El exitoso largometraje peruano se ha consagrado como la película en quechua más vista en nuestro país. Inspirado en la riqueza del mundo andino, su director César Galindo cumplió uno de sus sueños: ver un filme en este idioma en la pantalla grande.
Por: Paula Alpún y Stephano Jiménez
La cinematografía peruana va trascendiendo con el paso de los años. Cada vez son más las mentes maestras que apuestan por narrativas con un mirada interna crítica, en busca de la revalorización de nuestra riqueza cultural o con la intención de visibilizar que Perú es fuente fructífera de arte. Estas características están englobadas en Willaq Pirqa, largometraje nacional que ya lleva nueve semanas en nuestra cartelera y ha reunido a más de 75 mil espectadores en las salas de cine. Esta película que se realizó en el año 2017 y tardó cinco años en estrenarse ha conseguido un sinfín de comentarios al demostrar que se puede crear una historia solamente hablada en una de las lenguas que canta los Andes: el quechua.
El cine de nuestro pueblo
Esta obra del séptimo arte se ha consolidado como una de las producciones independientes y peruanas más exitosas de los últimos años. Su representación emana de un contexto en el que las lenguas originarias corren el riesgo de quedar en el anonimato. Detrás de ellas se encuentra también todo el imaginario cultural de quienes las hablan. “Siempre se presenta al mundo andino como algo misterioso, indescifrable”, comenta César Galindo, director de Willaq Pirqa, quien quedó gratamente asombrado por la acogida del filme. “En el Perú, el público está acostumbrado a ver películas no subtituladas, sino dobladas. Además, para mí fue una sorpresa que el quechua haya sido aceptado en su totalidad”.
Los elementos han sido manejados con minuciosidad y, sobre todo, con gran respeto a la comunidad quechuahablante. Uno de ellos ha sido la composición musical que acompaña el filme. “Al principio, me tomó entrar un poco en el tono de lo que el director buscaba porque tenía que traerlo más hacia una fusión del mundo occidental con el andino. Una vez que encontramos ese camino, la música empezó a tomar su propio ritmo. Lo que predomina en la banda sonora es el uso de las quenas, zampoñas, del bombo andino y del violín andino”, menciona Karin Zielinski, compositora y productora musical del largometraje.
Galindo comentó para una entrevista que uno de sus sueños era ver una película en quechua. Su ilusión hoy materializada no solo rompe récords, sino que reafirma nuestra diversidad. Su vida en la sierra hasta los 10 años lo acercó al idioma que hoy trabaja como si se tratara del más importante del planeta.“Para mí es muy trascendental que todo lo que se diga sea correcto, incluso hay escenas donde se han repetido muchas veces porque la pronunciación estaba mala. Yo tengo muchísimo respeto por lo andino”, explica César. El quechua fue tratado como una lengua poética y de muchas metáforas para transmitirla como parte fundamental de una cultura viva y rica. “Para mí es primordial que se respete, que exista otra gente que tenga otra manera de hablar, otra manera de pensar. Por esa razón, yo trabajo con el quechua. Trato de mostrar a seres humanos íntegros que pueden expresarse en totalidad, que puedan reinventarse y crear cosas nuevas”.
Zielinski, por su parte, destaca el resultado del filme y el nexo del espectador con este. “Es una película que revaloriza el mundo andino desde una perspectiva diferente en la que puedes entender que hay mucho más allá de este mundo”. Un aspecto importante fue Sistu, el personaje principal que para el director tiene un significado muy especial. Y es que en cada una de sus historias hay siempre un Sistu. “Es como mi alter ego, quiero que sea eterno, como mi cultura, como el quechua, como la cultura andina. A algunos les da vergüenza ser Sistu, pero somos muchos quienes no podemos reconocernos y es una realidad que la vive uno en el día a día”.
Un paso significativo más
No es la primera vez que una película peruana da mucho que hablar. Estrenos como “Retablo” de Álvaro Delgado Aparicio, “Wiñaypacha” del fallecido director Óscar Catacora o “El corazón de la luna” de Aldo Salvini, fueron aplaudidos y reconocidos a nivel nacional e internacional. Los espectadores nacionales tienen que reconocer que existe una enorme capacidad de creatividad. “Se debe entender que nosotros en el mundo andino somos capaces de escribir relatos en nuestro idioma, usar nuestros colores, nuestra música, y nuestra vestimenta”, menciona con orgullo Galindo.
La fotografía del paisaje andino del Cusco, la composición, la narrativa así como otras características que se reflejan en Willaq Pirqa complementaron el significado especial de demostrar la abundante opulencia del Perú. “Esta película es un pretexto para poder hablar sobre nuestra cultura, para que se discuta y la gente vea que somos un pueblo pluricultural, rico”, finaliza César Galindo. Ya no se trata solo del cine comercial; al contrario, es la reflexión junto con la creatividad para elaborar un producto audiovisual tan profundo lo que nos anima a compartir esta obra de arte con nuestros seres queridos.