En un país en donde la crueldad se manifiesta a través de patadas, golpes y un sinfín de maltratos, son los seres más indefensos quienes deben luchar a diario para aguantar un castigo que parece inhumano. Dachi, aquella perrita que fue brutalmente atacada con un cuchillo, es la última de una larga lista de violencia que parece nunca acabar.
Por: Julio Andía
El pasado sábado 26 de agosto, un acto de crueldad conmocionó a todos: Dachi, una perrita pug, fue víctima de un salvaje ataque por parte de un hombre que la apuñaló más de 15 veces. Tan solo ocho días después, otro can de la misma raza sufrió feroces patadas y azotes de su propio dueño.
Estos aterradores episodios de maltrato no son nada nuevo. El Perú enfrenta un grave problema en el que las mascotas quedan expuestas a la brutalidad de sus agresores frecuentemente. Surge, entonces, una evidente pregunta: ¿Es el país acaso un lugar seguro para estos indefensos seres?
Detrás de los golpes
¿Por qué tantos animales sufren de maltrato en el Perú? Esta triste realidad podría deberse a varios factores, como a su incapacidad para defenderse o, incluso, a su lealtad inquebrantable que los obliga a mantenerse fieles a sus dueños. Más allá de cualquier razón, lo cierto es que detrás de estos ataques de ira en contra de los más vulnerables, se esconde un grave y preocupante problema.
Tal como cuenta Heidi Paiva, fundadora de Proyecto Libertad, una asociación que vela por los derechos animales, este tipo de maltrato “está directamente relacionado con el abuso hacia personas. Todos aquellos que empiezan maltratando animales siempre continúan con personas”.
Para Anaís Anaya, fundadora del albergue Voz Animal, esta situación encuentra su origen en la poca importancia que se le da a la salud mental en el país. Según estimaciones del Ministerio de Salud, de los 6,5 millones de peruanos que padecen un trastorno mental, 5,2 millones no tienen acceso a ningún tipo de apoyo o tratamiento.
Todo esto, finalmente, contribuye a que los abusos hacia los animales continúen y la violencia florezca en medio de unas leyes que parecen tener un alcance limitado ante la gran cantidad de casos que se observan todos los días.
¿Desamparados por la ley?
Después de un largo camino de lucha constante sobre los tribunales, actualmente en el Perú existen tres normas que se utilizan para proteger a los animales. Como explica Heidi Paiva, lograr que estas reglas se aprueben fue una ardua tarea que, en algunos casos, tomó hasta doce años para hacerse realidad.
“Uno es el Régimen Jurídico de Canes, que es el que establece específicamente cómo actuar en situaciones de mordedoras o cómo manejar a las llamadas razas peligrosas; la ley de Protección y Bienestar Animal, que vela por los intereses de los animales domésticos; y la Ley 4 patas, que establece la esterilización como la principal política de salud pública para luchar contra la sobrepoblación de perros y gatos”, explica la fundadora de Proyecto Libertad.
Con esto se espera que estos abusos no sean tomados a la ligera pues, quienes abandonen o ataquen a su mascota se enfrentarán a una pena que oscila entre tres y cinco años de prisión, tal como detalla la especialista.
Sin embargo, a pesar de estos logros, el panorama no siempre resulta esperanzador. A pesar de los castigos penales y de considerables multas que pueden alcanzar los cinco mil soles, la seguridad de estos individuos de cuatro patas todavía no está garantizada.
Según cuenta Anaís Anaya, fundadora de Voz Animal, “por más que haya leyes que beneficien a los animales, las autoridades aún no las regulan. Por ese motivo, cuando existe maltrato, si no es mediático no hay castigo ni sanción a pesar de que se denuncie”.
Lamentablemente quienes más sufren las consecuencias del incumplimiento de las leyes son aquellos que no tienen voz para denunciar. Un triste suceso refleja perfectamente esta realidad: Hace un tiempo atrás, “rescatamos un perrito que era de peleas y estaba amarrado fuera de una casa que sabíamos era casa de su dueño. Como estaba bastante malherido, nos lo llevamos en un carro. Luego el dueño nos buscó. Lo denunciamos, pero parece que la ley, a pesar de tener las pruebas correspondientes, no nos favoreció y tuvimos que devolverlo. Pagó una multa, pero la mascota tuvo que volver”, recuerda Anaís.
¿Cómo está la situación en el resto de países de la región?
A diferencia de la realidad que atraviesa el Perú, el panorama que se vive en el exterior es muy diferente, pues algunas naciones están dando grandes pasos para asegurar el bienestar y la seguridad de sus animales.
Heidi Paiva, fundadora de Proyecto Libertad, destaca mucho la labor que se viene realizando desde afuera. “En Colombia está el Instituto Distrital de Bienestar y Protección Animal, que hacen muchas cosas para ayudar a resolver el problema de fondo, que es el maltrato a los animales. Todo el tiempo están trabajando en educación. Promover las adopciones es algo que también ha funcionado en otros países de la región, como Argentina, Chile, Brasil, etc.”, explica.
A pesar de todo lo que se puede aprender de estos casos de éxito, el verdadero cambio no llegará hasta que las autoridades locales muestren un compromiso real con el tema, menciona Heidi, pues son estas las responsables de garantizar que ningún animal se quede esperando una justicia que en ocasiones parece no llegar.
Por su parte, Anaís Anaya, rescatista con más de 10 años de experiencia, reconoce que un primer paso será “capacitar a la policía para que puedan hacer las denuncias de manera adecuada”, ya que son ellos mismos quienes frecuentemente terminan desechando cualquier oportunidad de salvar la vida de estas mascotas.
Entre patadas y golpes por igual, estos seres indefensos se ven abandonados ante una ley que muchas veces suele evitar culpables y los condena al cruel olvido.