Nexos conversó con la politóloga Paula Távara y el analista político Andrés Calderón para comprender las divisiones palpables dentro del Ejecutivo y la real influencia del premier en esta disputa por el poder interno.
Hace más de dos meses que el presidente de la República comenzó su gobierno y ya se asoman las primeras grietas entre los bandos más extremistas de Perú Libre y los convocados de diferentes agrupaciones de izquierda. Encogido en un silencio eterno, pareciera que Pedro Castillo ha olvidado su autoridad y ha dado carta libre, o quizás simple olvido, a sus tan cuestionados ministros, incluso cuando entre ellos se corrigen y cuestionan como bandos opuestos. En este enrollo y desconcierto, el Jefe de Estado aparenta tener problemas para controlar a sus súbditos, incluso cuando se alejan de sus propias palabras y planteamientos, debilitando su imagen de líder y dejando al Perú en manos del desconcierto. Nexos conversó con la politóloga Paula Távara y el analista político Andrés Calderón para ahondar más en esta división y el peso que mantiene el premier Guido Bellido en esta confrontación por el poder.
Nadie sabe para quién trabaja
Tras ganar las elecciones, Pedro Castillo demostró que tenía serios problemas para decidir. Llegó a juramentar sin tener claro quién sería el premier, y mucho menos sobre quiénes serían los responsables de las otras carteras ministeriales. Lo cierto es que Castillo venía con un discurso de moderación, pero terminó por aliarse con Guido Bellido y el ala más radical de Perú Libre, logrando mantener tan solo a un par de tecnócratas bajo su mando. Pasados los dos primeros meses de su gobierno, la debilidad para la toma de decisiones no solo ha quedado explícita, sino que pareciera haberse profundizado. En los últimos días, Bellido amenazó con la expropiación de Camisea, para luego ser aguantado por sus colegas; desafió al Congreso con la cuestión de confianza, sin ser decisión unánime dentro del Ejecutivo. “Hay voces que guardan excesivo silencio y otras que hablan de más”, resume Calderón.
Para el analista, no queda claro quién es el líder que gestiona el poder en el Ejecutivo. “Quizás se entiende que hay un mayor liderazgo del ala de Perú Libre, representada por Bellido y Vladimir Cerrón, pero tampoco creo que sea un liderazgo consolidado. Lo que se aprecia de estas contradicciones es la evidencia de desgobierno”, explica. “Mi sensación es que al interior del gobierno mismo no termina de haber claridad sobre quién toma las decisiones. Es decir, Castillo no ha terminado de empoderarse como para decir ‘oye, yo soy presidente. Aquí mando yo’, sino que intenta contentar a sus distintos aliados”, menciona Távara, quien también considera que “hay un esfuerzo de Perú Libre, de Cerrón y Bellido, por mostrarse como los más fuertes” en el Gobierno.
Como explica el analista, no hay convergencia de objetivos en el Ejecutivo. “La unión dentro del gobierno, esta coalición de varias facciones de izquierda, es interesada. Los objetivos que motivan este interés son impares. Hay algunos más enfocados en una gestión más inclusiva del gobierno, hay otros que están más en un proyecto más ideológico de cambio más radical, y otros que están buscando simplemente protagonismo político”, detalla. “Hay como una negociación constante entre los miembros radicales de Perú Libre, los miembros del Magisterio y por tanto Pedro Castillo, y la presión que sobre Castillo ejercen sus aliados más moderados”, explica Távara. Y en este juego de tirones, “no hay nadie tomando decisiones. Y eso es aún más preocupante”, añade la politóloga.
