En los últimos años, la llegada de diciembre ya no solo significa luces y coronas de adviento, sino un escenario de crisis políticas que agitan la esfera gubernamental. Por ello, Nexos conversó con José Carlos Requena y Daniel Parodi con el objetivo de desentrañar las razones que marcan esta dinámica en la historia del Perú.
Por: Paula Alpún y Julio Andía
Era la víspera de Navidad del año 2017, una noche impregnada de la alegría festiva reunía a millones de familias para compartir y disfrutar de la compañía de sus seres queridos. Mientras muchos hogares se preparaban para la celebración, una decisión singular ocupaba los pasillos del palacio de gobierno. En lugar del tradicional panetón como postre, el presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) sorprendía al país al otorgar el indulto al exmandatario, Alberto Fujimori.
Desde hace cinco años, cada diciembre se ve marcado por tumultuosas crisis políticas, integrándose como parte ineludible de la decoración navideña del fin de año peruano. ‘Terremotos’ internos como el caso Comunicore, el Club de la Construcción o las reuniones entre Pedro Castillo y Karelim López agitaron un panorama que encontró en la reciente suspensión de Patricia Benavides, fiscal de la Nación, su más reciente sacudida.
Tiempos inciertos, pero familiares
De acuerdo con el análisis del politólogo José Carlos Requena, este caos es una constante desde el 2017. Al remontarse al 28 de julio de 2016, el historiador y analista político Daniel Parodi destaca que esta tendencia se ha convertido en una sombra constante desde que PPK asumió la presidencia, enfrentándose a una feroz oposición encabezada por la bancada de Fuerza Popular y de Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA).
Así, la historia reciente del país ha sido testigo de dimisiones, vacancias, cambios de mando y, más recientemente, del vertiginoso golpe del exdignatario Pedro Castillo, seguido por la asunción de Dina Boluarte, marcando un hito al convertirse en la primera mujer en liderar la nación.
Para Parodi, la compleja travesía se asemeja a una montaña rusa, evidenciando el vértigo que ha caracterizado nuestro panorama desde 2016. En contraste, Requena destaca la fragilidad y la falta de cohesión. “No existe un elemento unificador entre las instituciones y los partidos políticos, lo que conduce al caos que estamos presenciando en la actualidad”, sostiene.
Perú hace ‘crack’
Con la atención puesta en el presente, ambos analistas anticipan un escenario mediático y sugieren la posibilidad de un ‘quiebre’. Requena plantea que el caos que experimenta el país se debe a la falta de instituciones sólidas para canalizar desacuerdos y estructuras mínimas que guíen el rumbo político.
La actualidad refleja una estabilidad precaria para la administración de Boluarte. Aunque enfrenta desafíos y cuenta con un margen reducido para acciones significativas, el experto señala que el gobierno subsiste. “Observemos qué acontece este diciembre, que parece ser más mediático. Me aventuraría a prever alguna ruptura, como la vacancia de Castillo y la asunción de Boluarte en 2022”, adelanta.
Asimismo, insinúa que las recientes convulsiones podrían prever futuras disrupciones políticas. Esta semana, el país experimentó revueltas con la liberación de Alberto Fujimori, y el politólogo sugiere que estos eventos podrían impactar el panorama político. No obstante, el porvenir sigue siendo incierto y dependerá de cómo se gestionen los eventos venideros.
Requena destaca que atravesamos un momento crucial, aunque descarta la posibilidad de que eventos como el fenómeno de El Niño eventualmente conduzcan a la salida de Boluarte del cargo y afecten el rumbo político. Además, la cercanía de la Cumbre de APEC ofrece otro recurso de apoyo. Por lo tanto, prevé que ella podría permanecer en el cargo al menos hasta el año 2024.
Diciembre tras bastidores: la Navidad como cortina de humo
Llega diciembre y, con él, entra en escena el espíritu festivo. Entre villancicos y regalos, todas las miradas se centran en la llegada de la Nochebuena. En pleno mes de fantasía y amor, los movimientos políticos inician y encuentran en la alegría la luz perfecta para disipar sus sombras.
La estrategia no es nueva. Corría el año 2000 cuando Alberto Fujimori anunciaba en diciembre su candidatura presidencial tras varios meses de especulación.
“La gente está pensando en Navidad y en los encuentros de fin de año. Está con la mente en otro lado. Entonces se aprovecha esta distracción para lanzar una decisión dramática”, cuenta Requena.
