El presidente de la CONAR nos comenta sobre la actualidad del arbitraje peruano, las amenazas que reciben y de la complicada situación en el fútbol profesional.
Por Matias Illescas
En los últimos días se han visto casos de violencia alrededor del fútbol peruano. Tras un arbitraje polémico en el partido de Alianza Lima contra Cienciano, Bruno Perez recibió amenazas de muerte. Por otro lado, unos días después, las puertas de la Videna despertaron con carteles con más textos intimidantes.
Ante este panorama, conversamos con Winston Reátegui, presidente de la Comisión Nacional de Árbitros (CONAR) para que nos explique la situación actual de los árbitros y la posición de esa institución.
¿Qué tan difícil es ser árbitro de fútbol en la actualidad?
No solamente en la actualidad es difícil. Siempre lo ha sido, desde sus inicios. Porque desde el momento en que uno tiene que anunciar un ganador y un perdedor, y más en el fútbol que es pasional, el que pierde siempre quiere encontrar una justificación. Y qué mejor justificación que el árbitro. Pero yo creo que, en todas las etapas desde que nació este lindo deporte, siempre ha sido muy complicado arbitrar.
¿Cree que vivimos una época donde se está volviendo más complicado ejercer?
No solo es complicado, sino específicamente violento. Lamentablemente, hemos visto muchos hechos de violencia desde que las barras comenzaron a ganar cierto poder. Antiguamente, cuando se enfrentaban, era una pelea entre caballeros, y quedaba ahí. Pero con el tiempo empezaron a aparecer armas de fuego. Hubo muertos y se llegó al extremo de permitir solo hinchadas locales en los partidos.
Cuando era niño, las familias iban al estadio con sus hijos y no pasaba nada. Yo soy de la época en la que se jugaba el triplete en el Estadio Nacional: jugaban Cristal, Alianza, la U… y no ocurría absolutamente nada. Lamentablemente, eso cambió para mal. Y creo que hoy estamos en la etapa más triste y preocupante: la violencia, las amenazas de muerte.
Creo que las redes sociales han distorsionado negativamente el verdadero sentido de lo que significa informar. Y, desgraciadamente, muchas personas, amparadas en el anonimato de las redes, generan violencia. Lo peor es que hay quienes consideran la violencia como justa. Y por eso suceden este tipo de problemas.
¿Cuál ha sido el origen de esta situación? ¿Por falta de regulación de la Federación, por ejemplo?
No creo que sea justo echarle la culpa solo a la Federación porque son las personas quienes generan violencia inicialmente. Y la violencia del fútbol no solamente se da en el Perú, en todas partes del mundo. En Inglaterra empezó con los…
Hooligans.
Efectivamente. Llegaban a un restaurante, lo destrozaban, agredían a las personas. A veces, lamentablemente, el ser humano tiende a copiar lo malo, y desgraciadamente en Inglaterra tuvo que pasar hechos difíciles, como muertes, para que tomen medidas drásticas.
En el Perú no se respetan las normas, y no solo en el fútbol, sino en todos los aspectos. Basta con ver cómo se conduce: son muy pocas las personas que respetan la luz roja. El peruano, en general, tiende a no respetar las reglas. Imagínate lo que ocurre con otro tipo de reglas.
Quizás ese sea uno de los tantos factores que han contribuido a este caos en materia de seguridad que no se limita al fútbol: hablamos de raqueteros, extorsionadores, bandas. Entonces, no es solo el fútbol en el Perú. Estamos frente a problemas mucho más grandes. Este deporte es solo una parte, pero estos grupos se alinean con el fútbol, se disfrazan de “hinchas” para usarlo como fachada y actuar con sus malas intenciones.
¿Y los árbitros para estas situaciones tienen acompañamiento psicológico?
Acompañamiento psicológico no. El arbitraje en el Perú, a diferencia del fútbol, todavía no es profesional. En otros países, sí. Esto quiere decir que los árbitros no tienen un seguro. Si se lesionan, ellos mismos tienen que pagar la operación o el tratamiento médico. Si arbitras, recibes un honorario, y si no arbitras, no recibes nada. Entonces, bajo esas condiciones está el arbitraje.
