/

Violencia en directo

(Foto: Cynthia Carmen / Adobe Firefly)

Conducir al límite, aceptar golpes o arriesgar el cuerpo: lo extremo ahora se transmite en vivo ante miles de espectadores a través de una cámara.

Por Cynthia Carmen 

Raphaël Graven, conocido en redes como Jean Pormanove, falleció a los 46 años tras pasar casi 12 días transmitiendo en Kick. La noticia generó alarma en las redes: ¿cómo un streamer pudo perder la vida ante miles de espectadores y cómo la situación escaló hasta un punto de no retorno? Y no, no fue de manera abrupta: el creador francés había sido sometido a diversos abusos físicos y psicológicos frente a la cámara por parte de sus propios compañeros.

El caso de Pormanove expone un fenómeno más amplio. El streaming atraviesa un auge imparable, en especial las transmisiones de la categoría IRL (en la vida real en español), donde los creadores transmiten contenido en la vía pública o en eventos. Algunos se limitan a mostrar actividades cotidianas —ir al supermercado, salir de compras o visitar parques de diversiones—, pero hay quienes llevan la experiencia a otro nivel.

Perú no ha sido la excepción: jóvenes que, en busca de visualizaciones y del dinero que estas generan, se exponen a peleas, a golpes con sus compañeros o incluso conducen cuatrimotos en autopistas, arriesgándose a graves accidentes de tránsito. ¿Dónde está el límite de la fama?

Un negocio en alza

Una de las plataformas de transmisiones en vivo más populares es Twitch, creada en 2011 con un enfoque inicial en los videojuegos como género de entretenimiento digital. Ese mismo año, YouTube lanzó su opción de transmisiones en directo y, poco a poco, otros medios se fueron sumando.

A partir de 2018 se consolidó un nuevo formato: los contenidos dejaron de estar dirigidos únicamente a gamers y los creadores comenzaron a apostar por talk shows, programas conversacionales e incluso entrevistas. El fenómeno de los canales digitales explotó en Perú alrededor de 2020, impulsado por el confinamiento de la pandemia, aunque el género terminó de asentarse entre 2023 y la actualidad.

Más allá de los programas con producción considerable, surgió también un estilo mucho más improvisado: creadores que transmiten simplemente encendiendo sus webcams. En 2023, el género más visto de Twitch fue Just Chatting, categoría de charlas y programas estilo magazine, que acumuló más de 3 mil millones de horas vistas.

El productor de contenidos digitales, José Ocampo, comenta sobre los riesgos de enfrentarnos a un formato en auge. “Es un medio que se está descubriendo a sí mismo y eso, lamentablemente, lleva a que las personas experimenten con él”, acotó el productor.

Además, se observa un patrón en el tipo de contenido que muchos streamers impulsan, relacionado a los retos o desafíos. “En el mundo del streaming lo que se está haciendo es poner en riesgo algo. Ya sea la dignidad, la humanidad de alguien o la propia vida, pero esto va creciendo desde muchos años atrás”, reconoció Ocampo.

Los medios tradicionales fueron los primeros en introducir la idea de “poner algo en juego”. Desde los locutores de radio que retaban a declarar el amor en vivo, hasta los incómodos desafíos de los realities televisivos o los concursos masivos como Trampolín a la Fama de Augusto Ferrando. La gran diferencia es que hoy, gracias a la libertad que ofrece simplemente encender una cámara y crear contenido, cualquier persona tiene en sus manos la posibilidad de exponerse —y exponernos— ante el mundo.

Nexos conversó con el docente de Podcasting de la Universidad de Lima, Ricardo Marapi, quien señaló que los streamings no han creado estos contenidos, sino que los creadores encontraron en ellos un espacio para desarrollarlos. “Son como el coliseo romano, pero en digital (…) La audiencia acude a este coliseo a presenciar estas situaciones y a pagar por ello (…) Estas pulsiones violentas han encontrado un espacio en el streaming”, explicó el especialista.

Responsabilidad en línea

Aunque Kick cuenta con normativas que prohíben este tipo de conductas, su aplicación fue ineficaz: durante casi 12 días permitió la transmisión del contenido que terminó en la muerte de Jean Pormanove. La aparente libertad de emitir en vivo abre un escenario complejo: ¿dónde empieza y dónde termina la responsabilidad sobre estos contenidos?

