En un mundo hiperconectado y saturado de estímulos, el minimalismo digital es una filosofía que nos invita a reflexionar sobre cómo usamos la tecnología en nuestro día a día, con el propósito de cultivar una vida más plena y consciente.
Por: Catherine Quispe y Diana Gonzales
¿Te sientes esclavo de tu celular? En un entorno hiperenlazado donde las pantallas parecen dominar cada aspecto de nuestras vidas, el minimalismo digital surge como una respuesta a este estilo de vida frenético. Esta filosofía nos invita a replantear nuestra relación con la tecnología y a redescubrir el placer de la calma.
“Antes, usábamos las redes sociales para desconectar del mundo. Ahora, nos desconectamos de ellas para conectar con nuestro presente”. Esta frase propone una reflexión sobre el uso del celular. No hace mucho, las redes eran un refugio, una vía de escape de las presiones cotidianas. Ahora, el constante bombardeo de notificaciones y estímulos las ha convertido en una fuente de agobio.
El scroll infinito se ha vuelto parte de nuestra rutina diaria, dejándonos cansados y con una sensación de pérdida de control. Esta inquietud ha invadido la mente de muchos jóvenes que buscan reconectar con su presente y dejar de vivir en piloto automático. De hecho, el regreso de los dumb phones —teléfonos antiguos— ha reflejado esta necesidad: hemos olvidado el simple arte de ser y estar.
Si sientes que necesitas un detox de estrés, sigue leyendo; desconectarte de la tecnología puede ser justo lo que necesitas para recuperar tu bienestar.
Menos pantalla, más bienestar
¿Por qué alguien decide tomar distancia de la tecnología? Las razones son muchas y cada persona lo vive de forma única. Lizardo Vargas Bianchi, investigador de educación en Comunicación en la Universidad de Lima, lo llama una experiencia “idiosincrática”, es decir, individual.
Aún así, hay algunas motivaciones que se repiten. Según Vargas, algunos se desconectan porque tienen la sensación de estar perdiendo el tiempo o la percepción de que la tecnología no es útil. Otros lo hacen después de una experiencia negativa o por saturación, es decir, la sensación de que hay una sobrecarga de información en un corto período de tiempo, resumida en la frase: “ya no jalo más”.
Entonces, ya tomaste la decisión de iniciar una desconexión digital, ¿qué beneficios puedes esperar? La psicóloga Alejandra Pacchioni destaca que el principal beneficio es reconectar con la realidad. “Nos volvemos más conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, lo que tiene un impacto positivo en funciones cognitivas como la percepción y la atención, que suelen verse afectivas por el uso constante de las redes sociales”, destaca.
En líneas generales, la desconexión digital mejora el bienestar. Al reducir nuestra dependencia de la tecnología, disminuimos los niveles de estrés y ansiedad que a menudo surgen por “la necesidad constante de revisar el celular”, como explica Pacchhioni. Muchas veces, esta ansiedad está relacionada con el FOMO (fear of missing out), el temor a perdernos de algo importante si nos desconectamos. “Esta inquietud no sólo está ligada a características personales, sino también a la presión que ejercen los medios y las redes sociales”, señala la experta. Se trata del tipo de contenido que consumimos y que nos empuja, casi sin darnos cuenta, a seguir conectados y repitiendo el ciclo de consumo digital.
Otro gran beneficio del minimalismo digital es la mejora en la calidad del sueño. Un estudio realizado por la revista BMC Psychology en 2024 reveló que “el uso de las redes sociales en la noche se traslucen en una mala calidad del sueño y una mayor prevalencia de pesadillas”. No solo esto, sino que la exposición a la luz azul antes de dormir interfiere con un descanso reparador. Por lo tanto, establecer una rutina que prepare tanto el cuerpo como la mente para dormir adecuadamente es clave. Así que ya sabes, ¡evita scrollear por Tik Tok antes de dormir!
Además, reducir el tiempo frente a las pantallas ayuda a minimizar molestias físicas. De acuerdo con Lizardo Vargas, “cuando las personas pasan menos tiempo conectadas, disminuyen los dolores posturales que surgen de pasar horas frente a una pantalla o mirando el celular desde la cama”. Ojo con ese dolor en la zona lumbar, este hábito podría ser la causa.
Finalmente, uno de los mayores beneficios y una de las principales razones por la que muchos estudiantes deciden establecer límites con el mundo digital es la recuperación del control sobre su tiempo. Como explica Alejandra Pacchioni, “tomar distancia de lo digital puede ayudarnos a mejorar tanto nuestra productividad como nuestro enfoque”. Al reducir las distracciones tecnológicas, podemos concentrarnos mejor en las tareas importantes, lo que se traduce en una mayor eficiencia y un aprovechamiento más consciente de nuestro tiempo.
Vivir sin prisa
Desacelerar y vivir a un ritmo más pausado es lo que muchas personas anhelan hoy en día. En un mundo donde la cultura de la inmediatez y la tendencia a ir en piloto automático dominan, el slow movement nos invita a ir más lento. Dejar de correr para empezar a caminar.
