceso a la atención que no ayuda a disminuir la propagación de enfermedades y pone en riesgo a las poblaciones vulnerables.
La escasez de médicos ilustra claramente esta desigualdad. Según datos del INEI del 2020, en Arequipa por cada médico colegiado hay 240 habitantes. Sin embargo, la situación es aún más grave en el Amazonas, donde la proporción es de un médico colegiado por cada 1,569 habitantes.
De acuerdo a la epidemióloga Emilia Bernal, el impacto económico del brote de viruela del mono en el sector salud es comparable al que se experimentó durante la pandemia de Covid-19. La experta indicó que “se puso una presión adicional sobre todo el sistema de salud y los recursos financieros del Perú”, demostrando la urgencia e importancia de una planificación y gestión de los recursos ante una amenaza sanitaria.
Lecciones del pasado
Enfrentar continuos brotes de enfermedades infecciosas representa un desafío complejo que requiere de adaptación y aprendizaje constante. La pandemia del COVID-19 ha brindado valiosas lecciones al sistema de salud peruano, que ahora busca evitar cometer los mismos errores del pasado frente al nuevo desafío del Mpox. Comparar ambas experiencias permite evaluar si las estrategias del sistema sanitario han evolucionado y determinar si existen similitudes significativas entre ambas enfermedades.
“La pandemia del Covid-19 y los casos del 2022 de la viruela del mono han mejorado la identificación temprana y aislar rápidamente los casos”, afirma el infectólogo César Sánchez, quien además indica que no solo se fortaleció el sistema de salud, sino también la población, que ahora está más alertas ante cualquier tipo de enfermedades.
Por otro lado, la epidemióloga Bernal comenta que “la viruela del mono demostró tener potencial para propagarse de forma internacional, pero no cuenta la misma capacidad de contagio que el Covid-19”. Un factor crucial al comparar ambas epidemias. Asimismo, es importante tener en cuenta que la mortalidad de la viruela del mono es mucho más baja en comparación con el Covid-19.
El Mpox, de acuerdo a la experta, se transmite mediante el contacto directo o indirecto de los infectados. El relacionarse con las personas afectadas o tocar objetos que hayan sido contaminados puede causar contagio de la enfermedad. Y tiene un periodo de incubación más largo que el Covid y los síntomas —como la fiebre, el dolor de cabeza intenso y erupciones cutáneas— son más visibles y detectables.
En cambio, el Covid-19 se propaga con mayor facilidad al transmitirse por vía respiratoria, lo que permitió que esta enfermedad se expandiera rápidamente y provocó un aumento drástico en el número de los casos. “No llegaríamos a un contexto como un nuevo Covid-19 donde se tomen medidas de cuarenta, pero igualmente es fundamental tener cuidado porque cualquier enfermedad puede evolucionar”, concluye el infectólogo.
Deja vu sanitario
Las redes sociales, especialmente Tik Tok, se han convertido en un eco de la ansiedad colectiva. Recientemente, se han viralizado videos que reflejan el miedo de volver a experimentar los momentos angustiantes que les trajo consigo el Covid-19. La cuarentena es una de las medidas que los usuarios más temen revivir, sobre todo considerando que la pandemia aún está fresca en la memoria colectiva.
Los nuevos brotes y la información emergente sobre el Mpox generan una sensación de déja vu, que nos remonta a aquella época de incertidumbre. El miedo a repetir la historia está latente; sin embargo, como se ha mencionado, la tasa de mortalidad del Covid-19 y el Mpox difieren. Además, los aprendizajes adquiridos durante la pandemia nos colocan en una mejor posición para enfrentar esta amenaza. Con las medidas adecuadas y una respuesta sanitaria oportuna, podemos evitar repetir los errores del pasado que costaron la vida a miles de personas.