El año pasado, con el recuerdo de las marchas contra Merino todavía vigente, las manifestaciones continuaban a la espera de grandes cambios. Aun así, como recuerda el historiador Daniel Parodi, las protestas sociales se tomaron un respiro temporal durante las festividades.
En el mes de la reconciliación, no caben los problemas, o al menos no lo hacen en la mente de la mayoría de personas. Sin embargo, toda regla tiene su excepción, y Perú encontró la suya en el 2018.
Tras la controversial decisión del entonces fiscal general Pedro Chávarry de apartar a los abogados José Domingo Pérez y Rafael Vela del caso Odebrecht, decenas de ciudadanos levantaron su voz de protesta contra el funcionario público y recibieron la media noche pidiendo su destitución.
Desconfianza internacional: ¿cómo queda Perú ante los ojos del mundo?
Dicen que cuando el río suena es porque piedras trae. Pues, para el historiador Daniel Parodi, la reticencia de los mandatarios del mundo a reunirse con nuestra dignataria Dina Boluarte podría ser una clara señal de la mala situación que atravesamos.
No es una exageración. Entre los diversos viajes que realizó la lideresa los últimos meses, su paso por la Casa Blanca y el Vaticano se recuerdan con mayor apatía, pues no logró reunirse ni con Joe Biden ni con el papa Francisco.
“Existen señales de desconfianza por parte de otros países. Precisamente, uno de los flancos del Gobierno de Boluarte es la escena internacional. Hay mucho trabajo por hacer desde la cancillería”, analiza el politólogo Juan Carlos Requena.
Crisis tras crisis, el crédito se acaba. Aquella relativa solidez que se fue construyendo poco a poco después de los 90 hoy cae en pedazos ante la cantidad de escándalos de corrupción, violencia y descontento social.
Tras años de intentos fallidos, el martes 5 de diciembre, el Tribunal Constitucional ordenó la liberación de Alberto Fujimori. Acto seguido, el presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos pidió que no ejecute el fallo temporalmente para no comprometer el derecho de acceso a la justicia de las víctimas. Sin embargo, cualquier petición fue inútil y, al día siguiente, el exjefe de Estado abandonaba el penal de Barbadillo.
“Nos ven como un país inestable con instituciones que no funcionan. La institucionalidad es básica para la buena relación del Perú con el exterior y no contamos con ella actualmente”, agrega el también docente de la Universidad de Lima Daniel Parodi.
Entre desafíos y controversias: ¿a dónde nos dirigimos?
Con su continuidad todavía rodeada de incógnitas, la presidenta Dina Boluarte llega a diciembre habiendo cumplido 365 días como jefa de Estado. La lideresa afronta un año de mandato en medio de un descontento popular que contrasta con su poca oposición parlamentaria.
“Hay algunos salvavidas que pueden permitir que se mantenga en el cargo, por lo menos, todo el 2024. Después de ese año, quedarse le resultará un poco más sencillo”, explica el politólogo José Carlos Requena.
En medio de enemistades y guerras abiertas entre bancadas, el patrón más evidente que se puede encontrar detrás de todas las polémicas es la “falta de sentido de urgencia”, analiza el experto.
En “el país de los vivos”, en donde el 91% de la población está descontenta con su democracia, la necesidad de resolver los problemas colectivos queda en el olvido. Cada vez más, millones de jóvenes sueñan con desenvolverse laboralmente lejos de los cargos públicos.
“Esa es nuestra actual cultura política, una que convive con la corrupción, que la ha normalizado. Necesitamos un consenso entre actores y sectores que, más allá de ideologías, realmente quieran al Perú. Solo así se podrán sentar las bases para echar andar esta carreta bicentenaria que hoy se encuentra con las ruedas rotas”, reflexiona el historiador y analista político Daniel Parodi.
Situados en un panorama totalmente desconcertante, la liberación de Alberto Fujimori y la suspensión de la fiscal de la Nación Patricia Benavides ilustran a la perfección el terremoto político en el que el Perú está sumido desde hace varios años, y que encuentra en diciembre su hecatombe perfecta.
Solamente el paso del tiempo dirá si la situación se logrará reconducir hacia un camino del diálogo y del consenso. Sin embargo, aquel hipotético y soñado escenario hoy se ve cada vez más lejano en un país en el que, entre 2016 y 2022, ha visto cómo su Congreso intentó ocho mociones de vacancia contra el presidente de turno.
