De la televisión infantil y los juegos al aire libre a la era de las plataformas digitales y los videojuegos. La diversión para los pequeños ha experimentado un cambio radical en los últimos años. ¿Cuánto ha evolucionado en este nuevo escenario digital?
Por Paolo Velita e Igor García
El reciente fallecimiento de Yola Polastri nos recuerda inevitablemente a los desaparecidos programas de entretenimiento infantil que definieron una era y el género televisivo en general. En las décadas de los 80 y 90, los niños disfrutaban de horas interminables jugando en la calle con amigos del barrio o sintonizando programas como “Hola Yola” o “Nubeluz”, los cuales se convirtieron en íconos culturales.
En contraste con esa época, la realidad actual muestra una notable transformación en los hábitos para entretenerse de los niños. Hoy, la mayoría de ellos rara vez salen de casa, lo que limita el desarrollo de sus habilidades sociales y su interacción con el mundo real. En lugar de ello, se encuentran inmersos en un mundo digital, consumiendo contenido en plataformas como Youtube Kids o jugando videojuegos, marcando una brecha con las experiencias de generaciones anteriores. ¿De qué manera ha cambiado el entretenimiento infantil con la llegada de la era digital?
La nueva galaxia digital
A mediados de los 70, cuando la televisión a color llegó al Perú, esta fue un boom que cautivó a millones de personas, ya que servía como un medio por el cual podías informarte mediante noticieros o entretenerte con diversos programas, tanto para adultos como infantes. Durante esos años, el venerado programa “Hola Yola” se convirtió en el show infantil más querido y reconocido de la televisión peruana. No solo porque entretenía, sino que también educaba a los niños a través de sus pegajosas y memorables canciones como “La gallina turuleca” o “El telefonito”.
Hasta hace unas décadas, los programas infantiles en televisión abierta en formato de reality shows eran una fuente importante de entretenimiento para los niños. Sin embargo, estos fueron, gradualmente, sustituidos por dibujos animados, debido a que estos contenidos poseían un menor nivel de censura de acciones y lenguaje, además de una mayor variedad de géneros. Uno de los canales más famosos que promovió estos nuevos tipos de contenidos fue Cartoon Network, convirtiéndose en uno de los pilares del entretenimiento infantil, captando la atención de miles de niños con sus icónicos programas como “Hora de Aventura” o “Un Show más”.
Con el paso del tiempo, los canales televisivos comenzaron a quedarse atrás frente a la rápida evolución del entorno digital. “El impacto del internet fue instantáneo y los programas tradicionales no pudieron adaptarse al cambio. Ello generó el declive del entretenimiento en general de la televisión”, señala Eduardo Ojeda, experto en nuevas tecnologías.
Según la agencia de investigación de mercados Nielsen, en 2018, la audiencia de las tres redes televisivas más populares entre los niños de ese entonces – Nickelodeon, Disney Channel y Cartoon Network – disminuyó más del 20% en comparación al año anterior.
Además, el canal Disney XD, conocido por series exitosas como “Phineas y Ferb” y “Kick Buttowski: Medio Doble de Riesgo”, anunció su cierre en 2022, junto con otros cuatro canales de la misma compañía. Decisión que fue parte de una estrategia de Disney para trasladar su contenido a la plataforma streaming Disney +, adaptándose así a las nuevas tendencias del consumo digital.
En los últimos 15 años, el avance tecnológico generó un crecimiento sin precedentes de dispositivos electrónicos, los cuales permitieron que haya un amplio bagaje de entretenimiento para los niños, especialmente para la denominada Generación Alfa, infantes nacidos a partir del 2010 que se caracterizan por haber nacido en un mundo totalmente digitalizado.
De acuerdo a los resultados obtenidos de una encuesta realizada en 2023 por la empresa de ciberseguridad Kaspersky Safe Kids, el 61% de los menores reciben su primer artefacto electrónico entre los 8 y 12 años. Asimismo, un estudio de Lingokids revela que el 40% del tiempo que los niños dedican a estos dispositivos tienen el fin de entretenerse.
La preferencia de los pequeños por los celulares y las tablets se debe a las variedad de aplicaciones disponibles. Según el estudio anteriormente mencionado, las apps más utilizadas por los niños en Perú, en orden de popularidad, son Youtube, TikTok, Whatsapp, Roblox e Instagram. No solo hay una gran cantidad de apps, sino por la vasta oferta de contenidos. “Youtube tiene una plétora espectacular de contenidos dirigidos a niños y lo acompaña con una súper especificación y personalización de contenidos que la televisión no tenía”, afirma Ojeda.
En el pasado, los niños debían que esperar a una hora específica para ver su programa favorito, y si nos les gustaba una serie, solo podían esperar o cambiar de canal con la esperanza de encontrar algo que les llame la atención, pero con el internet, los niños permitió la democratización al acceso a los contenidos, permitiendo que los niños eligen lo que desean ver en el momento que prefieran.
