Los recientes casos han revelado la debilidad de las políticas actuales respecto a la prevención de estos desastres. Frente a un panorama gris, con el Fenómeno del Niño y los cambios climáticos como agravantes, debemos preguntarnos qué hacer para evitar más catástrofes
Por Luciana La Torre
En los últimos meses, a lo largo del territorio peruano han sucedido hechos que deberían llamar nuestra atención: los incendios forestales. Entre 2017 y 2021, este tipo de siniestros afectaron alrededor de 1 278 951 hectáreas de bosques, cifra que equivale a más de cuatro veces la extensión de Lima Metropolitana.
Según el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI), se han registrado más de mil incendios forestales en lo que va del año, con mayor incidencia desde inicios de agosto. El pasado 22 de ese mes, un incendio forestal ocurrido en el distrito de Ihuayllo, ubicado en Apurímac, despertó la preocupación del público en general debido a sus escalofriantes cifras: 11 heridos, 5 fallecidos y más de 200 hectáreas de pastizal destruidas.
Hace unas semanas, el distrito de Machu Picchu sufrió un incidente similar en el que más de 20 hectáreas de terreno se vieron afectadas. Afortunadamente, las llamas no alcanzaron ninguna zona de la ciudadela, pero el humo del siniestro se podía ver desde allí. A pesar de la gravedad del asunto, son pocas las medidas establecidas por los gobiernos regionales y organismos especializados con el fin de prevenir futuros daños ¿Qué más debe pasar para que las autoridades tomen en serio esta problemática? ¿Es siquiera posible establecer políticas públicas para mitigar, de una vez por todas, el fuego que amenaza con destruir nuestro país?
La quema agrícola y el calentamiento global: dos caras de una misma moneda
La mayoría de los incendios forestales son causados por actividad humana, específicamente, por la quema agrícola. Esta tradicional práctica consiste en prender fuego a los restos vegetales sobrantes de la cosecha, la poda o el desbroce. Se cree que este método regenera los terrenos y aumenta su producción futura.
En algunas zonas, como Apurímac, la quema de pastizales es parte de rituales ancestrales para invocar la lluvia. Sin embargo, aquellos pequeños fuegos suelen ser difíciles de controlar, por lo que pueden expandirse y causar catástrofes como las ya mencionadas. Sheila Gamarra, vocera y especialista de SERFOR, nos comenta que “más del 98% de los incendios forestales que se dan en el Perú son por actividades antrópicas, como la quema de pastos o rastrojos”.
A este problema se le suma el calentamiento global, un fenómeno que afecta diversos procesos biológicos del planeta, especialmente causando el alza anormal de las temperaturas. Asimismo, una consecuencia poco conocida del cambio climático es que este provoca sequías prolongadas, las cuales agravan los incendios forestales y aumentan su incidencia. Sheila Gamarra menciona que las catástrofes relacionadas al calentamiento global ya se están dando en nuestro país: este año se ven anomalías climáticas y sequías extremas. Además, autoridades advierten que el Fenómeno del Niño venidero acrecentará la frecuencia de incendios forestales. Cada día son más casos, cada día se hace más clara la falta de medidas sólidas para prevenir más desastres.
¿Y el calentamiento global?
Actualmente, existen algunas políticas públicas dedicadas a lidiar con los incendios forestales. Tal es el caso del decreto supremo N° 016-2012-AG del Reglamento de Manejo de Residuos Sólidos del Sector Agrario, en el cual se menciona que está prohibido quemar los residuos de actividades agrícolas. En este sentido, el artículo 207° del Reglamento de Gestión Forestal indica que provocar incendios forestales es considerado una infracción de alta gravedad, por lo que amerita una multa de mínimo 10 UIT y máximo 5000 UIT.
Con respecto a las instituciones cercanas al tema, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), se encarga de la prevención de los incendios forestales mediante diversos talleres y actividades con la población campesina. Asimismo, evalúan los daños causados por estos siniestros. Enrique Angulo, personal administrativo de SERFOR, nos comenta que desarrollan talleres con la ciudadanía sobre alternativas a la quema agrícola, como la elaboración del compost. De esta forma, los residuos o la maleza sobrante de las plantaciones se convierten en compost y ya no hay necesidad de quemarlo.
Igualmente, nos indica que SERFOR “está trabajando con el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) convocando a muchas comunidades campesinas para darles charlas de prevención, explicarles cuáles son los daños que causan los incendios forestales, cuáles son las multas”. No obstante, es sumamente difícil llegar a toda la población pertinente, pues también ciertos factores culturales impiden que las quemas agrícolas cesen por completo. Esto debido a que existe una creencia popular de que, cuando no hay lluvias, el humo generado por la quema del terreno atraerá precipitaciones.
Además, la especialista Sheila Gamarra explica una nueva propuesta que promete ayudar a la prevención de los incendios forestales: el manejo integrado del fuego. Esta técnica consiste en quemas prescritas y controladas, con un sistema para evitar que se descontrolen. El manejo integrado del fuego es un método que varios países ya utilizan, como Ecuador, Brasil y Colombia.
Como ya fue mencionado, el Fenómeno del Niño amenaza con agravar los incendios forestales en nuestro país. Ante ello, SERFOR intenta brindar a la población y gobiernos regionales y locales la información más actualizada y detallada posible, con el fin de intensificar sus actividades de prevención. “Ya estamos en un año complicado, con muchas sequías, cambios climáticos, lo vemos día a día” indica Enrique Angulo.
En el marco legal peruano, las políticas públicas respecto a la prevención de los incendios forestales relacionados al calentamiento global brillan por su ausencia. En virtud de ello, Roy Cárdenas, abogado especializado en Derecho Ambiental y Gestión Pública, menciona que “hablar de políticas de incendios forestales en materia del cambio climático (…) es una realidad quizás un poco más afín a los países de Europa o América del Norte, pero, en el país, cuando se habla de incendios forestales, la causa está referida a actividades agrícolas”. Sin embargo, es necesario que las políticas públicas tomen en cuenta el severo agravante de los incendios forestales que constituyen los cambios climáticos.
Ante un panorama como mencionado para el resto del año, infestado de sequías y anomalías climáticas, es crucial tomar las deficiencias como oportunidades de mejora. Es hora de implementar políticas públicas eficientes y severas, que incluyan todos los factores que intensifican los daños a la flora y fauna silvestre. Ya no es un proyecto a futuro, es una necesidad imperante que la Tierra nos pide a gritos.
