El terrorismo y sus remanentes son temas muy sensibles para el peruano. Su estrecha relación con el narcotráfico no solo trae violencia y pérdidas humanas, sino la urgencia de un accionar más analítico y severo para frenarlo.
Por: Stephano Jiménez
La mañana del 11 de febrero fuimos testigos de la brutalidad con la que actúan los grupos narcoterroristas. Siete policías fueron asesinados tras una emboscada en una zona de alto tránsito de cocaína. Se trata del centro poblado Natividad, ubicado en la provincia de La Convención, Cusco, lugar perteneciente al Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM). La noticia cayó como un balde de agua fría en un escenario en el que la convulsión política aún no cesa. Este atentado ocurrido en donde se conoce que existen remanentes del grupo terrorista Sendero Luminoso, hace que los peruanos rememoren tiempos oscuros en los cuales el simple hecho de salir a la calle suponía un riesgo de muerte. 40 años después, el terrorismo persiste. Pedro Yaranga, especialista en temas de terrorismo y narcotráfico, nos brinda su punto de vista sobre este hecho lamentable y las acciones necesarias que podrían comenzar a revertir esta situación.
Una catástrofe que rememora el pasado
Investigaciones afirman que el ataque fue planificado por parte de los remanentes terroristas del Militarizado Partido Comunista del Perú. Este grupo, como menciona Pedro Yaranga, se separó en el año 1999 con la caída de Óscar Ramírez Durand, segundo cabecilla de Abimael Guzmán; pero esto no significó el fin del conjunto. “Todos, sobre todo los políticos, pensaron que el terrorismo había acabado ahí, cosa que es falso porque pueden caer dirigentes pero los jóvenes que están en carrera están vigentes”, comenta Yaranga. Es así que ese mismo año aparecieron los Quispe Palomino quienes continuaron con la vigencia de la peligrosa agrupación.
“Este tipo de atentados lo hacen cada cierto tiempo cuando están en condiciones de hacerlo”, resalta el experto. Se hallan tres elementos importantes en este tipo de emboscadas terroristas que son letales y especializadas. “Saben que cualquier fuerza en movimiento siempre es débil. Se guían a través del ataque, la contención y el remate”, nos comenta Pedro. Estas estrategias permiten asegurar su resguardo y evitar un contraataque por parte de las fuerzas policiales.
Asimismo, estos actos terroristas están ligados al narcotráfico (de ahí la nomenclatura de narcoterrorismo), al negocio de armas o al control del petróleo. Como destaca Yaranga, los remanentes de esta agrupación realizan este tipo de operaciones con las que también tuvo relación en su momento Sendero.
El camino correcto para un restablecimiento nacional
Esta guerra prolongada tuvo un inicio pero aún no hay avistamiento de su fin. “Abimael Guzmán, antes de su deceso, estableció una orden: el partido de Sendero Luminoso debe estar presente, no importa cuál sea el motivo. No necesariamente para dirigir, sino para provocar un enfrentamiento con la policía o las Fuerzas Armadas y atentar contra una propiedad común estatal”, denota el especialista basado en investigaciones realizadas hacia integrantes de estos grupos que se encuentran hoy en la cárcel. Además, recalca que es en estos sitios donde los mandos senderistas se fortalecen y resocializan, como si se tratara de “una maestría en marxismo o maoísmo”.
¿Cómo frenar este movimiento y otros que ponen en riesgo vidas humanas? Una mirada imprescindible es la que se orienta al aspecto de desigualdades.“Podríamos triunfar militar y policialmente con buenos operativos, pero nos toca trabajar a nivel social” hace hincapié Yaranga. Los reclamos por falta de agua, carreteras o corredores económicos son un grave problema que deben revertirse, así como el enfrentamiento recurrente entre ideologías políticas y la concepción de que son blanco y negro, sin ningún punto de diálogo. “Más que líderes de derecha o de izquierda, necesitamos personas con experiencia y buen manejo para realizar obras integrales, una gestión pública para solucionar así problemas básicos del país”, concluye Pedro.
Si bien el camino aún es largo, se condena este tipo de violencia que enluta al país. Entre el pedido de los familiares por justicia, los homenajes a los fallecidos y su adiós queda con urgencia en la agenda trabajar por un país más seguro.