“Siempre ha habido contenido en vivo (…) pero en la radio y la televisión la situación es más regulada, hay más reglas porque detrás están los dueños de los canales y emisoras”, indicó Marapi. A diferencia de los medios tradicionales, donde existen regulaciones claras, en internet la línea de los límites resulta difusa. Para José Ocampo, la principal responsabilidad recae en quien crea el tema. “Si tu contenido genera una comunidad detrás de ti, ya tienes una responsabilidad como creador ya que te ven como un ejemplo”, declaró el productor.

La línea directriz 5 de las normas de Kick establece: “no permitimos contenido que muestre o incite violencia aberrante, incluyendo daño significativo, sufrimiento o muerte”. Sin embargo, más adelante aclaran que los moderadores de la plataforma atienden las denuncias de incumplimiento solo cuando la audiencia las reporta.

Este es un dato revelador: el medio actúa únicamente si los espectadores reaccionan alertándola. ¿Qué ocurre cuando esos mismos usuarios promueven y son partícipes del abuso y los riesgos? La posibilidad de incluir donaciones en vivo durante las transmisiones añadió un estímulo adicional: “Si donan dinero, hago tal acción”. Una dinámica aparentemente sencilla que terminó convirtiéndose en un gatillo para intensificar agresiones y conductas de riesgo.

“No existiría ese tipo de contenido si no hubiera una audiencia que lo consuma. Las personas están premiando la exageración del daño, sobre todo considerando que muchos streamers, al comenzar, no cuentan con los presupuestos de la televisión para montar escenarios de juegos o grandes dinámicas”, mencionó Ocampo.

Un ejemplo a seguir

Ibai Llanos, el conocido influencer español, es el organizador del evento La Velada del Año. Este evento anual reúne a distintas personalidades del mundo digital y las enfrenta en combates de boxeo. Se celebra desde 2021 y marcó un hito al convertirse en un fenómeno del entretenimiento digital que combina no solo el boxeo, sino también música y contenido online, para una audiencia que puede asistir al espectáculo en persona o seguirlo desde la comodidad de sus pantallas.

Aunque podríamos pensar que el contenido podría ser inadecuado para las pantallas, Llanos se asegura de que su espectáculo cumpla con las medidas de seguridad. La Velada del Año cuenta con supervisión profesional, asistencia médica e incluso, meses antes de la pelea, se realiza un seguimiento a todos los participantes para verificar que cumplan con los pesajes adecuados para la gran noche.

Este tipo de estrellatos en el extranjero se convierte en un modelo a seguir para creadores mucho más pequeños. Neutro, un streamer peruano, intentó replicar un evento como el de Ibai. “El Rey de la Calle II”  no contaba con autorización oficial ni fue supervisado por ninguna federación deportiva. Durante la primera pelea del evento, Daniel Díaz, uno de los boxeadores, fue noqueado y tuvo que ser trasladado al hospital. Tras sufrir varias convulsiones, fue internado en la UCI debido a la gravedad del daño cerebral.

¿Pero en quién recae la responsabilidad de lo que se transmite en estos videos? El docente Marapi destacó que se trata de una responsabilidad repartida. “Es una tarea compartida: plataformas para regular; audiencia para darle la espalda, no darle likes ni views a lo que no corresponda porque afecta moralmente a la sociedad; y los propios streamers para autorregularse con el contenido que llevan a cabo”, indicó el especialista.

Por otra parte, Ocampo consideró que la batuta la llevan los creadores. “Se debe encontrar un balance: el contenido debe ser entretenido, pero también responsable. Por más irrelevante que alguien pueda parecer, una persona con valores y una educación sólida optaría por caminos menos dañinos, no sólo para sí mismo, sino también para su entorno y la comunidad que lo sigue”, concluyó el productor.

El problema no es la tecnología en sí, sino la manera en que se explotan sus vacíos de regulación y la complicidad de una audiencia que premia el riesgo. No se trata solo de entretenimiento, sino de un fenómeno que moldea conductas y normaliza el abuso como espectáculo. La solución exige un esfuerzo compartido: plataformas más estrictas, una audiencia crítica y creadores que interioricen que su contenido no es trivial.

Male Enhancement Pills Best Male Pills 2022 Male Pills Sexual Enhancement Pills best Sex Pills For Men Penis Enlargement pills Top Male Enhancement Pills Sexual Pills