Y se ha dado el caso de que hoy tengamos que estar protegidos para ir a los estadios. Es increíble, pero necesario, debido a las amenazas de muerte y para salvaguardar nuestra integridad.
Respecto a los hinchajes de los árbitros, ¿qué garantiza que estos, a la hora de arbitrar, no se decantan por lo que prefieren en sus gustos?
El profesionalismo. Todos los árbitros tienen su corazoncito. Todos. Es mentira cuando dicen que son hinchas de un equipo pequeño o poco conocido. Pasa lo mismo con los futbolistas. Este año, por ejemplo, Trauco, identificado con la U, llegó a Alianza, y lo primero que dijo fue: “Sí, soy hincha de la U, pero hoy me debo a Alianza. Hoy voy a dar todo de mí por Alianza”. Eso es ser un profesional. Con los árbitros es igual.
Cuando nosotros salimos a la cancha, ya nos olvidamos de todo eso. Simplemente tratamos de dar nuestro mejor esfuerzo en un deporte que, muchas veces, es injusto con nosotros. Porque entramos a un juego en el que jugamos con fair play, pero los jugadores no: simulan, te engañan, hacen todas esas cosas que suelen pasar durante un partido. El que gana te dice “muy bien”, y el que pierde sale a decirte “ladrón”.
Y en los casos de errores de arbitraje, ¿se llegan a compensar más adelante en el partido?
Ese es el peor error. El maestro César Orozco solía decir: “Si se cometió un error, no se pueden cometer dos”. A veces, durante un partido, un árbitro siente que se apresuró al sacar una tarjeta o al cobrar un fuera de juego. En esos casos, lo que tiene que hacer es soltar esa mochila, porque cargar con ella durante el partido se vuelve muy complicado.
Por eso, el árbitro debe tener consistencia. En situaciones así, ya no se trata de la parte física ni técnica, sino de la cabeza. Ahí entra la importancia del apoyo psicológico, que hoy no tenemos porque no existen los presupuestos adecuados. Esperamos que pronto se den esas condiciones para que el árbitro pueda desarrollar su función como corresponde.
¿Qué tan difícil es el arbitraje de campo en comparación al del VAR?
Ambos son complicados, porque en el campo uno tiene que tomar decisiones en base a lo que observa: ¿penal o no penal?, ¿expulsión o no expulsión? Mientras tanto, el VAR cuenta con las cámaras. Pero a veces no es tan fácil estar ahí. Ahora, los que están ahí también deben tener ciertos criterios para tomar decisiones. Y el número de cámaras no siempre ayuda.
El VAR peruano no es igual al de la liga italiana, por ejemplo. En la española, se usan al menos 16 cámaras por partido. Si no puedes confirmar algo de manera objetiva, tienes que confiar en la decisión del árbitro. Es un tema complicado. Incluso en la liga española, donde hay más recursos, pero siguen habiendo problemas.
Pero el otro día también salió un audio del VAR del clásico del Barcelona con el Madrid, en el que se anuló un gol por una mano y el árbitro del VAR decía “menos mal” cuando se detectó la mano. ¿Cómo tendrían que actuar los árbitros en esa situación?
Hablar objetivamente, hablar técnicamente. Y eso que los árbitros españoles del VAR son los mejor remunerados en el mundo. Un árbitro en España gana veinte mil euros. Tienen y se dedican mucho al arbitraje. Su trabajo es arbitrar…
¿Qué cree que debería pasar para que termine toda esta época de violencia en el fútbol?
Primero, los actores principales deben tener mesura. Creo que los primeros en dar el ejemplo son los dirigentes del club y los jugadores. Ellos son la imagen. Si el hincha de a pie ve que sus dirigentes, su entrenador o sus jugadores cometen actos de violencia, entonces va a pensar que todo se puede arreglar de esa forma.
Con esto no estoy diciendo que no se pueda reclamar. Claro que se puede, pero hay formas de hacerlo. Hay maneras, hay instancias. Entonces, creo que ese es el punto de partida. Primero, quienes formamos parte del fútbol tenemos que entender que somos responsables. Y que, si vamos a reclamar, lo hagamos por el conducto regular. Nada más.