¿Hacia dónde está yendo Latinoamérica?

Políticos de izquierda (rojo) y derecha (azul) se dividen Latinoamérica en un escenario político lleno de vaivenes, diferencias y disputas. [Imagen/Fotomontaje: Carlos Alcalá]
Políticos de izquierda (rojo) y derecha (azul) se dividen Latinoamérica en un escenario político lleno de vaivenes, diferencias y disputas. [Imagen/Fotomontaje: Carlos Alcalá]

Claudia Sheinbaum fue elegida presidenta de México y su partido, Morena, sacó más del doble de los votos que la coalición de derecha, reafirmando la fuerza de la izquierda en tierras aztecas. ¿Qué significa esta elección para Latinoamérica y cuál es el panorama político de la región?

Por Carlos Alcalá y Lucia Céspedes

Los últimos años de la política latinoamericana han sido más que interesantes para los ojos de los analistas. La aparición de nuevos líderes y los cambios de modelo han hecho que la realidad de cada país, tan diferente como ellos mismos, atraiga la atención del mundo entero, aunque los problemas de muchos persisten y los de otros se han agravado haciendo pensar que, sin importar de la dirección de donde venga el gobierno, todo apunta a la continuidad de los males de siempre: la inseguridad, la pobreza y la corrupción.

Mujeres en el poder

Las damas han obtenido un rol sumamente importante en la política latinoamericana luego de su inserción a esta rama de la sociedad desde hace ya varias décadas atrás. Claudia Sheinbaum, la recientemente elegida presidenta de México, se une a una selecta lista de mujeres que han estado en el poder en esta parte de la región. 

Justamente, en una América Latina llena de machismo, discriminación de género y violencia del mismo tipo, es fundamental la figura femenina en el mandato máximo. El país norteamericano votó -en su mayoría- a favor de una mujer por primera vez en su historia, marcando un precedente que puede llegar a ser beneficioso para quienes viven en el mencionado territorio y para quienes lo rodean.

Asimismo, Sheinbaum tendrá como uno de los desafíos más importantes de su mandato mantener a México como el país con la segunda economía más grande de Latinoamérica. De igual manera, la progresión del país en ese aspecto y también en lo social, más específicamente en temas relacionados a las mujeres, son algunos de los factores por los cuales la población mexicana decidió otorgarle la presidencia. 

Claudia Sheinbaum celebra junto a sus partidarios tras conocerse los resultados de la elección en México, 2 de junio del 2024. [Foto AP]

Otro país que recientemente se ha añadido al grupo de estados que tienen presidentas mujeres, ha sido Perú. En el 2022, tras la vacancia a Pedro Castillo, Dina Boluarte, vicepresidenta en ese momento, asumió el mandato de la República. Con una subida muy accidentada al poder, la gobernante peruana no ha recibido un respaldo de la población, obteniendo cifras de 6% de aprobación tras más de año y medio de presidencia. México no ha reconocido a Boluarte como presidenta de nuestro país y las relaciones diplomáticas han sido bastante complicadas entre las dos naciones.

Para el internacionalista Fabián Vallas, las expectativas de restablecer estas relaciones diplomáticas entre Lima y Ciudad de México no son tan positivas con la nueva presidenta. “AMLO tiene una política exterior mucho más enfocada hacia el norte, con Estados Unidos y Canadá. Lo mismo pasa con Sheinbaum. Su campaña no tocó mucho el futuro de México en contacto con el resto de Latinoamérica”. Esto se ve reforzado tras el anuncio de la semana pasada del canciller peruano quien dijo que Sheinbaum aún no le respondía saludos a Boluarte, mientras que al día siguiente de la su elección ya había prometido colaborar con Biden.

Por otro lado, y con un panorama más a su favor, Xiomara Castro gobierna desde inicios del 2022 en la República de Honduras. Su partido, Libertad y Refundación, obtuvo el 51% de los votos, por lo que se convirtió también en la primera mujer de la historia de su país en asumir dicho cargo. 

La popularidad de la presidenta y su buen trabajo al mando del país centroamericano la han posicionado como la quinta mandataria mejor evaluada por su población, según una encuesta realizada por CID Gallup. Castro ha otorgado resultados positivos a su población, mejorando puntos claves como la construcción de hospitales y carreteras, seguridad ciudadana, inversión en la agricultura, entre otros.

Es importante recordar también a otras mujeres que han asumido la responsabilidad de conducir un país hacia un futuro exitoso, sean de derecha o izquierda, algunas renombradas ex-mandatarias han marcado un hito en la política latinoamericana. Sin dudas, una de las más conocidas de la historia moderna es Cristina Fernández de Kirchner. Presidenta por dos mandatos consecutivos, la política argentina se sentó en el sillón presidencial del 2007 al 2015, generando cambios favorables con respecto al trabajo, transporte y sociales. Si bien no fue la primera en asumir este cargo, es recordada como una de las mejores presidentas más relevantes que tuvo la nación de las Provincias Unidas del Río de la Plata. 

