La sociedad femenina enfrenta la necesidad de productos sanitarios para su periodo mensual. Así, la creciente preocupación por el impacto ambiental de los productos desechables ha impulsado el movimiento sostenible, permitiendo que muchas mujeres busquen equilibrar su salud con una “menstruación sostenible”.
Por Alessia Martínez Loza
Cada mes, más de 2.000 millones de mujeres y niñas de todo el mundo experimentan la menstruación, un proceso fisiológico natural que genera una necesidad innegable de productos sanitarios. La mayoría de mujeres optan por los desechables y la industria de estos es gigante. No hay día en que no veamos una publicidad de alguna marca con una toalla más absorbente o un tampón más cómodo. Sin embargo, el impacto ambiental de estos artículos es irrefutable, aunque poco discutido cotidianamente. Frente a ello, surge la iniciativa de la “menstruación sostenible”.
Aunque el “periodo” ha sido un tema tabú por varios siglos y lo sigue siendo en algunas culturas. Cada vez son más las mujeres conscientes del impacto medioambiental que involucra menstruar y buscan el balance entre la salud y la sostenibilidad. De tal manera, este movimiento surge como una alternativa sustentable frente a la contaminación que generan los productos sanitarios desechables. La iniciativa incluye innovaciones modernas como la copa y disco menstrual, pero también implica el retorno de artículos que se usaban hace más de 50 años como las toallas higiénicas de tela. ¿A qué se debe su regreso?
Salud pública
Carla Liera, investigadora asociada del Stockholm Environment Institute, destacó en una mesa redonda, organizada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que la salud menstrual está profundamente interrelacionada con temas medioambientales, el cambio climático y la sostenibilidad.
En numerosos lugares, las personas utilizan métodos como la quema, el entierro o el desecho de estos productos en inodoros. Estas prácticas de eliminación afectan negativamente la calidad del aire y del suelo, además de bloquear los sistemas de saneamiento, lo que pone en peligro la salud tanto de la población como de los trabajadores responsables de la gestión de residuos.
Impacto ambiental
Si consideramos que el periodo menstrual dura entre 5 y 7 días al mes durante aproximadamente 40 años, esto significa que las mujeres tienen un estimado de 480 a 500 menstruaciones a lo largo de sus vidas. En promedio, se utilizan alrededor de 20 tampones o toallas higiénicas por ciclo, generando que una mujer use entre 9,600 y 10,000 productos sanitarios durante toda su vida.
Según la UNEP (Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente), las mujeres que usan toallas de plástico producen 60 kilogramos de residuos de este artículo durante toda su etapa fértil, eso equivale a 100,000 toneladas de desechos anualmente. El problema recae en que estos tardan entre 500 y 800 años en degradarse, por lo que son una fuente de contaminación considerable. Su impacto es desconcertante; sin embargo, deshacerse de ello no resulta realista, pues es una necesidad básica para todas las mujeres.
A partir de esta problemática se refuerza la iniciativa de buscar, o más bien redescubrir, productos que cumplan la misma función, pero que sean de materiales reutilizables, como el algodón orgánico. Un regreso al pasado es cuando nuestras madres y abuelas utilizaban trozos de tela para evitar manchar su ropa. No obstante, ahora se mantiene con un diseño moderno y con el propósito de reducir la cantidad de desechos. De tal manera, las toallas lavables, la copa y el disco menstrual son los principales recursos utilizados para llevar una “menstruación sostenible”, aunque persisten ideas preconcebidas sobre lo “antihigiénicas” que son estas prácticas.
Salud íntima femenina
¿Por qué hay mujeres que optan por alternativas reutilizables? La mayoría de toallas de plástico incluyen diversos químicos con el fin de mejorar la absorción o controlar el mal olor. Sin embargo, estos pueden provocar reacciones alérgicas, infecciones e incluso irritaciones muy parecidas a la pañalitis en los bebés. Según la Dra. Yannett Reaño, ginecóloga en la Clínica Especialidades Médicas, las complicaciones con las toallas desechables se dan en mujeres con algún tipo de alergia a algún componente de las mismas, o por no cambiarlas a tiempo.
En el caso de las toallas reutilizables, la Dra. Guisella Huatuco, ginecóloga en el Hospital Carlos Alcántara Buterfield, asegura que sí compromete un menor riesgo de irritaciones, siempre y cuando se utilicen correctamente, se cambien a tiempo y se realice el lavado correcto. Del mismo modo, la Dra. Zully Vásquez, ginecóloga en la Clínica Internacional, señala que se pueden utilizar, pero se debe tener en cuenta que la sangre puede quedarse en el tejido por el mal lavado y eso no lo hace muy saludable. En definitiva, depende de los cuidados que se le den al producto para indicar sí tendrán un efecto positivo o negativo.
En cuanto al uso de la copa menstrual, existen diversas opiniones. Por un lado, Reaño sostiene que es una buena alternativa ecológica si se utiliza de manera correcta y se tiene la higiene adecuada. Por el contrario, Vásquez argumenta que nada que ingrese vía vaginal a largo plazo es bueno, pues existe riesgo de contaminación.
Existen diversos productos desechables y ecológicos, pero no hay una opción mejor o peor, ya que depende de cada mujer, considerando diversos factores como sus preferencias personales, estilo de vida, higiene personal y estado de salud. Ante todo, es importante reconocer y ser conscientes de cómo nuestras costumbres y hábitos pueden impactar a gran escala en el mundo en que vivimos.
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