Impulsado por la pandemia y la tecnología, el milenario juego ha logrado reinventar su enseñanza y aprendizaje, logrando conquistar nuevas generaciones y manteniendo su vigencia.
Por Igor García y Rodrigo Masías
Pocas disciplinas han sobrevivido al paso del tiempo con la misma vigencia que el ajedrez. Con más de mil años de historia, este juego de estrategia ha sabido adaptarse a distintas culturas, épocas y contextos sociales, manteniéndose como un símbolo de inteligencia, paciencia y planificación. Aunque tradicionalmente se le asocia con figuras solemnes —como Magnus Carlsen, Garry Kasparov o Bobby Fischer— y con tableros de madera en salas silenciosas, esta disciplina no ha dejado de renovarse ni de atraer la atención de las nuevas generaciones.
Hoy, en una era marcada por la inmediatez y la tecnología, el ajedrez ha experimentado una mutación inesperada. Ya no se limita a los clubes tradicionales ni a las competencias escolares, sino que también se juega en línea, se enseña en plataformas educativas y se torna en espectáculo para miles a través de streamers y campeonatos virtuales.
Mentes que juegan
Más allá de ser un simple pasatiempo, el ajedrez ha demostrado ser una herramienta poderosa para el desarrollo intelectual y emocional. No se trata solo de mover piezas, sino de anticiparse, pensar estratégicamente y aprender a perder con dignidad. En un mundo donde la distracción es constante, esto ofrece un espacio para ejercitar la mente y fortalecer el carácter desde edades tempranas hasta la adultez.
“El ajedrez puede aportarnos bastante en un mundo cada vez más acelerado. Uno donde tenemos tanta información que lo más fácil es copiar y pegar, sin realmente entender. El ajedrez te condiciona a pensar”, afirma Julio Granda, reconocido ajedrecista que figuró como el número uno del Perú durante 30 años y primer Gran Maestro Internacional del país, quien resalta la importancia del juego dentro de un contexto digital que favorece la inmediatez sobre el análisis y la reflexión.
De forma complementaria, otro gran referente del ajedrez nacional y medalla de oro en las Olimpiadas de ajedrez de 2018, Jorge Cori, señala que uno de los mayores beneficios de este deporte es su capacidad para mejorar la concentración. “Ayuda mucho a quienes tienen dificultades para enfocarse o a los que son muy hiperactivos”, sostiene, destacando el impacto positivo que puede tener en niños, jóvenes y adultos en su vida cotidiana, tanto en el ámbito académico como personal.
Uno de los espacios donde el ajedrez tiene mayor presencia es dentro de los colegios, con el objetivo de que los más jóvenes puedan adquirir los múltiples beneficios que este ofrece. Durante años, se ha debatido la posibilidad de incorporarlo como una asignatura obligatoria en el currículo escolar. Sin embargo, en la mayoría de instituciones se ha optado por mantenerlo como un taller opcional.
“El ajedrez puede enseñar muchas cosas, pero ponerlo de manera obligatoria no sería conveniente. Aprender a jugar este deporte de manera forzada no funciona. La gente que lo juega actualmente es porque quiere y tiene sus propias motivaciones”, comenta Granda, destacando la importancia del interés personal como motor del aprendizaje en esta disciplina.
Jaque mate digital
Uno de los avances más significativos que ha experimentado el ajedrez en los últimos años ha sido su adaptación al entorno digital. Tradicionalmente, la práctica del mismo se centraba en la participación presencial en torneos o clubes, donde los jugadores se reunían físicamente para competir y compartir experiencias. Sin embargo, la llegada de la pandemia de COVID-19 obligó a replantear esta dinámica y aceleró su migración al entorno virtual.
Ante la imposibilidad de reunirse en espacios físicos, la comunidad ajedrecística encontró en Internet una oportunidad para reinventarse. Plataformas como Chess.com, Lichess y Chess24, creadas hace más de una década, se convirtieron en los nuevos tableros de millones de jugadores en todo el mundo.
Torneos internacionales, clases magistrales, entrenamientos personalizados y partidas amistosas comenzaron a realizarse en línea, lo que facilitó el acceso a este deporte desde cualquier lugar y a cualquier hora. En 2024, Chess.com superó los 200 millones de usuarios registrados y se juegan alrededor de 20 millones de partidas al día en la plataforma, evidenciando el auge global del ajedrez online.
Con la era digital, el proceso de aprendizaje en el ajedrez se ha acortado considerablemente gracias al fácil acceso a la información. En el pasado, los libros eran la principal —y a veces única— fuente de conocimiento. Hoy, en cambio, existen múltiples medios que permiten aprender, practicar y mejorar desde una edad temprana.
De acuerdo a Cori, la digitalización ha permitido que muchos niños y jóvenes sepan a fondo acerca del ajedrez, incluso conociendo datos sobre los campeones mundiales y sus estilos de juego, ya que los torneos más importantes se transmiten en línea y están al alcance de todos.
Un claro ejemplo es el actual vencedor del Campeonato del Mundo de Ajedrez, Gukesh Dommaraju. En 2024, se convirtió en el campeón mundial más joven de la historia con 18 años de edad. “Magnus Carlsen, considerado uno de los mejores de la historia, se ha nutrido de ambas fuentes. Ha estudiado todos los clásicos y ha potenciado su nivel con la ayuda de la máquina. Sin embargo, Gukesh es más de máquina, se nota en su juego que es mucho más completo y compacto”, asegura Granda, diferenciando el enfoque de aprendizaje entre ambas figuras.
Revolución ajedrecista
Actualmente, las posibilidades de práctica son casi infinitas: ya no es imprescindible contar con un oponente presencial. Se puede jugar contra la inteligencia artificial, practicar en plataformas digitales, competir con amigos o enfrentarse a rivales de distintas partes del mundo. Esta diversidad en los estilos y niveles de juego enriquece la experiencia y acelera el desarrollo de habilidades.
Este fenómeno también impulsó una mayor presencia del ajedrez en redes sociales y plataformas digitales. Figuras como Anna Cramling, GothamChess, Levy Rozman, Eric Rosen o Hikaru Nakamura se han consolidado como referentes en la creación de contenido ajedrecístico, generando millones de visualizaciones y atrayendo a nuevas generaciones. A través de partidas comentadas, análisis estratégicos, retos y transmisiones en vivo, estos creadores han logrado hacer del ajedrez un espectáculo accesible, didáctico y entretenido.
El auge digital ha democratizado el aprendizaje de la disciplina al poner al alcance de todos diferentes herramientas. Aplicaciones móviles, cursos interactivos, canales educativos y la IA permiten hoy aprender y analizar partidas con facilidad. Así, la digitalización no solo evitó una pausa durante la pandemia, sino que fortaleció la comunidad ajedrecística, sumó nuevos jugadores y consolidó al ajedrez como un deporte vigente y con proyección a futuro.