La imposibilidad de atender a la clase y de seguirle el ritmo a los profesores y compañeros en el colegio pueden ser señales de una condición que puede prevalecer hasta en edades universitarias.
Por Noelia Manrique y Eduardo Vidal Chavez
La hiperactividad, impulsividad, la imposibilidad de poder concentrarse podrían ser los síntomas de una condición mental que afecta al 8,8% de las personas en el mundo, de acuerdo a un reporte de la Organización Mundial de la Salud en 2022.
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es más común de lo que parece y puede llegar a afectar severamente la vida de niños y jóvenes estudiantes que solo quieren ser tan competentes como su compañero del asiento de al lado.
¿En qué consiste?
Este trastorno inicia cuando algunas de las áreas cerebrales encargadas de la concentración no funcionan correctamente, produciendo aquel déficit. “Entonces, no es que el niño no quiera prestar atención, es que simplemente no puede”, sostiene Jorge Luis Linares, docente e investigador en neurociencia.
Además, el especialista afirma que la hiperactividad –característica que imposibilita mantenerse quieto en un solo lugar, el poco control ideal de las áreas motoras e impulsividad son otros de los síntomas por los cuales se identifica a estas personas.
“Es un tema bien complejo. Digamos que, en principio, no se sugiere aplicar algún tipo de medicación, pero en el caso de que la afección sea mucho más grave, seguramente habría que derivarlo al área más especializada” menciona el miembro directivo de la Sociedad para la Neurociencia del Perú.
La raíz de esta condición suele ser muy discutida. “Básicamente es genético, muy heredable, pero también podría haber influidos factores ambientales y negativos como los inadecuados cuidados durante la gestación”, sostiene Jorge Luis Linares.
Según la Sociedad Americana de Pediatría, los hombres tienen el doble de probabilidad que las mujeres de ser diagnosticados con este trastorno. Sin embargo, esta cifra también suele ser objeto de discusión porque, según el especialista consultado, podría existir un sesgo al momento de seleccionar una muestra mayormente varonil
El diagnóstico
Cada 13 de julio, en nuestro país, se conmemora el Día Nacional de Sensibilización sobre el TDAH en nuestro país para incentivar la identificación temprana y alertar a los padres de familia sobre los falsos diagnósticos, que son más frecuentes de lo que se creería.
“Es bien complicado este tema porque, muchas veces, a un niño simplemente inquieto se le podría diagnosticar en forma errónea como TDAH; por otro lado, a un infante verdaderamente afectado por el trastorno se le podría catalogar solo como un niño desobediente”, sostiene el especialista.
Los infantes podrían ser reprendidos de distintas maneras –incluso con gritos y golpes– por sus padres de familia al interpretar sus actitudes como actos de desobediencia y malcriadez. ¿Pero qué culpa tendría el niño si es el TDAH lo que los llevan a ser así. La falta de un diagnóstico preciso puede tener consecuencias graves, incluyendo problemas académicos, dificultades en las relaciones sociales y otros que podrían terminar en cuadros graves de depresión.
Para los padres de familia, el desafío es significativo, pues deben aprender a manejar comportamientos difíciles y a trabajar conjuntamente con los profesores para asegurar que sus hijos reciban el apoyo adecuado. De lo contrario, el calvario se lo llevarán sus hijos.
¿Por qué soy así?
Vivir con TDAH puede ser un desafío tanto para los niños como para sus familias. Los menores a menudo enfrentan malentendidos y estigmatización por parte de sus compañeros, profesores y adultos. Por ello, es común que estos niños presenten baja autoestima y poco desarrollo emocional.
“Nada me va a salir bien, hago muchas cosas mal, todo lo hago mal, muchas veces me cuesta mucho esfuerzo hacer mis tareas del colegio, solo de vez en cuando me divierto en el colegio”. Estos son algunos de los enunciados que repitieron niños y niñas con TDAH en un estudio elaborado por la Universidad Peruana Cayetano Heredia que vinculaba el trastorno con la depresión.
De hecho, los investigadores detectaron síntomas de depresión el 46,7% en estos infantes. Sin embargo, entre niños y jóvenes de 12 a 17 años, el 33,3% presentaban estas señalas de la misma manera.
Por otro lado, en un entorno que requiere una alta capacidad de concentración como la comunidad universitaria por su exigencia y competitividad, los estudiantes con este trastorno pueden enfrentarse a múltiples complicaciones. Aquellos que padecen TDAH suelen tener dificultades para enfocarse en una sola tarea. Sin embargo, cuando los jóvenes son conscientes de su condición, podrían lograr manejarla. El verdadero reto es para quienes no conocen que tienen TDAH.
“Como no lo saben, ellos viven en su normalidad. Viven de una manera más acelerada que el resto. Entonces, sí es complejo. Lo que lo vuelve más complicado para los niños es que pueda adaptarse a su grupo”, agrega Linares.
Según otro estudio del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado en niños y adolescentes de Lima Metropolitana y Callao, el trastorno cuenta con una prevalencia de vida del 9.5 %. En Estados Unidos, otro estudio determina que el 6,8% de su población adulta padecen de TDAH y no pudieron desprenderse de la condición sufrida en su niñez.
La lucha
Los falsos diagnósticos en niños con estos síntomas despierta una problemática aparte, pues los padres de familia tendrían que costear pruebas más complejas. “Muchas veces se somete a la evaluación por imágenes cerebrales, pero no cualquier resonancia magnética puede detectarlo”, señala el especialista.
En Perú, solo durante el primer semestre del 2023, el Ministerio de Salud (Minsa) reportó más de 18,000 casos relacionados a este trastorno. Sin embargo, aún existen muchas dudas sobre cómo tratarlo correctamente, pues despierta mucho debate en la comunidad médica.
A pesar de los desafíos, con el diagnóstico y tratamiento adecuados, los niños con TDAH pueden combatir el trastorno y ser la otra cara de la moneda en los números de prevalencia. La sensibilización y la educación son clave para asegurar que estos niños reciban el apoyo que necesitan. Por ello, es vital que los padres, maestros e instituciones educativas de todos los niveles garanticen el diagnóstico y apoyo adecuado para los estudiantes.