En medio del debate sobre el retorno de la bicameralidad en el Parlamento de nuestro país, Delia Muñoz, abogada y excandidata a la Defensoría del Pueblo, nos brinda su apreciación sobre la coyuntura política actual.
Por: Catalina Campana
*Trabajo realizado para el curso Crónicas y Entrevistas.
El tema ha vuelto a la escena pública y no solo los ciudadanos están atentos a la discusión sobre la conveniencia del retorno a un Congreso bicameral, sino que distintos grupos políticos miden sus fuerzas ante la posibilidad de volver a contar con 130 diputados y 60 senadores. El jueves 8 de junio en sesión del Pleno solo faltó un voto para su aprobación, y ahora es un tema que da de qué hablar. Delia Muñoz, abogada, excandidata a la Defensoría del Pueblo y además exministra de Justicia y Derechos Humanos en el gobierno de Manuel Merino, reflexiona sobre las aristas de la bicameralidad y detalla el perfil que debe tener un buen funcionario público.
¿Por qué se reinserta la idea de la bicameralidad en el contexto actual?
Hace varios años el pueblo rechazó la propuesta de la bicameralidad en referéndum. Pero este es un tema que se ha venido discutiendo en los últimos tiempos porque tenemos un modelo de Congreso que muy pocos países poseen, es decir, con una sola cámara. Un Parlamento con dos cámaras puede ser muy bueno para lograr una mejor gobernabilidad, y siempre se ha tratado de apuntar a ello.
¿Y un Congreso bicameral puede mejorar la aceptación de los parlamentarios?
En el caso de la representatividad, los congresistas son elegidos por una región o un departamento y no tienen mayor vinculación con los grupos a los cuales dicen representar, porque los distritos electorales son muy grandes. Esa es una cuestión que no está vinculada a que tengamos una o dos cámaras, sino que es una realidad que existe por el modelo electoral que hemos adoptado. En cuanto al tema de la identificación del ciudadano con el político que eligió, nuevamente allí entramos a una situación que no responde a un modelo constitucional, porque lo que está ocurriendo en los últimos tiempos es que los buenos ciudadanos se mantienen al margen de la política, y en consecuencia están ingresando a ella personas que ven este espacio como el ideal para hacer mejores negocios o para enriquecerse. Eso genera la deslegitimación.
¿Cómo cree usted que los peruanos van a confiar más en un congreso bicameral?
La desconfianza hacia el Congreso se podría dar también con las dos cámaras, porque va a depender del tipo de político que estamos eligiendo. Ahora, la falta de credibilidad y aprobación de los congresos es uno de los grandes problemas en el mundo, ya que la democracia está en crisis. Los ciudadanos esperan que este modelo funcione de una manera diferente. Lo que tendrían que hacer los que están en el Parlamento, sean diputados o senadores, es buscar una relación directa con los electores, informando lo que están haciendo y mostrando una conducta personal austera y ética para mantener su credibilidad.
¿Qué cualidades debe tener un buen senador ahora que se plantea el retorno de estas cámaras?
Se necesita tener experiencia. Un diputado puede ser alguien muy joven que no cuente con recorrido político. Sin embargo, siempre se espera que una Cámara de Senadores cuente con personas con una experiencia de vida que les permita tener una mejor capacidad de análisis de los temas a su cargo.
Se podría así recuperar el prestigio del Congreso…
Si tenemos un senado como el que están planteando, no necesariamente, porque se ha colocado una figura más allá del requisito de edad, pero este límite puede dejarse sin efecto si alguien fue congresista. Entonces pueden llegar también personas muy jóvenes a esta instancia, y es gracias a ello que se generan críticas en torno a esta norma. Se le está diseñando como una visión de coyuntura y no con una visión de reforma integral del modelo constitucional.
¿Qué cree que está por venir?
(Soltando una risa) Espero que lo que queremos como peruanos y lo que ocurra realmente sean dos cosas alienadas armoniosamente. Como ya mencioné, todos queremos una mejor gobernabilidad, y un Congreso bicameral es seguro que lo permitirá. Y por su parte también espero que nuestras figuras políticas tengan la tenacidad, la determinación y la capacidad para desempeñar bien sus cargos.