Esta filosofía, estrechamente relacionada con el minimalismo digital, promueve la apreciación del presente, animándonos a dejar de lado los estímulos externos, como la tecnología, para disfrutar de cada momento. Se trata de recuperar el control sobre nuestra vida, de vivir en calma y de alejarnos del estrés y la prisa. Al adoptar este enfoque, desarrollamos una mayor conciencia sobre nuestras actividades diarias, algo que no solo mejora nuestras relaciones interpersonales, sino que fomenta la creatividad y nos proporciona una sensación renovada de bienestar.
Al mismo tiempo, nuestro nivel de productividad se incrementa, un tema de interés para muchos. Según Lizardo Vargas, “una de las motivaciones que mencionan las personas para decidir desconectarse es ‘quiero desconectarme para ser más productivo’”. Y es que, generalmente, sumergirse en estas plataformas rara vez se limita a veinte o treinta minutos, como solemos convencernos. Al contrario, se convierten en varias horas que nos desvían de nuestras metas diarias y de actividades que realmente disfrutamos. Piénsalo: ¿cuándo fue la última vez que dedicaste tiempo a algún hobby? El tiempo libre que recuperes puede aprovecharse al máximo. “Muchos retoman pasatiempos que han dejado o buscan uno nuevo”, resalta Vargas.
Además, existir sin prisa tiene un impacto positivo en nuestra salud mental. Tal como se mencionó anteriormente, la sobrecarga de información y las constantes notificaciones pueden generar ansiedad y estrés. Por lo tanto, al tomarnos un tiempo para desacelerar, permitimos que nuestra mente se relaje y se reconfigure. Esto no solo mejora nuestra claridad en la mente, sino que también nos ayuda a tomar decisiones más acertadas y a vivir de manera más intencional.
¿Cómo reducir el ruido digital?
En un mundo donde la tecnología se torna cada día más inescapable, ¿cómo damos el primer paso al minimalismo digital? Según Cal Newport, autor del libro “Minimalismo Digital” considerado una de las principales guías de esta filosofía de consumo, es vital comprometerse con una forma nueva de entender la tecnología. En su opinión, la toma de acción radical es la mejor forma de empezar un cambio. Nada a medias tintas.
En primer lugar, es momento de llevar a cabo una limpieza de tus herramientas digitales. Piensa cuántos aparatos tecnológicos, plataformas y/o aplicaciones utilizas todos los días. Suprime su uso al mínimo durante 30 días. En ese periodo, toma nota de lo que realmente es necesario. ¿Cuáles herramientas has extrañado? ¿Cuáles te han hecho mejor con su ausencia? Cuando termines esta etapa de transición, sabrás desechar aquello que en realidad no necesitas y solo utilizas por inercia.
Afortunadamente, no tienes que confiar enteramente en tu fuerza de voluntad para llevar a cabo este proceso. Existen aplicaciones dedicadas a suprimir drásticamente el tiempo que pasas en ciertas aplicaciones en el celular. De la misma manera, encontramos extensiones que pueden añadir a tu navegador para restringir ciertas páginas web como por ejemplo el afamado Cold Turkey o Pavo Crudo, cuyo nombre hace alusión a la práctica de dejar una sustancia adictiva abruptamente. De una.
Por otro lado, tienes que considerar que cuando dejes ciertos hábitos, es probable que sientas un vacío. Newport destaca cómo el uso por inercia de los teléfonos y/o redes sociales hace que nunca estemos solos, lo que puede alimentar sensaciones de intolerancia a la soledad. Por eso, integra actividades donde disfrutes solo de tú compañía. Acostumbrate a enfrentarte a tu mente sin el acompañamiento de música o scrollear por tu feed. Las caminatas son un buen lugar para empezar.
Finalmente, es crucial reflexionar sobre el contenido que consumes. Pregúntate: ¿las cuentas que sigo realmente me inspiran o me generan estrés? Opta por observar solo aquello que te aporta algo positivo. Crea una lista de recursos digitales que enriquezcan tu vida y elimina lo que te resta energía. Al hacerlo, estarás cultivando un entorno que favorece tu bienestar, acercándote cada vez más a un estilo de vida minimalista y consciente en el mundo tecnológico.
Desconectar para conectar
A mitad del siglo pasado, el monje trapense Thomas Merton propuso que la tecnología se filtraba dentro de nuestras mentes y organizaba la vida interna de los seres humanos. En ese momento, el punto de amenaza seguía en un aparato que hasta podríamos considerar rudimentario. “Parece que la televisión podría convertirse en un espacio de sustituto antinatural de la contemplación”, escribió. Afortunadamente, el pensador ya no está con nosotros para horrorizarse con Tik Tok o Instagram.
La contemplación se define como la observación atenta y detenida de una realidad, especialmente cuando es placentera y pacífica. Una actividad infinitamente humana, pero que está siendo dejada de lado por todas las posibilidades estimulantes que nos brinda el universo digital.
Pregúntate a tí mismo. ¿Cuándo fue la última vez que te permitiste contemplar algo en su totalidad y, a través de eso, conectar contigo mismo? Si no puedes acordarte, es momento de que pruebes llevar a cabo un detox digital. Recuerda que las herramientas digitales deben ser controladas por nosotros, no al revés.