Por otro lado, en el ámbito de la opinión pública, ambos expertos consideraron que la imagen de la figura presidencial es también confusa y borrosa ante la ciudadanía, pero igual se mantiene cierto respaldo. Como explica Távara, en un comienzo parecía que la elección de Bellido como premier permitiría un fortalecimiento mutuo, consolidando apoyo por los lados radicales y los más moderados. “Castillo con un tono conciliador, junto a un premier que podía golpear más y representante público del cerronismo”, explica la politóloga, quien detalla que esta dualidad no es viable en el tiempo. Por su parte, Calderón menciona que “la opinión pública puede tener la sensación o la presunción de que este es un gobierno distinto al de la clase política tradicional y, por ende, quizás más cercano a ellos. Pero esta es una imagen que se agota rápido”
El efecto Bellido
En la última semana, el premier puso en aprietos al gobierno en dos ocasiones muy delicadas, obligando a que los demás ministros aparezcan en el debate público, y presionando aún más a la figura callada de Castillo a declarar abiertamente. Como fue retratado por el periodista Alonso Ramos en el portal periodístico Sudaca, las relaciones entre el presidente y los líderes de Perú Libre es tensa y, como lo detalló en el reportaje Tensión en la calle Roma, incluso amenaza con fracturarse por completo. Pareciera, pues, que Bellido es una pieza clave en la jugada política para mantener al partido del lápiz en el poder.
“Creo que Bellido es una persona hábil políticamente para lo que la política significa en términos de disputa, de poder, de discurso”, explica Távara, quien agrega que un premier no puede resumirse únicamente a esto. “Un líder político, un líder de partido, un líder sindical puede ser una figura de disputa política. Un premier, en la práctica, es el que ejerce y gestiona las decisiones que el presidente toma. Entonces tampoco puede disputarle al presidente el poder”, añade. Lo cierto, como lo detalla Calderón, es que “Bellido termina siendo como una especie de cadena o ancla que impide que Pedro Castillo pueda dejarse influenciar o relacionarse más con otros actores”.
Recordando la historia de cambio de ruta del expresidente Ollanta Humala, y los comentarios alusivos en esta última campaña electoral por parte de los actores del ala radical de Perú Libre en contra de dicha moderación, Calderón comenta que Bellido está presente para evitar la moderación de Castillo. “Él impide, desde su perspectiva, la humalización del presidente”, explica. “Pero desde la perspectiva más real y puntual es simplemente impedir la gobernabilidad”, añade. Como lo explica la politóloga, esta figura de confrontación entre presidente y su primer ministro no se ha dado en otras ocasiones “porque los ministros, normalmente, son personas que el presidente elige, no que el presidente negocia”. “Tenemos un Castillo que por muy cercano que pueda ser ideológicamente al partido, convive con Perú Libre más que sentirse completamente alineado. No tiene poder en el partido”, agrega Távara.
Con esto en cuenta, ambos expertos concuerdan en que dentro del Gobierno hay un intento por consolidar el poder, con o sin Castillo. “Todos estos manotazos de Bellido para mostrarse más empoderado o tratar de conseguir algún nivel de empoderamiento, son porque parece que va de salida. Entonces, sí. Hay una disputa por quién se pone el sombrero, por quién logra ser la voz a la que Castillo le haga caso, considerando que el presidente no parece ser una persona que tenga disposición a tomar decisiones rápidamente. Eso es preocupante y creo que vamos a encontrarnos, también, con una controversia o una crisis sobre quién gestiona el Estado”, comenta Távara.
Para Calderón, también hay un interés del ala dura de Perú Libre de “anclarse al poder”. “Los cambios radicales que ellos quieren realizar lo ven con una visión para la cual necesitan concentrar y conservarse en el poder. Me da la impresión de que Bellido está alineado con eso y por eso confronta tanto. Creo que están buscando eventualmente la disolución parlamentaria como un camino más directo para llegar a una Asamblea Constituyente”, advierte el analista político. Pero agrega que “Bellido es puro gesto y nada de acción” y cree muy difícil que se pueda apreciar en él una figura de liderazgo que suplante el vacío presidencial que parece que tenemos con Castillo. Pero lo preocupante es que dicho vacío ya existe.
