Se acerca fin de mes y, con ello, la posibilidad de que estos servicios que movilizan a muchos en la capital dejen de funcionar. Entre una millonaria deuda sin pagar y la falta de acuerdos entre la concesionaria y la ATU, los pasajeros diarios de estas rutas se encuentran en incertidumbre.
Por: Estefano Cortez y Stephano Jiménez
Cerca de medio millón de personas se trasladan diariamente en los sistemas de transporte público de los corredores azul, rojo y morado, considerados los servicios más seguros y eficientes en Lima. Su recorrido diario por las avenidas más grandes e importantes reduce la congestión vehicular y agiliza la movilidad urbana. Además, gracias a sus carriles exclusivos y rutas específicas que abarcan grandes distancias, sus pasajeros se desplazan rápidamente a sus destinos, todo a una tarifa bastante accesible.
La línea del corredor rojo es la más larga y usada, porque cuenta con cuatro rutas de autobús y 146 paradas entre las que se encuentran aquellas que van por toda la Av. Javier Prado. Sin embargo, ante el supuesto cese en el funcionamiento de estos medios de transporte, muchos usuarios comienzan a mostrar preocupación sobre cómo se moverán ahora que las combis han sido desplazadas y los dudosos colectivos abundan.
Los acuerdos no duraderos
La Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao y las empresas concesionarias que operan los corredores se reunieron el pasado fin de semana para firmar dos adendas. José Aguilar, actual presidente de la ATU, reconoció el lunes que “este proceso no es rápido pues es un contrato de una situación pública y privada”. A pesar de la iniciativa, Gerardo Hermoza, vocero de la junta de corredores y gerente del Comité de Operadores del Corredor Morado, constata que en la contrapropuesta del convenio deberían hacerse responsables del pago de la deuda que sobrepasa los 400 millones de soles. El hecho de que el Ministerio de Economía y Finanzas apruebe estos acuerdos repercute directamente en los precios del pasaje. “Nuestra tasa debería estar por encima de los tres soles y no es así. Esa diferencia la venimos subsidiando nosotros. Sabemos que los usuarios no tienen dinero para pagar más”, declara Hermoza. Por lo tanto, si no hay ingresos, se incrementa la tarifa, provocando así la paralización de estos medios de transporte que son indispensables para muchos ciudadanos.
Mientras el vocero de la junta de corredores afirma que han estado ocurriendo deficiencias en las operaciones, el presidente ejecutivo de la ATU manifiesta que “no van a permitir ese tipo de chantaje y que lo que deben garantizar es un transporte rápido, seguro y formal”. Él alega que las empresas no los dejan trabajar para llegar a un acuerdo en el que todas las partes involucradas se beneficien.
El mes de marzo fue el último aumento en el precio de los corredores complementarios, los cuales rondan actualmente entre 1.10 soles para universitarios y 2.20 soles para general. Por otro lado, varios pasajeros han tenido quejas acerca del tiempo de espera de los operadores en sus respectivos paraderos.“Si yo tengo una velocidad promedio en Abancay que es de 3km/h y los buses se atracan, los que deberían estar de retorno ya no llegan a la hora y toda la programación se termina rompiendo”, explica el vocero.
El futuro: ¿regresan las combis?
Un escenario probable es que sin los habituales recorridos de estas líneas, el tráfico en Lima podría dispararse y la facilidad para movilizarse comenzaría a ser un problema generalizado. El caos en las horas punta sería el doble debido a la gran demanda que habría de pasajeros. Y, sobre todo, la seguridad ciudadana se vería afectada. “Cada uno de los corredores complementarios tiene su personal: vigilantes, conductores, inspectores de vía, todos están en planilla”, recalca Gerardo.
Las combis y los colectiveros se apoderarían, otra vez, del sistema de transporte público. Esto ocasionaría desorden y retraso en las avenidas más concurridas que, para Hermoza, sería el regreso al alquiler de rutas convencionales. “Se volvería a estirar la mano para cobrarle al propietario de bus, para que este contrate a un chofer que hace lo que quiere y que exista la pelea por recoger pasajeros en plena calle”.
En un posible escenario sin corredores, la seguridad de los usuarios termina siendo un factor a tratar. Según el vocero, son muchos los informales que suben a los pasajeros como si fueran ganado, sin paraderos establecidos. Además, muchos no cuentan con un SOAT para trabajar.
Una situación preocupante
El pasado 24 de abril, el sistema de transportes de Lima dio su primera señal de auxilio suspendiendo todas las operaciones del corredor amarillo. Días después, en consecuencia a ello, los operarios advirtieron que su funcionamiento iba a finalizar si la situación no cambiaba. Hasta ahora lo que se sabe es que existen diversos desacuerdos entre los dirigentes de este servicio y el Estado.
La posibilidad de que los corredores dejen de funcionar a fin de mes si es que persisten estos contratiempos está sobre la mesa. Esto se debe a que el panorama sigue siendo el mismo desde su implementación como parte del sistema de transporte urbano en Lima Metropolitana y Callao hace nueve años atrás. Desde entonces han realizado más de 520 millones de viajes. El proceso está siendo lento en lo que la ATU y las concesionarias tratan de incentivar un punto medio con las adendas. Al final del día, el principal afectado es el peruano que tendrá que recurrir a otros medios que le permitan dirigirse a su destino.