Cristina Fernández de Kirchner sentada en el sillón presidencial durante su primer mandato, 2010. [Foto Presidencia de Nación]

Un poco más abajo en la región, Michelle Bachelet, otra muy reconocida ex presidenta, representó una parte importante de la historia de Chile. Nacida en la capital, Santiago, se colocó también en dos ocasiones la banda presidencial, aunque no fueron de manera consecutiva. La política de izquierda tuvo una gran cantidad de detractores en su primer gobierno, sin embargo, en el segundo pudo remontar esas cifras y convertirse en una de las mandatarias más apoyadas de la región durante su cargo. La primera presidenta chilena revolucionó el aspecto social chileno, generando un hito al despenalizar el aborto en dicho país.

De lado a lado

A diferencia de México, donde la izquierda repite el plato por 6 años más, Argentina, Brasil, Chile y Colombia tuvieron cambios totales en sus últimas elecciones presidenciales. Las más recientes se dieron hace menos de un año, cuando el 19 de noviembre del 2023, los argentinos acudieron a las urnas para la segunda vuelta de sus elecciones presidenciales. Estas enfrentaban al entonces ministro de economía Sergio Massa, apoyado por el gobierno en curso de Alberto Fernández y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y al economista “liberal libertario” Javier Milei.

Las promesas de campaña no tardaron en hacerse realidad. Milei aplicó una “política de austeridad” casi de inmediato tras tomar el poder. Puso en pausa toda licitación pública, despidió a más de 20 mil empleados del Estado, eliminó ministerios, sinceró el precio del dólar y redujo los subsidios aplicados al transporte público y la energía. “Milei tiene una disyuntiva para el resto de su mandato. O sigue con las medidas o las baja por el fuerte impacto que está teniendo en la población.”, aseguró el internacionalista.

Por un lado, el objetivo del déficit cero se ha logrado, Argentina ha visto su primer superávit fiscal trimestral luego de 16 años. Sumado al superávit del mes pasado, el país gaucho suma un acumulado de 0,2% de superávit en el 2024. La hiperinflación también parece ir desacelerándose; sin embargo, el costo humano de estas mejoras ha supuesto que la pobreza en Argentina subiera del 49,5% al 57,4% solo en el inicio del año y que el consumo se redujera en más de 18%, lo cual refleja la caída del poder adquisitivo que poseen actualmente los argentinos

A pesar de que Milei optó por duplicar el monto de Asignación Universal por Hijo para proteger a los más afectados por sus medidas, el descontento social viene por varios lados y las protestas han sido multitudinarias, sobre todo las de los sectores estudiantiles, obreros, pesqueros, comedores populares y de otros frentes sociales. “Su objetivo es convertir a Argentina en un país liberal, pero será difícil por todo el arraigo social que tiene ese país por el peronismo. Además, en campaña ya había dicho que no tendría relaciones con países comunistas, incluyendo a China y actualmente eso es imposible”, comenta Vallas.

Vista aérea durante una marcha en protesta por el ajuste presupuestario a las universidades públicas en Buenos Aires, Argentina, el 23 de abril de 2024. [Foto de Emiliano Lasalvia/AFP]

En 2022 sucedió algo muy parecido en Colombia y Brasil. En junio de ese año, los colombianos eligieron como presidente a Gustavo Petro, un ex militante del M -19 y político de izquierdas de larga data. Petro sucedió en el cargo a Iván Duque, un presidente de derechas que dejó el mando caído en una profunda impopularidad por su manejo de las protestas de Colombia en 2021 que dejaron un saldo de 80 muertos.

A pesar de la gran diferencia entre uno y otro gobernante, las acciones tomadas por el economista de Córdoba no han sido tan drásticas como las de Milei con Argentina. Donde se podría decir que existe una distancia a remarcar es en el aspecto de las relaciones diplomáticas internacionales

Petro ha sido muy cercano al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y restableció las relaciones diplomáticas de Colombia con Venezuela. Aunque nunca ha señalado a Nicolás Maduro como dictador, Petro tampoco ha mantenido una relación de apoyo acérrimo hacia el régimen. De hecho, cuando el sucesor de Chávez lo acusó junto a Pedro Castillo y Gabriel Boric de ser de “izquierda cobarde”, le respondió con un tweet en el que resaltaba la frase “Cobardes los que no abrazan la democracia”.

En Brasil, las elecciones de octubre del 2022 dieron como ganador al sindicalista, militante de izquierda y ex presidente Lula da Silva, quien había estado preso por casos de corrupción. Esto acabó con las esperanzas de una reelección del entonces presidente Jair Bolsonaro, un ex militar y político calificado por muchos medios como ultraderechista.

