Sombras del arcoíris: las terapias de conversión

En el contexto del mes del orgullo, es importante recordar que si bien existen avances en la inclusión de la comunidad LGBTIQ+ en Perú, aún perduran prácticas que atentan contra el bienestar del colectivo. Entre ellas, las terapias de conversión.

Por Catherine Quispe Bendezú

¿Intervenciones para cambiar la orientación homosexual por la heterosexual? Así es. No sólo se trata de invenciones ficticias para la pantalla grande, sino que, lamentablemente, son realidades persistentes en nuestra sociedad.  

Los Esfuerzos de Cambio de Orientación Sexual, Identidad o Expresión de Género (ECOSIEG), más comúnmente conocidos como terapias de conversión o terapias reparativas, son “tratamientos” psicológicos, médicos y/o espirituales que pretenden “corregir” la orientación sexual e identidad de género de una persona. Estos métodos se basan en el falso sustento de que los homosexuales están enfermos y sufren daños psicológicos severos, por lo que necesitan ser “curados”. 

Abusos físicos, psicológicos y sexuales, junto con la electrocución, la medicación forzosa, el confinamiento y la humillación, son solo algunas de las formas en que se manifiestan estos métodos de tortura para las personas de la comunidad LGBTIQ+. 

Cada uno de estos métodos se fundamenta en diferentes premisas. Según las Naciones Unidas, las terapias reparativas se dividen en tres vertientes: psicológica, médica y espiritual. La intervención psicoterapéutica se basa en la creencia de que la diversidad sexual o de género se debe a experiencias de crianza “anormales”, mientras que las prácticas médicas afirman que esta es una disfunción biológica inherente. Finalmente, las intervenciones espirituales intentan modificar este comportamiento a través de la fe y la consejería pastoral. 

Cruda realidad limeña

En el corazón de Lima, existen lugares que se disfrazan de centros de rehabilitación o consejería espiritual, donde se practican las terapias de reorientación sexual. La más conocida es el Centro de Restauración de Homosexuales (Creho), con sedes en Lima y Ucayali, un centro de consejería y acompañamiento en las áreas de atracción al mismo sexo —conocida por sus siglas AMS— y las adicciones sexuales. Creho llegó a Perú con el apoyo del movimiento internacional Exodus Global Alliance.

Exodus Global, anteriormente conocida como Exodus Internacional, es una asociación a nivel mundial que fue declarada extinta en 2013. Sin embargo, actualmente sigue operando bajo el nombre de Exodus Global Alliance. De acuerdo con su página web, esta es una asociación interdenominacional de ministerios cristianos, que promueve el mensaje de salvación e integridad sexual a través del poder transformador. Sus mensajes centrales se enfocan en el “quebranto sexual” y el deseo de “restaurar el diseño original”. 

Esta visión fue la que inspiró a María Elena Mattos Copari, quien se presenta como pastora evangélica y docente —a pesar de no tener títulos académicos acreditados por la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitarias—, a fundar Creho en Perú el año 2001. Basada en su propio testimonio de reconversión sexual, Mattos relata que hasta los 13 años le gustaban las mujeres y tenía una apariencia “masculina”. En sus palabras, era una persona condenada a una vida infeliz, estaba sumergida en el consumo de drogas y alcohol y tenía conductas suicidas, por lo que decidió buscar refugio en la fe cristiana. 

Más tarde, con el propósito de “ayudar” a otros en situaciones similares, Mattos instauró Creho —que recibió el apoyo de políticos como el excongresista y pastor evangélico Julio Rosas—, donde difundía conferencias públicas, terapias de conversión a través de consejería, charlas para padres y grupos de apoyo, a través de su página de Facebook. No obstante, esta página ha permanecido inactiva desde el 21 de junio de 2020. 

Una de las páginas aliadas que continúa el legado de valores de Creho y que se mantiene vigente hasta el día de hoy es la página de Facebook “EX LGTB PERÚ”, fundada el 13 de abril de 2018. Este grupo se presenta como un Ministerio de Restauración para personas con quebrantamiento en su identidad sexual. Por ello, se encargan de la constante difusión de testimonios de ex-homosexuales, presentándose como ejemplos de esperanza e inspiración.

El caso principal de conversión compartido es el del director del grupo, el pastor cristiano Roberto Santomé, ex transexual, quien también trabajó en “El Trocadero”, el prostíbulo más antiguo del Callao. Santomé ha brindado numerosas charlas tanto a través de su propia página como en otros espacios cristianos (presenciales y virtuales) que comparten la misma ideología. En 2022, brindó una entrevista a la radio Acción Cristiana, transmitida por Pura Vida 92.9FM —una estación de carácter cristiano que ofrece campañas de evangelización— y a través de Youtube.

Asimismo, el pastor ha invitado a sus seguidores a asistir a las reuniones de la Iglesia cristiana “Jesús El Refugio”, aparentemente ubicada en el Pasaje Inclán en el Cercado de Lima. Sin embargo, este lugar no cuenta con un sitio web oficial ni información de contacto, y no aparece en las búsquedas de aplicaciones de mapa. 

Así como esta Iglesia, existen otras más, en su mayoría clandestinas, que se dedican a las terapias de conversión. Una de ellas es la “Casa de oración Iglesia de Dios”, ubicada en Los Olivos. Mediante la repartición de folletos, invita a las personas de la comunidad LGBTIQ+ a asistir a sus reuniones. 

Por otro lado, en junio del 2019, la Parroquia San Pío X organizó una serie de conferencias dirigidas por Lola Sheen Vergara, una psicóloga que afirmaba contar con una certificación internacional en la aplicación de terapias reparativas y otros métodos para el tratamiento de la homosexualidad, otorgada por la Universidad de Utah, Estados Unidos. 

