La fotografía ha evolucionado de manera sorprendente y el fotoperiodismo ha desempeñado un papel esencial al documentar la realidad, pero la era digital ha traído consigo desafíos sin precedentes para esta profesión. Sin embargo, esta ha permitido entender cuán necesaria es su labor en una realidad caracterizada por la sobreproducción de imágenes y contenido.
Por Noelia Manrique y Michelle Hemmerde
Desde la primera foto hasta la actualidad, la forma en que entendemos la fotografía ha cambiado totalmente. Hemos pasado de esperar más de 8 horas para poder revelar una foto a que surgieran las primeras cámaras digitales, las cuales hicieron accesible la fotografía para todos. Los costos se redujeron, las imágenes las veías al instante y podías borrar o repetir la toma las veces que quisieras.
De esta manera, la labor de los fotoperiodistas se facilitó a niveles extraordinarios, pues eran capaces de producir miles de imágenes en un solo día y, a la vez, tanto enviarlas como publicarlas a una mayor velocidad. No obstante, esa misma vorágine tecnológica trajo la creación de los teléfonos inteligentes.
Como resultado, ahora, cualquier persona puede ser un potencial creador de contenido y, con el avance de la inteligencia artificial, el futuro profesional de los reporteros gráficos podría estar en jaque. En ese contexto, surge la duda de qué pasará con ellos dentro de unos años, ya que si bien las nuevas tecnologías abren puertas a un mundo de posibilidades, también traen consigo desafíos y retos para los artistas detrás de la cámara.
El arte de informar con imágenes
A diferencia de cualquier persona que toma una fotografía o graba un vídeo sobre un acontecimiento noticioso, los fotorreporteros no buscan likes o reconocimiento. Su misión es mostrar la verdad a través de su lente. Según José Guzmán, fotógrafo y docente de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima, “este artista, justamente, se encuentra con todos los elementos que tiene al frente y con ellos compone, encuadra y registra de manera que esos segmentos se agrupen y puedan contar una historia“.
Por tal motivo, en los medios de comunicación, siempre se han encargado de documentar el material gráfico que respalde los acontecimientos narrados. Con ello, la audiencia puede conectar de manera visual con la noticia. Aunque la era digital ha transformado la manera en que creamos y compartimos contenido, para los especialistas el trabajo del fotoreportero debería seguir siendo relevante.
De acuerdo a José García Contto, fotógrafo y profesor de la Facultad de Comunicación de la misma casa de estudios, este denota un tipo de compromiso con la objetividad y realidad que toda institución que desee informar sobre lo qué ocurre en el mundo debería evaluar como necesario. “Mientras que el público puede tomar una foto en cualquier momento, el fotoperiodista está capacitado para entender la ética al momento de registrar los sucesos”, comenta.
Por ello, a comparación del ciudadano de a pie, el reportero gráfico tiene consigo un criterio único debido a su experiencia y formación. “Tú no puedes esperar ni mucho menos pedir al público que mantenga el temple frente a una situación de peligro o pedirle que trate de ser lo más imparcial posible. En cambio, un fotoperiodista sabe discriminar lo que está en la escena, para así contar el hecho correctamente”, explica el experto.
Una gran muestra de ello es el trabajo que realiza Alessandra Rozas, alumna de la facultad y destacada fotoperiodista de El Foco. Sus fotografías resaltan precisamente por su habilidad de captar instantes que permiten comprender la realidad de manera más profunda. “Creo que uno puede escribir algún texto sobre algún tema que nos interese, pero la fotografía tiene esta particularidad de que te permite capturar un momento y significar muchísimo”, destaca la estudiante.
De tal manera, la fuerza de las narrativas que cuenta a través de su cámara resume historias de vida, luchas y recuerdos, lo que convierte a sus imágenes en una poderosa herramienta de reflexión y dejando en claro que el rol del fotoperiodista es más que apretar un botón.
Del lente al algoritmo
No obstante, en esta realidad caracterizada por la inmediatez, los fotoperiodistas deben enfrentarse a múltiples retos. La omnipresencia del celular y la escasa comprensión de lo que significa utilizar una cámara impiden que su trabajo sea dignamente reconocido. Por si esto fuera poco, incluso, los mismos medios de comunicación empiezan a buscar maneras más baratas y rápidas de obtener imágenes. En un deseo por querer ser los primeros en informar sobre algún acontecimiento, recurren al público como sus principales proveedores de material gráfico.
De acuerdo con Guzmán, es común ver en los noticieros anuncios que motivan a la audiencia a mandar sus propias fotografías y vídeos. “Lo dicen los mismos medios de comunicación con sus campañas ‘sé tú el reportero’ o ‘manda tus imágenes’, pareciera que cualquier persona puede ser un reportero”, agrega.