Nubes con fugas
El internet puede ser una amenaza. La producción de diversos contenidos, especialmente en el ámbito digital, requiere una mayor atención acerca de la seguridad para los más pequeños, lo que demanda la implementación de medidas que garanticen un entorno seguro, donde se deben aplicar regulaciones estrictas que protejan la privacidad y bienestar de los niños.
“Youtube Kids es una aplicación pensada para los más pequeños y se creó con la idea de ofrecer un entorno seguro para los menores en el que pueden navegar por sí mismos de manera fácil y divertida”, así presentó Youtube en 2015 a su nueva plataforma de contenido pensada para menores de 13 años, prometiendo un refugio digital en el inmenso laberinto del mundo en línea.
Un gran peligro asociado con el uso de las aplicaciones en dispositivos electrónicos es, paradójicamente, la misma razón por la que atraen tanto a los niños: la abundancia de estímulos. Los pequeños son curiosos por naturaleza, constantemente exploran y buscan nuevas experiencias, una característica que puede llevarlos a navegar por sitios inseguros o inapropiados.
Aunque Youtube versión está diseñado para ser seguro, la situación es diferente con otras aplicaciones. De acuerdo con Ojeda, un niño puede salir de Youtube Kids con mucha facilidad y acceder a plataformas que no son aptas para su edad, e incluso descargar nuevas aplicaciones, lo que hace que las limitaciones impuestas sean solo una solución temporal. Además, enfatiza que “la tecnología no está preparada para niños”.
Estragos prematuros
Si bien la televisión y el celular tienen en común una pantalla para transmitir contenido, su función, a pesar de los años o generaciones, continúa siendo similar, solo que en una mayor diversidad de formatos y tamaños: entretener al niño o tranquilizarlo durante la realización de tareas de los padres. Un “estate quieto” que están usando cada vez más seguido sin enfocarse en las consecuencias a largo plazo.
A pesar de ello, esta introducción prematura de los niños a los artefactos electrónicos puede significar, para el psicólogo y docente Manuel Cuevas, la alteración de procesos psicológicos necesarios en el niño a esa edad, e influir en el tipo de crianza que recibirán en el futuro.
Este sostiene que, independientemente del contenido que se esté consumiendo durante esa etapa, sea video o un videojuego, puede considerarse perjudicial para el niño, debido a que este tipo de productos digitales usualmente contienen un estilo llamativo e inmediato a la hora de presentar la información. La rapidez de los datos y su interpretación puede conllevar a una pérdida en la concentración y retención de la información por parte de los infantes.
Otro de los puntos que comparten Ojeda y Cuevas recae en el aspecto social del niño: mientras más tiempo pase en los dispositivos electrónicos consumiendo contenido o jugando en plataformas online, menor será el desarrollo de sus habilidades sociales, las cuales sí se ponían en práctica en las pasadas generaciones.
“No hay forma que las conversaciones dentro de los contenidos en línea reemplacen a una buena conversación e interacción en la vida real. Nada se compara a eso.”, señala Ojeda, quien considera importante que los padres equilibren los tiempos de uso de estos objetos, estimulando el factor social, inherente en el ser humano, mientras conoce el mundo virtual y las posibilidades que esta puede otorgarle en un futuro más allá del ocio y entretenimiento.
Todo viene desde casa
El internet permanece en una velocidad constante, cuál elemento de análisis físico. Es imposible creer que esta permanecerá inmóvil en algún momento, puesto que siempre habrá personas que nutran este universo digital con diverso contenido, ya sea de contenido de calidad o de utilidad nula o mediocre.
Si bien antes el cuidado y filtrado de los contenidos lo realizaba la misma casa productora o televisora, no quiere decir que estos hayan sido o sean mejores o peores a los actuales. En ese sentido, Ojeda complementa este punto de vista, en donde resalta que ahora “el espectro se ha ensanchado”, mostrándonos que el contenido o los programas de antaño de la televisión ahora pueden ser situados dentro de la escala de gran calidad o de una de baja calidad, al ya poder ser comparados por la diversidad de contenidos existente en el internet.
Teniendo eso en cuenta, el también miembro del Observatorio Tecnológico de la Universidad de Lima, nos recalca un aspecto importante: a pesar de las restricciones habidas y por haber que los padres pueden aplicar ante ciertos contenidos, el niño, por mera curiosidad, buscará y encontrará la manera de verlo. Si ocultarlo es la meta, pues no hay nada que se pueda hacer. Sin embargo, hay un as bajo la manga que los progenitores pueden usar: “advertirles de los riesgos y beneficios que puede encontrar en internet”, señala.
Esta medida puede resultar idealista, pero es un proceso que varios padres han dejado de lado por temor a que sus hijos se vayan en un viaje de descubrimiento sin rumbo ni conocimiento de lo que pueden hallar. Ejercer un rol participativo, sin prohibirle el acceso, pero velar también por el seguimiento del niño, que aún necesita asesoría y ayuda paterna, eso es lo que se necesita para acercar poco a poco a la cruda realidad que compone a la internet.