Vivimos en un planeta donde el agua dulce es un bien cada vez más escaso. Por eso, el ingeniero agrícola experto en recursos hídricos nos brinda un urgente análisis entre este recurso limitado y la agricultura nacional.
Por Nicole Vilca
En un país con 33 millones 726 mil habitantes y con una proyección de 39 millones 363 mil personas para el 2050 de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la demanda de alimentos incrementa exponencialmente; sin embargo, esto es inversamente proporcional al volumen de agua disponible. Y, debido a que nos encontramos en una era de cambios climáticos y desafíos medioambientales es crucial enfocarse en el panorama y los desafíos que se presentan para así poder garantizar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad hídrica en nuestro país.
En Nexos, conversamos con Toribio Santayana, ingeniero agrícola y máster en Recursos Hídricos por la Universidad Nacional Agraria la Molina, quien nos explica cómo está el panorama peruano y qué se debería hacer para gestionar responsablemente este recurso hídrico que es un factor crucial para la supervivencia de la agricultura y de la humanidad misma.
Según la ONU, el agua debe ser tratada como un recurso escaso; no obstante, muchos opinan que esto no es una realidad para nuestro país. ¿Es cierto que sobra agua en Perú?
A nivel global, el Perú es el octavo país con más recursos hídricos; es decir, tenemos agua. Estamos en ese puesto porque el 98% de los recursos hídricos superficiales están en la Selva, en la Amazonía. Por eso, llegan a la conclusión de que en nuestro país no existe ningún problema. La complicación está en que en la Selva nos sobra el agua; sin embargo, sí hay un problema de escasez de agua y está en las zonas áridas de la costa.
Entonces, ¿nos vamos a quedar sin agua?
Va a haber menos agua, pero no nos vamos a quedar sin agua. En nuestro país existen varios proyectos de trasvase que ayudan a disminuir el déficit de este recurso, pero todavía no se ha logrado satisfacer a la demanda, ya que el problema está en que la necesidad de agua crece en consecuencia al aumento poblacional, pero el ciclo hidrológico sigue siendo el mismo. Esto sin contar las variaciones ocasionadas en función a la radiación solar que llega a la superficie terrestre.
¿Qué actividades son abastecidas por el agua que se trae a la costa?
La costa es abastecida por el agua que viene de la zona semiárida de la Sierra; es decir, lo que se obtiene de los tres meses de temporada de lluvias. Así, la mayoría de ríos que no tienen caudal aprovechan el agua superficial y almacenan la mayor cantidad posible. Para que así, después de satisfacer la demanda poblacional, se utilice para riego. Esta es la actividad con mayores pérdidas y menor eficiencia, sobre todo si se utiliza el riego por gravedad.
¿Cómo se trata de mejorar esto?
Se está tratando de implementar el riego por goteo. Si con surcos y melgas, que son técnicas de riego por gravedad, obtienes un 30% de eficiencia, con el goteo, teóricamente, se genera un 90%. Pero, usar el riego con esa eficiencia genera problemas de drenaje y, como consecuencia, los suelos se salinizan. En la costa, hay 300 mil hectáreas que tienen problemas de alta concentración de sal y eso fue causado por el riego por gravedad. También se ocasiona, por ejemplo, por sembrar caña de azúcar y arroz que son cultivos de altísima demanda de agua en la zona baja de los valles de la costa. Entre más área flolial tiene una planta mayor “pérdida de agua” y si no llueve tenemos que regar. Entonces, donde no hay agua debemos sembrar tuna, pero en Ica se ha decidido sembrar miles de hectáreas de espárragos.
¿Por qué se prefiere las zonas desérticas de la costa para las plantaciones agrícolas?
La agricultura del Perú se desarrolla en la costa. Principalmente, porque el 59% de la población peruana vive ahí y en la Selva, dónde se encuentra la mayor cantidad de recursos, hay menos del 20%. Además, siguiendo la geomorfología, en la Sierra no hay mucha área que pueda ser utilizada para el cultivo, porque solo hay laderas. Ahora, lo que pasa en la Selva es que presenta mucha humedad, altas temperaturas y sus suelos son muy ácidos. En hidrología hay un problema y es la irregularidad en la ocurrencia del ciclo hidrológico, o sea, días sin lluvia. En la costa no llueve y en la Sierra solo llueve por tres meses. Entonces, lo que se utiliza para mitigar los efectos de esta variabilidad temporal son los embalses.
Y ¿qué se debería mejorar en la infraestructura para que el riego sea más sostenible?
En los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se tienen planteados para el 2030, en el tema de agua, se pone énfasis en el tratamiento de las aguas residuales. Sin embargo, esta alternativa, que es una enorme fuente no convencional de agua, no se está considerando, aún cuando es menos costosa que desalinizar el agua de mar. Entonces, cada proyecto de agua y saneamiento debería terminar con una PTAR, una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales y en Lima Metropolitana ya hay más de 50 plantas, pero son deficientes. No obstante, esto debería complementarse con el concepto de economía circular.
¿Cómo?
Usando el concepto de economía circular, el agua no debería quedarse en las PTAR’s, o sea, todo el proyecto debería concebirse con la reutilización final de los efluentes tratados para que cuando ya sean aptas, se designen para la agricultura, que es el mayor usuario de este recurso. Por ejemplo, en Singapur ya se utiliza el agua residual tratada en varios ámbitos, inclusive para agua embotellada, pero antes se realizaron campañas para sensibilizar a la población, para que no sintieran rechazo hacia esto, porque al final es agua ya tratada.
La desalinización del agua y los suelos es un proceso caro que, además, no es amigable con el medio ambiente. ¿Existen otras alternativas?
El agua es un recurso muy abundante, ya que tenemos 1500 millones km3 a nivel global, pero a la vez es escaso porque el 97% es agua salada de mar. En este contexto, aparece la agricultura biosalina. Esta alternativa no requiere desalinización del agua superficial, ni la subterránea, ni la del mar. Además, tampoco es necesario desalinizar los suelos. Simplemente, se concentra en buscar las especies que sí toleran esas condiciones.
¿Hubo alguna ayuda del Estado para solucionar los problemas de degradación de suelos?
Yo fui el último director ejecutivo del PRONADRET, Programa Nacional de Drenaje y Recuperación de Tierras del Ministerio de Agricultura, y nos dedicamos a solucionar el tema de las 300 mil hectáreas de terreno degradados de los valles de la costa, pero [Alberto] Fujimori decretó que los ministerios no tuvieran órganos ejecutivos, entonces todo el trabajo se quedó en nada.
¿Qué se debería hacer para tener una agricultura más sustentable?
La Autoridad Nacional del Agua (ANA) debería autorizar el uso de las aguas residuales tratadas. Para que así, se comience a promover su reuso respetando siempre los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud. Y, si es que no se quiere reutilizar el agua puedes verterla en un río, un lago, o directamente al suelo que contaría como una recarga de acuíferos. Claro, siempre y cuando se cumplan los requerimientos de calidad.
Y, actualmente, ¿se tiene apoyo del Estado?
Hay cero apoyo por parte del Estado. Se requieren políticas públicas. Ahora, de parte del Estado no hay nadie a quien le importe. El ministerio se llama Midagri, o sea que incluyen al riego, pero no hay nadie que realmente vea este tema. Políticamente se trabaja con otra misión.