El docente y filósofo Carlos de la Puente nos brinda un enfoque poco analizado sobre el fichaje del jugador rosarino al PSG y las implicancias que este suscita.
Por: Félix Arias Schreiber
Lionel Messi es la nueva adición del PSG. El jugador rosarino arriba a la capital francesa con más que una propuesta deportiva, pues donde porta la ilusión parisina de campeonar la Champions carga también con la bandera de saberse el mejor de su industria. Es en este último punto donde reparamos -y advertimos- la realidad que dilucida su fichaje: ¿atenta la industria del fútbol con la competencia e incluso con la integridad del jugador? Carlos de la Puente, docente de la Universidad de Lima, nos brinda una mirada diferente sobre la nueva contratación francesa, pues si el fútbol mundial no encuentra en Messi el inicio del problema, sí halla en él al mayor exponente de su mercantilismo actual.
De la Puente, quien además de filósofo y psicólogo, conoce el negocio del fútbol por su amplia experiencia en la prensa deportiva, señala que “los clubes-Estado aumentan, al menos de forma social, la disyuntiva entre la coherencia económica y el sentido humano, exacerbándolos hasta sus más sesgados fundamentalismos”. Es un punto de vista no tan usual, y sin embargo no deja de tener sentido.
“Me acuerdo que fue Figo quien inició la discusión del fútbol como negocio-pasión. En su traspaso del Barcelona al Real Madrid nos preguntábamos si se debía pagar tanto a un futbolista. Personalmente me incomoda que un único club tenga a tres de los mejores jugadores de fútbol. En Estados Unidos, por ejemplo, las ligas de basket cuentan con un sistema que coloca topes salariales a los diferentes equipos. Así uno no puede comprar todo lo que quiere y se premia a la creatividad dirigencial. En el fútbol eso se ha perdido: es una competencia de billeteras”, señala el docente.
Los corazones catalanes se hunden ante la salida de su ídolo máximo. Y ni qué decir sobre los directivos en las oficinas de la institución: según la consultora Brand Finance, separar a Messi de la marca del club puede causar una pérdida de 137 millones de euros. “Sí me molesta que se hable de una suma tan grande de dinero, pues no sé si se genera en todos los casos”, comenta De la Puente. “La otra vez repasaba los presupuestos de los mayores clubes: yo no sé si los magnates compran estos equipos enfatizando el crecimiento económico o simplemente es un gusto personal. Que se hable de tanta plata no implica prohibir, pero sí pensar. El juego no es en sí una esencia romántica, aunque sí creo en los equipos que generan una presencia económica significativa desde una dirigencia que hace bien las cosas, desde la cantidad de hinchas que convoca… Y no tanto por un millonario que se quiere divertir”, agrega. El presidente del club blaugrana, Joan Laporta, señaló hace poco en una conferencia de prensa que el manejo de dirigencias anteriores ha llevado a la institución a esa situación.
El contraste
Diversos medios internacionales estiman el salario del argentino: un aproximado de 35 millones de euros por temporada. Es cierto, Messi gana en función de lo que genera. Volvemos al debate: ¿es posible que una persona gane tanto dinero? Las respuestas son dichas e interpretadas desde la propia percepción de quien las dice y de quien las interpreta. Donde unos ven una ley económica, otros ven una aberración lógica; lo que para unos es un mérito obtenido, para otros es un indicador de la sociedad. De la Puente comenta: “Quizás es un comentario triste de la sociedad que un futbolista genere tanto mientras personas que contribuyen de otras formas a la marcha de la humanidad no tengan para sus necesidades básicas. Los liberales (de derecha) piensan que eso es el mercado, que así funciona, por lo que está bien. Un hecho como este, sin embargo, vale la pena analizar”.
Otro punto de partida lo produce una incógnita vertiente: ¿el dinero condiciona las expresiones humanas o las somete a adaptarse a sus requisitos? Frente a esto, De la Puente señala: “La misma duda que me haces tú se la preguntaba a un amigo. En esta pandemia las farmacéuticas han recaudado un montón de dinero por salvar vidas. ¿Acaso la rapidez de generar una vacuna no fue fomentada por el lucro? Lo que sí creo es en el derecho de las personas para crecer y recibir una remuneración por ello. Ahora, para defender el deporte y promover la competencia se debe regular, adoptar los topes salariales, por ejemplo. No nos resignemos a que todo es dinero y ya. Es cierto, es importante y a veces compra más de lo que debería poder; por eso es necesario que se hable de estos temas. Es necesario proteger el deporte también. Esto de si se tiene que adaptar o no es una buena pregunta. Yo no sé si Mbappé se quede en el PSG, de hacerlo no creo que pierdan ni un partido”, finaliza. La eficacia de las reformas no se pueden adelantar, pero es importante recalcar en la necesidad de solicitarlas. De otro modo, aquel factor de impredictibilidad y competencia no existirá más. Una cosa queda clara: las expresiones y actividades humanas quedan condicionadas por el mercado que, lejos de desaparecerlas, las reduce a su expresión más rentable.
Que este tema se trate con tanta ligereza, pese a lo expuesto que está, nos aclara que la sociedad ha interiorizado estos patrones económicos y, lejos de cuestionarlos, los acepta. Si a las instituciones se las controla mediante reformas económicas, ¿cómo se regula la percepción de una sociedad que parece cómoda en estos parámetros? “Es una pregunta complicada, a veces no sé. Modificar el chip de la gente no es tan fácil, ni siquiera desde la educación. Por eso es importante hacer notar estos temas, alentar al debate y a la discusión”, finaliza De la Puente.