Al igual que Petro, sus cambios no han sido tan drásticos como para ser remarcados, pero por razones sumamente distintas. Tras el anuncio de su victoria, Bolsonaro exigió la anulación de parte de los votos y ante la negativa del Tribunal Superior Electoral, decidió irse a Estados Unidos y negarse a participar en el traspaso de poderes. Al asumir el cargo, Lula se vio obligado a negociar con fuerzas de centro y conservadoras para mantener el poder con la estabilidad que actualmente tiene.

En el caso de Chile, las elecciones presidenciales de 2021 dieron como ganador a Gabriel Boric de la coalición de izquierda Apruebo Dignidad. Como dije al inicio, la situación de cada país es distinta, tanto como los países mismos, y esta no fue la excepción. La transición en Chile fue tan pacífica y democrática que no se asemejaba en nada lo que pasó entre Keiko y Castillo en nuestro país o a lo que pasaría posteriormente entre Bolsonaro y Lula. Tan así, que el candidato de derecha, José Antonio Kast, llamó a Boric para felicitarlo por su “gran triunfo”.

Pero luego de ver todos estos cambios, hay un país que decidió reelegir a su presidente, El Salvador con Nayib Bukele. El presidente del país centroamericano atrajo las miradas de todo el mundo por su manera de combatir la delincuencia organizada. Muchas organizaciones internacionales han tildado a su modelo de autoritario y restrictivo, pero esto no parece aplacar la alta popularidad de la que goza. Bukele es actualmente el presidente latinoamericano con más aprobación llegando a tener un 88% de esta.

Su influencia en la región es más que notoria y ha empezado a ser fuente de partidos y candidatos de otros países que lo toman como un ejemplo a seguir. “Aquellos que apuestan a tener un modelo como el de Bukele no ponen énfasis en las condiciones en las que se da ese fenómeno allá. El Perú es mucho más grande y complejo, incluso la población podría resistirse bastante a un líder de ese carácter”, explica Vallas.

De cara al futuro

Lamentablemente nuestra región sigue sufriendo el yugo de tener tres dictaduras muy fuertes: Nicaragua con Daniel Ortega, Cuba con Miguel Díaz-Canel y Venezuela con Nicolás Maduro. Este caso es el más curioso de analizar, pues es la dictadura más reciente y la que parece estar más cercana a terminar. Este 28 de julio se celebrarán las elecciones presidenciales de Venezuela

Como se sabe, la dictadura venezolana ha inhabilitado a la mayoría de candidaturas de la oposición, empezando por la líder opositora Corina Machado. Sin embargo, han permitido la candidatura de Edmundo González Urrutia, quien llega con el apoyo de varios partidos opositores. Para Vallas, lo negativo de esta postulación es que González no tiene experiencia en elecciones y pocos venezolanos en el extranjero tendrán la posibilidad de votar, siendo ellos su bastión más fuerte. “Así como Maduro decide quiénes van a postular, como dijo Machado, también ha decidido quién será su opositor”, declaró.

[Foto: Juan Barreto/AFP]

Pero su apoyo no solo viene del lado opositor. Desde el ámbito internacional, el Movimiento al Socialismo (MAS) de Bolivia, que siempre fue defensor del régimen, ahora también se ha sumado a la causa de Gonzáles Urrutia. En las encuestas, el internacionalista de 74 años oscila entre un 45% y 50% de intención de voto, e incluso Lula y Petro le han expresado su apoyo.

Actualmente, Maduro tiene a la oposición más organizada que nunca y como si no fuese suficiente, está aislado internacionalmente. Rusia dejó de apoyar al régimen desde que empezó su guerra con Ucrania, pero su mayor apoyo, China, se bajó del barco tras la amenaza de Maduro de invadir la región del Esequibo, Guyana, país rico en petróleo en el que Estados Unidos y China han invertido millones.

Aunque Venezuela se retractó posteriormente, China no volvió a confiar pues la deuda de Venezuela es impagable, sobre todo porque ya no producen petróleo, sino que lo desperdician con los múltiples accidentes que sufre cada semana PDVSA, la empresa estatal venezolana de extracción petrolera, por el mal estado de las plantas.

Latinoamérica ha cambiado mucho en el panorama político. Es cierto que la región ha vuelto a dar un giro a la izquierda, pero es lo que se espera luego de un período de gobiernos de derecha, eso es saludable. Lo mejor que tiene la política latinoamericana es que la mayoría de países que alguna vez fueron dictadura, ahora gozan de una democracia de décadas y parece que Venezuela se sumará de nuevo, y más temprano que tarde, a la lista de los países latinos que viven bajo el que, como diría Churchill, es “el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado”.

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