El mundo está cambiando y la forma de hacer humor también. Programas clásicos como Los Simpson se están reinventando y están dejando de lado los típicos chistes violentos. A la par, series que antes se consideraban graciosas hoy día crearían gran polémica y disconformidad ante una sociedad más crítica.
Por: Nicol Chauca y Joaquín Tafur
Luego de más de 35 temporadas y 756 episodios, Homero Simpson anunció el fin de su típica frase “pequeño demonio”, que era acompañada con un estrangulamiento hacia su hijo Bart. Esta iniciativa nace con el afán de adaptarse a los nuevos cambios que están surgiendo en la sociedad. De está forma, muchos de los nuevos contenidos televisivos poco a poco se están alejando tanto de la violencia como de los chistes polémicos.
Al igual que en el caso de Los Simpson, con la llegada de los cambios generacionales, personajes basados en un humor clasista o racista, como “La Paisana Jacinta” o “El Negro Mama”, han sido censurados en la televisión peruana por considerarse inapropiados para el público. Asimismo, los cambios también se han visto reflejados en programas para niños.
Anteriormente, era común que niños y adolescentes estuvieran expuestos a la violencia transmitida en series de televisión. Por lo tanto, situaciones como la de Homero Simpson marcaron un precedente en el que “era correcto que un padre agrede a su hijo”, así sea dentro de la ficción y de forma humorística.
Un reflejo de la sociedad
Definitivamente, los tiempos moldean los discursos, y estos son fácilmente representables en los programas de televisión. Sin embargo, estos cambios no son recientes. En realidad, Homero Simpson ya había dejado de estrangular a su hijo hace cuatro temporadas atrás. Mas su anuncio se convierte en una materialización de esas nuevas formas de contar historias.
Al respecto, Jaime Herrera, comediante e investigador del humor desde hace 20 años, menciona que los chistes o bromas que se hacen actualmente son diferentes a hace 10 años. Sin embargo, considera que cada generación trae cambios, y por el contrario a lo que se cree, esto no es algo propio de la llamada “generación de cristal”.
“Las nuevas generaciones siempre generarán cambios, la ‘generación de cristal’ no es la creadora de todo esto. Se supone que buscamos mejorar como sociedad y ser más conscientes de cosas que antes no veíamos”, afirmó Herrera.
Al mismo tiempo, la socióloga Vania Martinez considera que las redes sociales juegan un rol importante. Al democratizar la información, habrá más apertura para hablar de un tema y las personas pueden concientizarse e, incluso, involucrarse más.
Esta transformación en las formas de hacer humor reflejan una realidad más amplia, según observa Martínez. Para la especialista, las personas del sur global comparten el humor al convertirlo en un mecanismo de defensa. “Es una forma de sobrellevar estos problemas colectivamente”, explicó.
¿Límites al humor?
Este cambio y muchos otros en la televisión han traído —nuevamente— a la superficie un debate que lleva igual de años que estos cambios: ¿Hasta qué punto podemos limitar el humor?
Las opiniones se encuentran divididas. Tanto Herrera como diversos comediantes que trabajan con el humor a diario manifiestan que si bien los cambios obligan a los humoristas a crear chistes más elaborados e inteligentes, no se puede censurar el otro tipo de humor.
Para Herrera, “los comediantes nos autorregulamos y nos guiamos en base a lo que nuestro público consume”. Considerando que “el humor siempre ha estado entre el límite de lo aceptado”, no lo que el comediante considera que deba regularse por alguna autoridad más que la de uno mismo, añade.
No obstante, cuando se trata de figuras con alcance o poder, la socióloga considera sensato tener límites. Debido a esto, acciones como las de Los Simpson son apropiadas como un mensaje de que ya es momento de asimilar los cambios.
“La mayoría de personas que critican estas medidas tienen naturalizado ciertos comportamientos discriminatorios y violentos”, declara Martínez.
La sensación de hipersensibilidad se debe a que las redes sociales han vuelto más “observables” a estas conductas y los contenidos se exponen mucho más a las críticas. Sin embargo, esto parece necesario tomando en cuenta que existe una brecha entre el entretenimiento peruano y los límites del humor. “La televisión peruana avanza lentamente, pues aún mantiene bromas clasistas o sexistas que se presentan sútilmente”. manifiesta la socióloga .
Los programas de antes
Desde “Tom y Jerry” y sus chistes violentos hasta “El Especial del Humor” y el acoso de los personajes interpretados por Carlos Vilchez hacia la mujer, una gran variedad de programas han caído en conductas humorísticas cuestionables, con chistes que hoy en día serían difícilmente aceptados.
Muchos programas animados han estado llenos de chistes y bromas violentas, ya sea con golpes o agresiones. Un ejemplo de estos casos se visualiza en “Los Padrinos Mágicos”, cuando Francis, el típico bravucón de la escuela, agredía fuertemente a sus compañeros hasta dejarles lesiones.
Del mismo modo, en míticos programas como “El Chavo del Ocho”, veíamos casos de violencia entre sus personajes, como los golpes que le propinaba Doña Florinda a Don Ramón o este mismo al Chavo. Violencia que probablemente generaría una crítica si hoy en día un adulto golpeara a un niño en un programa televisivo.
También, en series de Disney de la primera parte del siglo XXI, como “Zack y Cody”, hay capítulos en los que los personajes principales desarrollan comentarios machistas como “ponte un poco de lápiz labial, a los hombres que nos ven les gusta”, o chistes en los que se hace referencia a que los hombres deben ganar más dinero en un mismo puesto de trabajo que una mujer.
Luego, sin ir muy lejos, dentro de la televisión peruana, en muchos programas antiguos de Jorge Benavides, aparecían personajes masculinos que se mostraban como altamente viriles y que en ciertas ocasiones empleaban el acoso hacia la mujer como una forma de generar humor en la teleaudiencia.
La mayoría de estos programas son parte del pasado y algunos de ellos ya no serían parte de la programación habitual. Ante esto, Herrera menciona que “el mundo debería ir mejorando y ser más consciente de cosas que antes se hacían y que ahora se han dado cuenta de que ya no están bien repetir”.
A pesar de que algunas formas de hacer humor están cambiando, aún queda un largo camino por recorrer para erradicar el racismo, clasismo y otros males que acechan a la sociedad y que usualmente se representaban en programas televisivos.