Durante el siglo XVI, los primeros esclavos africanos pisaron el Perú con el dolor de estar condenados a una vida sin libertad. Pero como el sufrimiento no los iba a consumir, trajeron su cultura para dejar a sus herederos el orgullo mulato de bailar la música afroperuana.
Por Carlos Alcalá
El mes de octubre cierra con una fecha especial para todos los peruanos, el Día de la Canción Criolla. Así, el cajón retumba y la guitarra celebra a todos los que llevaron nuestros ritmos por el mundo y a los que aún mantienen viva la tradición de la jarana y el sabor.
Coincidentemente, una de las expresiones más vibrantes de nuestra identidad cultural, la música afroperuana, conmemora este mes el natalicio de dos de sus más grandes exponentes: Caitro Soto (23 de octubre) y Victoria Santa Cruz (27 de octubre).
Caitro fue uno de los cajoneros más importantes para la historia y la difusión de la cultura afro en el Perú. Su famoso “Toro Mata” lo hizo mundialmente conocido, llevándolo a ser amigo de la “Reina de la Salsa”, Celia Cruz, quien también interpretó este himno de la música negra. Por otro lado, Victoria Santa Cruz fue una cantante, compositora y escritora peruana, reconocida por ser autora de uno de los poemas más famosos del orgullo de la raza más pura, “Me Gritaron Negra”. Han pasado muchos años desde el fallecimiento de ambos, pero su ritmo y zapateo sigue presente.
El hoy del mulato
En el Perú, el 3.6% de la población se identifica como afroperuano según el último censo de 2017. A pesar de ser una minoría, la práctica de danzas como el landó, el festejo, la zamacueca o el tondero sigue generando adeptos de todas las edades y grupos sociales.
Nexos conversó con Daniel Paredes, profesor del Taller de Afro de la Universidad de Lima y cultor de danzas afroperuanas, quien nos contó sobre sus inicios en la práctica y enseñanza de la música negra. “Yo comencé a bailar desde los 15 años. Cuando salió el grupo de danzas de Victoria Santa Cruz, me sentí motivado y busqué a dónde entrar. Yo quería bailar en ‘Perú Negro’ que era el grupo de moda, pero terminé en el ‘Grupo Espectáculo Toro Mata’ de Caitro Soto”, comenta.
Según Paredes, se ha diversificado el movimiento de las danzas afroperuanas y de muchas otras de nuestro folklore. “Antes había un movimiento musical no tan fuerte, pero era importante. No había participación de muchos jóvenes, aunque era porque se tenía un hermetismo respecto a lo negro. Después de un tiempo se empezaron a abrir las danzas a los mestizos y ahora muchas más personas practican nuestros bailes”, agrega Paredes.
Actualmente, según el libro “Fiestas y Danzas del Perú”, sacado por el BCP en colaboración con antropólogos y artistas, en el Perú se enseñan más de 1500 danzas típicas en miles de elencos y escuelas de baile que participan en festividades y otras ceremonias.
Para entender la historia
Hoy en día, la música afroperuana es un elemento fundamental en la diversidad cultural de nuestro país. Las danzas representan mucho más que ritmos y compases. Para la comunidad afrodescendiente en el Perú, cada cajoneo y golpe en una quijada de burro es un símbolo de identidad y resistencia.
Para Paredes, por su parte, en cada interpretación se reviven historias de lucha y resiliencia, siendo este un canal de expresión. Además, la música afroperuana representa una contribución invaluable al patrimonio cultural peruano, influyendo en la melodía popular contemporánea y acercando al público a una herencia que en el pasado fue marginada por el racismo y que aún en nuestros días sigue presente.
“Hay muchos padres que tienen prejuicios sobre que sus hijos practiquen la música negra, y no solo hacia las danzas afroperuanas, sino también hacia el resto de danzas que son parte de nuestra diversidad cultural”, declara Paredes. En otras palabras, un país sin folklore es un país sin identidad. “Es un error que ellos no motiven a sus hijos a practicar nuestras danzas”, concluye.
Mantener nuestra cultura viva es importante para un país que aún no logra cerrar las brechas que nos separan. Bailar, cantar y tocar nuestros ritmos es importante para conseguir esa identificación como peruanos que tanto necesitamos. Victoria Santa Cruz, su hermano Nicomedes, Ronaldo Campos, su hermana Lucila, Caitro Soto, Porfirio Vásquez, Eva Ayllón, Arturo “El Zambo” Cavero y otros tantos personajes de nuestra historia musical son relevantes para construir un Perú en el que todos nos veamos como iguales y, sobre todo, como hermanos bajo una sola bandera que abraza a tanta diversidad.