Desde el cottage core hasta el Y2K, los aesthetics emergen como un poderoso lenguaje visual que refleja la identidad juvenil. Pero, entre la expresión personal y la presión por encajar, es difícil definir si estamos siendo realmente auténticos.
Por: Cynthia Carmen y Luciana La Torre
En un mundo donde la imagen digital se entrelaza con la identidad, lo aesthetic ha emergido como un lenguaje social multifacético. No se trata solo de colores, texturas o tendencias, sino que es un vasto universo simbólico que permite a las personas articular quiénes son.
Sin embargo, entre el eco constante de likes y comentarios, la línea entre la expresión personal y la necesidad de encajar se vuelve difusa. Por ello, en tanto a las tendencias estéticas que inundan las redes sociales, ¿cuánto de lo que elegimos refleja nuestra verdadera esencia? ¿Cuál es el resultado de lo que creemos que debemos ser?
El nuevo idioma
El término aesthetic ha mutado de ser un simple término de moda a un lenguaje social empleado por los jóvenes para navegar distintos estilos y expresar su identidad en este mundo cada vez más visual. Es así como cada estética transmite un grupo específico de valores y creencias a través de la ropa que utilizan, la música que escuchan, su visión del mundo o los hábitos de consumo que siguen. En ese sentido, las personas aesthetics se convierten en comunidades en sí mismas.
El cottage core, por su parte, romantiza la vida rural y belleza de lo simple, por lo que tienden a la desconexión tecnológica, sostenibilidad y autosuficiencia. Por el contrario, la estética Y2K celebra la moda y cultura pop de los años 2000. Con colores brillantes y metálicos, se combina la nostalgia de una época pasada con la exageración del futurismo. Estos marcos estéticos, al igual que muchos otros, permiten que sus seguidores comuniquen inmediatamente una historia sobre su identidad, sus valores y con qué se sienten conectados. Amelie Shebsdat, estudiante de la Universidad de Lima y fan de la moda, indica que muchas veces inconscientemente las personas escogen vestirse con ciertas prendas porque de alguna manera buscan transmitir un mensaje.
No obstante, Juan Carlos Migone, psicólogo y psicoterapeuta, menciona que a veces las estéticas pueden servir para llenar vacíos de personalidad en los jóvenes: “Estos estilos de vida alternativos que se ven en las redes sociales generan mucha influencia en muchas personas, sobre todo cuando tienen algunas carencias en cuanto a su personalidad, a la formación que han recibido, al afecto que han recibido”, menciona, ya que puede encontrarse en este estilo de vida algo que termina llenando estos vacíos en la persona.
Asimismo, al tener una serie de pautas visuales, se han creado también diversos prejuicios respecto a las personas que siguen ciertos aesthetics. Luciana Navarro, estudiante de la Universidad de Lima, comenta que, hace poco, se puso de moda el estilo coquette y hubo varios comentarios de que, para usar esta ropa, debías ser delgado o incluso blanco. “Pasa eso con muchas más estéticas, que te dan un reglamento de qué tienes que hacer o ser para poder pertenecer”, denota. De esta manera, las personas empiezan a sentir esa presión.
Ser o pertenecer
En 2010, el estilo aesthetic era más conocido como el “estilo Tumblr”, debido al auge de esta plataforma de blogs. Este estilo se popularizó por evocar una sensación de nostalgia, combinada con una mezcla de elementos visuales, fotografías editadas y una fuerte influencia de la cultura pop, la música alternativa y el arte digital. Actualmente, el término aesthetic ha evolucionado para abarcar muchas más definiciones que representan diferentes estéticas.
Esta diversificación de estéticas ha logrado que más individuos se sientan identificados con estéticas específicas, no solo como una forma de autoexpresión sino también como una manera de pertenecer a un grupo social.