Como resultado, Rozas explica desde su propia experiencia que, lamentablemente, está creciendo la tendencia en los medios tradicionales de prescindir de muchos fotógrafos. “Cada vez la cantidad de fotoperiodistas que hay, por ejemplo, en una redacción, es menor porque se asume que cualquier persona podría tomar una fotografía. O, en todo caso, optan por usar las fotos de las agencias de noticias”, añade.
En esa misma línea, los creativos se enfrentan a la que consideran su principal enemiga: la inteligencia artificial. Para ellos, esta es capaz de crear imágenes en cuestión de segundos y, muchas veces, de forma gratuita. A pesar de eso, los especialistas consideran que debido a que cada vez más está siendo casi imposible distinguir cuál es verdadera y cuál no, la labor del reportero gráfico es más necesaria.
“Lo que te manda la gente es un insumo que tú tienes que cotejar e investigar porque la inteligencia artificial no es por sí sola una amenaza, es la gente que la usa para propósitos negativos. Por lo que, ahora que las tecnologías son cada vez más eficientes y la manera de detectar su veracidad de un solo golpe es cada vez más escaso, no se puede reemplazar al fotoperiodista o al videoreportero”, señala García Contto.
En ese sentido, la clave para los fotoperiodistas está en conocer las nuevas herramientas digitales y utilizarlas para facilitar su trabajo, siendo conscientes de que estas no pueden reemplazarlos. La creatividad y el criterio que ellos tienen es algo que ni las mejores IAs podrían emular.
Luz, cámara y tecnología
Aún así, frente a esta situación, en un afán por adaptarse a la inmediatez que exige el mundo digital, pareciera que las futuras generaciones dejarían de lado sus cámaras para convertir a sus celulares en su nueva aliada, llegando a que varios medios tradicionales están incitando a que esto suceda.
“En vez de mandar a un fotoperiodista, que tiene todas las herramientas para poder tomar una fotografía, envían a otra persona que tal vez no tiene tanta experiencia, pero tiene un buen celular para que así tengan video y foto al mismo tiempo. Entonces nosotros debemos descubrir cómo convivir con lo que está sucediendo ahora”, proclama Rozas, la joven reportera gráfica.
Adicionalmente, para Guzmán es un error que se crea que un smartphone puede reemplazar a una cámara fotográfica. “A pesar de que gran parte de los teléfonos actualmente cuentan con una cámara, estos dispositivos no fueron creados con la intención de que las personas tomen fotos profesionales, fueron diseñadas para capturar momentos cotidianos”, exclama.
Por tal motivo, es importante que las futuras generaciones de fotoperiodistas sepan cómo destacar su trabajo y, sobre todo, sea más eficiente para demostrar la relevancia de lo que hacen. Es decir, dejar en claro que la cámara no es obsoleta, sino que es posible llevarla a otro nivel, sacarle el máximo provecho y así obtener la mayor cantidad de beneficios.
Por ejemplo, seguir utilizando esta herramienta para capturar momentos en una mayor calidad y, luego, utilizar un adaptador de tarjeta SD para el celular. De esta forma, puedes seleccionar, editar y enviar las fotos desde donde estés. “Nos permite tener mucha más velocidad y poder llegar mucho más rápido con la noticia y la fotografía a la población”, menciona Rozas.
En ese sentido, la tecnología sigue avanzando y cada vez más surgen nuevos avances que revolucionan las artes visuales. Desde cámaras sin lentes hasta otras que se encuentran instaladas en las gafas de los camarógrafos, así surgen cientos de posibles herramientas fotográficas que puedan desarrollarse en un futuro.
Para Guzmán, en estos tiempos podemos imaginarnos cualquier cosa, pues ya en la actualidad existen cámaras sin lentes que valiéndose solo del GPS pueden tomar la fotografía. “Incluso, por más loco que suene, podríamos tener imágenes holográficas y hasta cámaras instaladas en la pupila del ojo como una especie de lente de contacto. Pero los contenidos nunca se van a crear por su cuenta, así que todavía los fotógrafos seguimos siendo irremplazables”, declara.
En consecuencia, se comprueba que el verdadero valor de estos profesionales radica en su capacidad de narrar historias con profundidad, ética y veracidad, algo que no puede ser reemplazado por la inmediatez de un smartphone ni la máquina más avanzada. A pesar de todo, adaptarse a las nuevas herramientas sin perder la esencia del oficio será clave en esta realidad que llega a ser totalmente digitalizada.