Parece que las ideas expansionistas vuelven a la Casa Blanca. Trump ya ha amenazado con recuperar el Canal de Panamá, ha puesto la mira sobre Groenlandia, pero hace unos días su nuevo objetivo en Medio Oriente fue mencionado ¿Qué quiere hacer Trump con Gaza?
Por Cynthia Duhamel
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el pasado 4 de febrero en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, su ambicioso plan para la Franja de Gaza. Acompañado del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, Trump propuso que EE.UU. asuma el control del territorio palestino, lidere su reconstrucción y lo convierta en la “Riviera del Medio Oriente”. Esto, según la propuesta, implicaría la reubicación de los habitantes de Gaza en países como Jordania y Egipto.
La iniciativa ha sido ampliamente rechazada por la comunidad internacional, especialmente por parte de países árabes y líderes de la comunidad palestina, y ha generado preocupación entre gobiernos de todo el mundo, quienes la han calificado como una violación a los derechos humanos, siendo señalada como una “especie de limpieza étnica”.
La crisis humanitaria en Gaza
Estados Unidos ha apoyado a Israel durante el conflicto que se intensificó el 7 de octubre de 2023, brindando asistencia militar y diplomática. Según el último informe de diciembre del 2024 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Franja de Gaza ha sufrido una devastación sin precedentes, en donde han fallecido más de 45,000 palestinos, alcanzando un nivel alarmante en la crisis humanitaria. Se trata de un panorama clave para poder entender la estrategia de Donald Trump, ya que este señaló que su propuesta de reconstrucción es la opción viable para evitar más muertes y llegar a la paz.
En dicha conferencia ante los periodistas en la Casa Blanca, Trump destacó que “se construirán viviendas de muy buena calidad, como una ciudad bonita, como un lugar donde puedan vivir y no morir, porque Gaza es una garantía de que van a terminar muriendo”. Es por ello que su plan incluye un periodo de reconstrucción de 15 años, durante el cual se desarrollaría un complejo turístico y comercial, para el mundo entero, en la Franja.
Sin embargo, el analista internacional y docente de la Universidad de Lima, Carlos Novoa, afirmó que la iniciativa de Trump es una postura maximalista sin viabilidad real y que se usa como una estrategia de presión en la política internacional. “Su propuesta ha sido un golpe mediático para llamar la atención y demostrar que es un “todopoderoso” que marcará la pauta de las relaciones internacionales”, añade.
La oposición de la comunidad internacional
En respuesta al plan del mandatario norteamericano, el colectivo exterior rechazó su propuesta. El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, advirtió que el derecho internacional prohíbe el traslado forzoso de una población desde un territorio ocupado y que podría constituir un crimen de guerra, tal cual afirma en un informe de la BBC News. Asimismo, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, rechazó el plan, calificándolo de “una nueva Nakba”, en referencia a la expulsión de palestinos en 1948.
Desde Hamás, el grupo militante que controla Gaza, calificaron el programa de Trump como “una propuesta ridícula”, argumentando que sólo provocaría mayor violencia y afectaría cualquier posible tregua en la región. Egipto y Jordania también se han manifestado en contra, afirmando que la reubicación de palestinos es inaceptable y que podría desestabilizar Oriente Medio. Por su parte, Alemania, Francia, Rusia y China han expresado su oposición, defendiendo el derecho de los palestinos a permanecer en su territorio y promoviendo la solución de dos Estados.
Novoa advirtió que cualquier plan de reconstrucción depende de la estabilidad política en Gaza. “El control de la Franja de Gaza tendría que recaer en los palestinos de la Autoridad Palestina, con Hamás subordinado a esta, ya que actualmente gobierna en Cisjordania”, detalla. No obstante, el conflicto entre chiitas y sunitas dentro del mundo musulmán también es un factor que llegaría a complicar este panorama.
El 5 de febrero de 2025, Ashraf al-Ashry, editor en jefe del periófico egipcio Al-Ahram, afirmó a Deutsche Welle (DW) que el rey Abdalá II de Jordania y el presidente egipcio Abdelfatah al-Sisi, presentarán un plan alternativo para la reconstrucción de la Franja de Gaza, el cual no implicará el desplazamiento de los palestinos. Según al-Ashry, el plan comenzará en Rafah y el sur de Gaza, continuará en el centro y la ciudad de Gaza, y finalizará en el norte del enclave.
Además, se llevará a cabo en un periodo más corto que la propuesta de Trump, estimándose un plazo de tres a cuatro años para su ejecución. Por su parte, Novoa resalta la imposibilidad de la propuesta de Trump, tanto desde un punto de vista logístico como político. “Ahí viven dos millones de personas, trasladarlas a otro lugar no es fácil por cuestiones logísticas y porque esa es la tierra de los palestinos,” enfatiza.
Impacto en la estabilidad de Medio Oriente y las relaciones con países árabes
Uno de los puntos más críticos del plan de Trump ha sido su impacto en las relaciones de EE.UU. con los países árabes. Novoa explica que, si el presidente estadounidense insiste en su propuesta, esto podría “convertir a Estados Unidos en un objetivo del islamismo en general”, ya que muchos lo verían como un intento de limpieza étnica en Gaza.
Además, la iniciativa podría afectar los intereses energéticos de Washington. Si bien Trump ha promovido la independencia petrolera de EE.UU. a través de políticas como drill, baby, drill, Novoa advierte que la relación con Arabia Saudita sigue siendo clave para la estabilidad del mercado energético global. “Arabia Saudita es un gran aliado de Estados Unidos. No lo va a perder por tratar de imponer una política como esta”, comenta.
Por otro lado, Netanyahu ha mostrado cierto respaldo a la idea de Trump, calificándola de “extraordinaria”, y que Israel podría entregar Gaza una vez terminados los combates. “La ultraderecha israelí que está en el poder, actualmente, tiene la misma mentalidad que Trump. Esto no fue una idea espontánea, sino parte de un pensamiento estratégico compartido y en la misma sintonía que el presidente de Estados Unidos”, explica el analista internacional. Esta postura encaja dentro de la estrategia israelí de eliminar a Hamás, reforzar su control sobre Cisjordania y limitar las posibilidades de un futuro Estado palestino.
Con un conflicto aún activo y una tregua frágil entre Israel y Hamás, persiste la incertidumbre sobre la viabilidad de las siguientes fases de negociación para la entrega de rehenes. La reubicación forzada de palestinos ha sido ampliamente condenada, y la posibilidad de que el territorio pase a manos de EE.UU. siga siendo vista como una idea inviable por la mayoría de los internacionalistas.
Para Novoa, el plan de Trump plantea un problema fundamental: el futuro del control sobre Gaza, considerando que Hamás ha sido debilitado por los 14 meses de guerra, pero no ha sido eliminado por completo y aún mantiene el control del enclave. “Trump y Netanyahu tienen una visión alineada sobre el conflicto y han presentado una postura maximalista que no acepta la permanencia de Hamás en la Franja de Gaza”, cuestiona. A pesar de todo, este escenario nos deja la gran pregunta ¿quién va a gobernar la Franja de Gaza?