“Las aesthetics pueden ayudarnos a expresar nuestra personalidad, pero también hay casos en los que, por querer pertenecer a un grupo, las personas sienten que deben seguir ciertos patrones o normas. […] Cualquier aspecto que represente parte de tu identidad debería ser completamente propio”, comenta Amelie Shebsdat, alumna de nuestra casa de estudios, quien afirma no sentirse encasillada en ninguna aesthetic.
La forma en la que nos vestimos puede ser una forma de expresarnos, ya sea intencionalmente o no. Nuestra elección refleja nuestras emociones, estado de ánimo o incluso los grupos sociales a los que queremos pertenecer, enviando un mensaje al mundo sobre quiénes somos o cómo nos sentimos en ese momento. Por lo tanto, las tendencias de estilos pueden ser un factor influyente en la construcción de la identidad personal.
Estas tendencias no solo dictan qué está de moda, sino que también permiten a las personas adaptarlas y reinterpretarlas, convirtiéndolas en un reflejo único de sus gustos e ideologías. “Realmente, me visto porque me hace sentir cómoda, porque me permite ser yo misma y encontrarme. Creo que al sentirme a gusto con cómo me visto, me siento completamente en paz conmigo”, indica Luciana, quien ha aprendido a expresar su identidad a través de su peculiaridad personal.
Además, existen casos en los que las personas que deciden abrazar ciertos estilos de vestir también adoptan aspectos relacionados con un estilo de vida. Por ejemplo, quienes se sienten atraídos por el estilo gótico tienden a escuchar música punk o metal, aunque esto no siempre es así. Cabe destacar que, ante la presión social por el deseo de pertenecer, las personas pueden llegar a cambiar su comportamiento con la intención de generar un sentido de pertenencia.
“Hay que ver qué hay detrás de esa tendencia a identificarse con estos estilos de vida. No voy a generalizar, porque hay casos en los que la persona está totalmente asociada con ese estilo de vida, pero también puede ser que haya algo detrás de esto”, mencionó el psicólogo Migone.
La cuerda floja entre autenticidad e inspiración
Otro factor que aparece en el ecosistema de lo aesthetic es el término “romantizar” o “romantizar tu vida”, que comienza a proliferar en las redes sociales como una forma positiva de afrontar el día a día. Pero, ¿es realmente así? Adoptar estilos de vida, ya sea en la forma de vestir, la música o las rutinas, no tiene por qué ser algo negativo.
No obstante, psicológicamente se puede considerar que quienes incorporan conceptos aesthetics en sus vidas lo hacen de manera genuina o, por el contrario, pueden estar cayendo en una trampa negativa. Según Migone, dentro de la psicología hay un término llamado “false self”, que se refiere a adaptar una identidad que no es la propia. “Muchas veces puede ser producto de la presión en redes, al querer parecerse o sentirse parte de una comunidad”, indica.
Debemos tener en cuenta que las redes sociales nos hacen parecer que todo es perfecto y prolijo. Una persona con baja autoestima, influenciada por íconos que establecen ciertos estándares, puede sucumbir a la imitación y, a largo plazo, perder su propia identidad. “La frustración por no lograr la ansiada perfección hace que el autoestima de la persona se vea afectada. Finalmente esto desemboca en procesos depresivos, y notablemente en un problema mayor”, explica el especialista en salud mental.
Por ello, es fundamental encontrar un punto de equilibrio entre la inspiración que las diversas aesthetics pueden ofrecer y nuestra propia autenticidad. La búsqueda de pertenencia es completamente humana; sin embargo, no debe hacerse arriesgando nuestra integridad mental.
Las diferencias nos hacen especiales y, en lugar de dejarnos llevar por la presión de las redes sociales y la búsqueda de una perfección inexistente, es esencial celebrar nuestra individualidad y permitirnos explorar cada faceta de nosotros mismos. Así, los aesthetics pueden convertirse en una herramienta útil para la expresión personal, siempre y cuando puedan aplicarse de manera consciente.