Al respecto, Rodolfo Ramírez González, pastor de la Iglesia cristiana evangélica “Centro de Avivamiento Mundial“ se opone a estas prácticas que atentan contra el bienestar de las personas. “La iglesia está precisamente para dar soporte emocional. Las terapias de conversión u otro tipo de terapia no solicitadas son en contra de la voluntad de la persona (…) La iglesia como tal se debe limitar a ofrecer un consejo a todos aquellos que recurren a esta entidad, pero no en contra de la voluntad del individuo”. 

Lagunas legales 

A pesar de su condena internacional y el creciente rechazo social, en Perú, la situación legal respecto a las terapias de conversión es compleja. Aunque hace unas horas se logró que el Ministerio de Salud (MINSA) revirtiera su decisión de catalogar la homosexualidad dentro de la lista de enfermedades mentales, no se puede ignorar que fue el mes pasado que, hasta hace un mes, este ministerio había tomado la decisión de incluirlos en dicha lista. Esta acción contribuía la perpetuación de prácticas como las terapias de conversión, que buscan “sanar” estas supuestas enfermedades. 

A nivel internacional, organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Americana de Psicología (APA) rechazan públicamente las terapias de conversión, advirtiendo que carecen de justificación médica, y que, por el contrario, atentan contra el bienestar de las personas. En otros países de la región, existen políticas en contra de las ECOSIEG en otros países de la región, como en Brasil, nuestro país vecino, el cual fue el primer país que planteó iniciativas para prohibirlas, la primera siendo en 1999. 

En Perú, sin embargo, no existen leyes que cataloguen estas prácticas como formas de tortura ni que las prohíban explícitamente. El intento más cercano de lograr una legislación al respecto ocurrió en 2019, cuando el congresista Alberto de Belaunde presentó un proyecto de ley para prohibir las terapias de conversión tras un informe de la organización “Más Igualdad” que indicaba que casi el 40% de la población LGBTIQ había sido sometida a estas prácticas. No obstante, esta iniciativa quedó suspendida y hasta la fecha, ningún otro congresista ha mostrado intención en prohibirlas. 

Cicatrices emocionales

“También soy ex transexual y no puedo cambiar, los hombres me siguen. Algún pastor que me ayude o haga liberación porque la homosexualidad no se me quita ayudanme”. Este es un comentario en un video de uno de los testimonios compartidos por el grupo EX LGTB Perú a través de su canal de Youtube, y así como este, el internet es testigo de muchos otros de personas que viven atrapadas en un sentimiento de culpa por sus preferencias sexuales. Este sentimiento es, en su mayoría, transmitido por alguien de su entorno cercano. Según el psicólogo Albert Vidal, en ningún caso que ha atendido, la causa inicial de consulta ha sido explícitamente las terapias de conversión. “Es raro que el motivo de consulta sea el haber pasado por una terapia de conversión, porque suelen ser adolesccentes traídos por sus padres (…) Recién cuando indagas, te das cuenta de que esa es la verdadera causa”, expresa. 

Lamentablemente en el Perú no todos cuentan con acceso a servicios de salud mental. Vidal comenta que ha atendido más casos de terapias de conversión en el sector público. “Dentro del tiempo que trabajé en práctica pública tal vez un 10% de los casos son a raíz de terapias de conversión, que no es poco. Es bastante, considerando que es un problema de fondo”, señala. Ante esta situación, también resalta que existe una falta de acceso de personas del sector público a centros psicológicos debido a la carencia de recursos económicos. Ante esta situación, es de suma urgencia que se implementen políticas públicas que garanticen el acceso equitativo a servicios de salud mental de calidad, y se deje de relegar esta problemática. 

Sin un marco legal claro, las víctimas de estas prácticas sufren en silencio, enfrentando graves consecuencias psicológicas. Algunas secuelas incluyen episodios de depresión, cuadros de ansiedad y, en los casos más severos, un trastorno de estrés postraumático. Además, estas prácticas afectan profundamente su autoestima, al no sentirse validados ni respetados por su entorno. En palabras de la psicóloga clínica y psicoterapeuta María Jesús Paredes, “lo que sucede es que no tienes en claro que es lo qué te pasa, porque has asistido a una terapia de conversión que te dice que lo que tienes es una enfermedad y que es algo perverso. Y esto, genera un impacto en la autopercepción y se tiene una autoestima baja, porque no se puede amar algo que supuestamente es incorrecto”. 

Se recomienda que estos sean tratados con la ayuda de un psicólogo, sin embargo, tal como menciona Vidal, es difícil que personas que hayan asistido a una terapia de conversión desde un enfoque psicológico o psiquiátrico quieran volver a terapia. “Este es un nuevo reto, hacer que la persona confíe nuevamente en un profesional de la salud mental. Es una premisa que a veces puede hacer que uno tenga que caminar con mucho sigilo al momento de intervenir”, comenta. 

Rompiendo el silencio

Las terapias de conversión continúan siendo una realidad en nuestra sociedad y representan una grave amenaza al bienestar de la comunidad LGBTIQ+. A través de las redes sociales, se visibilizan cientos de testimonios de personas que sufren en silencio, sintiendo una intensa presión por cambiar su identidad sexual. 

Es crucial que el Colegio Médico, el Colegio de Psicólogos y el Ministerio de Salud se pronuncien ante esta problemática y establezcan medidas legales rígidas para prohibir las terapias de conversión, con el fin de velar por la salud mental y el bienestar emocional del colectivo. Es importante que se eduque y concientice a la población sobre las severas consecuencias de estas prácticas. Solo de esta manera podremos avanzar hacia una sociedad inclusiva, que promueva la igualdad y el respeto hacia todas las personas, y sobre todo,  defienda la libertad de amar, porque el amor es de todos los colores.