El evento reúne a literatos, músicos, periodistas y múltiples personalidades reconocidas a nivel internacional. En esta ocasión, Nexos participó del Narrative Journalism and Travel Writing Workshop dictado en la ‘Ciudad Blanca’.
Por: Isabella Jugo
El Hay Festival of Literature and Arts lleva más de 35 años celebrando la literatura, el pensamiento y el intercambio de ideas entre especialistas de literatura y periodismo. Desde su fundación en el Reino Unido, el principal objetivo es promover la cultura para toda la ciudadanía, independientemente de su origen y edad. Con este propósito, el festival ha llegado a distintas partes del mundo como Colombia, España, México y Perú, donde, desde el año 2015, se realiza en Arequipa, tierra nacional de literatos y artistas.
En esta ocasión, la Biblioteca Mario Vargas Llosa contó con la presencia de Federico Bianchini, ganador del Premio Don Quijote de Periodismo, y Ernesto Picco, ganador del Premio Crónicas Interiores, dos periodistas argentinos reconocidos a nivel internacional por su extensa trayectoria como cronistas. En esta edición del Hay Festival, ambas personalidades llegaron a tierras arequipeñas para brindar tres masterclasses sobre la naturaleza del periodismo narrativo y la redacción de crónicas de viaje.
Según Ernesto Picco, la crónica de viaje le permite al autor cambiar la mirada mientras más se va acercando al nuevo territorio. “Uno va cambiando con lo que aprende de este lugar, pues el viaje es un proceso de conocimiento”, afirmó. Con la llegada de la era digital, el periodista recalcó que este subgénero podría encontrarse en peligro, pues una foto, una videollamada o una historia pueden transportarte a cualquier parte del mundo en cuestión de segundos. Sin embargo, según Picco, si hay algo que la crónica puede brindarle al espectador -que una fotografía o un video no- son las sensaciones.
Este taller de tres días de duración buscaba señalar los factores más importantes al momento de redactar una crónica viajera. Por su parte, Federico Bianchini, al momento de redactar una crónica de viaje, uno de los elementos que se tiene a favor es el mismo azar. ‘La potencia de lo inverosímil de la realidad’, indicó. Bianchini, también ganador del Premio Nuevas Plumas, afirmó que lo impredecible de un viaje es lo que hace que la crónica cobre singularidad para el lector. ‘El azar irrumpe en nuestro texto en cuanto nosotros empezamos a escribir, cuando descubrimos algo que no sabíamos antes de llegar a aquel lugar’, reafirmó.
La crónica y los personajes:
Como suele ser en el proceso creativo, cuando uno hace una crónica, se genera involucramiento por parte del autor, por lo que uno debe elegir a los personajes que permiten decir lo que uno quiere decir. En esta ocasión, Federico Bianchini recordó su reconocida crónica ‘Antártida’, donde tuvo solo 48 horas en el lugar para buscar personajes, hablar con personas y conocer sus roles. ‘Con que haya una persona que sufra por eso, nosotros tenemos que contar esa historia’, añadió.
Una de las ideas centrales durante este conversatorio fue que, desde este tipo de periodismo, se alienta a la ruptura, a salir de la zona de confort. En la crónica, el periodista tiene la labor de buscar formas nuevas de contar una historia, de pensar en estructuras más singulares. “El periodismo nos permite acudir a nuevas formas, géneros, preguntas”, resaltaron ambos.
“Si algo de rico tiene el género de crónica es que posee la necesidad de que nosotros nos saquemos de encima algunas mañas del periodismo más cotidiano”, agregó Ernesto Picco, quien resaltó que la crónica es un género que apuesta por conmover al lector. Finalmente, Federico Bianchini dejó una pregunta que debe ser tomada en cuenta por cualquier periodista que busque sumergirse en el universo de la crónica: ¿Cómo hacer para transmitirle al lector lo que sentimos mediante algo tan imaginario como el lenguaje?
Esta actividad, al igual que las distintas convocatorias realizadas en el Hay Festival, tuvo entre sus espectadores a múltiples estudiantes, periodistas y literatos iniciantes, quienes llegaron a Arequipa para disfrutar de la fiesta galés que Bill Clinton alguna vez llamó ‘el Woodstock de la mente’.
