¿Los hijos son realmente una barrera para el progreso profesional? Con una disminución notable en la tasa de fecundidad en nuestro país, surge la pregunta: ¿Por qué se pospone cada vez más la maternidad en el Perú? En Nexos indagamos sobre las razones detrás de esta tendencia en ascenso.
Por Nicole Vilca
¿Alguna vez has escuchado decir a alguien “no tengas hijos porque arruinarás tu vida”? Este tipo de frases son muy comunes en las conversaciones familiares en donde los padres buscan advertir a sus hijos las consecuencias de desarrollar su vida sexual sin precauciones; sin embargo, lejos de ser una sentencia exagerada parece ser el principal motivo por el cual muchas mujeres deciden postergar o rechazar la maternidad: no quieren arruinar su vida. Por eso, Nexos conversó con Melissa Huamán, investigadora en igualdad de género y docente de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Lima, y con Francisco Núñez, historiador y profesor de la misma casa de estudios para analizar las verdaderas causas de esta decisión.
Postergar la maternidad: la nueva tendencia
En los últimos años, nuestro país ha experimentado un cambio que no puede pasar desapercibido dentro de los patrones de maternidad, evidenciado por el notable incremento en la postergación de la misma. Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en su Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) del 2021, el deseo de tener hijos ha ido disminuyendo. De hecho, para el 2021, el 63,8% de mujeres que vivían con su pareja (casados o convivientes) no desea tener más hijos y de este porcentaje el 52,5% solo expresó su deseo, en cambio, el 11,3% ya estaba esterilizada.
Lo anterior sumado a que, hace tres años, el porcentaje de mujeres que no deseaba tener (o tener más) hijos era un 64,0% de la muestra en el área urbana y un 63,0% en la zona rural, demuestra que existe una tendencia en nuestro país de postergación de la maternidad.
Sin embargo, como aclara Francisco Núñez, “habría que hacer algunas atingencias con respecto a ciertos grupos sociales en donde las implicancias de la maternidad puedan tener un componente más económico, porque así partiremos del punto de que estas tendencias no ocurren de similar forma dependiendo los grupos sociales”.
Terreno desigual, realidades diferentes
Como advierte el especialista, se tiene que analizar esta tendencia desde la perspectiva de que el terreno es desigual, no es simplemente cuestión de “una nueva generación”, sino que se tiene que tomar en cuenta el contexto de los distintos grupos sociales. Si bien hay una tendencia en el incremento del deseo de no tener hijos esto no significa que exista un descenso uniforme en la tasa de fecundidad en todas las regiones de nuestro país, ya que es importante tomar en cuenta distintos factores que influyen y determinan esta decisión. Esto se evidencia en que los sectores con mayor solvencia económica y con mayor educación presentan tasas de fecundidad más bajas en comparación con las menos favorecidas (resaltando las zonas rurales).
No se puede ver todo de la misma manera, como dice Nuñez. En las ciudades de nuestro país, se nota más el individualismo y la gente está más enfocada en sus metas económicas. Además, son más abiertos a diferentes tipos de familias, como las que no tienen hijos, las monoparentales o las formadas por parejas del mismo sexo. Por eso, no tener hijos podría ser más aceptado socialmente en las ciudades que en las zonas rurales.
Pero, ¿por qué se posterga la maternidad?
Según Melissa Huamán, la razón principal detrás de la postergación de la maternidad es esta ola que busca el empoderamiento y el crecimiento profesional de las mujeres. Esto junto a factores estructurales influye en la manera como se percibe a la maternidad: un obstáculo para alcanzar estos objetivos.
Esto se debe a los cambios en nuestra sociedad, especialmente entre las mujeres, que ahora están más involucradas en el ámbito laboral. Sin embargo, como menciona Nuñez, a pesar de estos cambios, todavía se espera que las mujeres se encarguen principalmente de las responsabilidades del hogar, incluso si están trabajando fuera de casa. Esto significa que, aunque las mujeres están avanzando profesionalmente, aún se espera que prioricen las tareas domésticas, lo que muestra una resistencia al cambio en los roles tradicionales de los hombres (la poca participación dentro de la crianza de los niños).
Además, según el historiador, tener hijos supone una inversión considerable, lo que puede resultar en la postergación de las metas personales. También es importante considerar los factores estructurales. Aunque en nuestro país se han logrado avances en la reducción de las brechas de género en el ámbito laboral para garantizar la seguridad de las mujeres embarazadas, la posibilidad de quedarse embarazada se percibe como una distracción para la eficiencia laboral y un gasto adicional para el empleador, debido a los recursos adicionales necesarios para garantizar la seguridad de las madres.
Pese a las regulaciones, muchas empresas optan por no contratar a mujeres en edad fértil. Aquellas que sí logran conseguir o mantener sus puestos laborales a menudo terminan abandonándolos debido a la carga que supone combinar las responsabilidades del hogar con las horas de trabajo.
Fuente: BBVA Research
Estos factores ocasionan que la maternidad sea vista como un obstáculo para el crecimiento profesional, generando así que esta sea pospuesta o incluso sea rechazada.
No es un tema solo de mujeres
Hace poco, las autoridades de Corea del Sur alertaron a la población la radical disminución de su tasa de natalidad. La tendencia de la reducción en la tasa de fecundidad es mayor en los países desarrollados. Como aclara Nuñez, la disminución no es tan marcada en nuestro país e incluso en Latinoamérica, pero puede llegar a ser mayor en países más desarrollados. El especialista aclara que los países desarrollados han culminado su proceso de transición demográfica, que significa que después de escenarios de crecimiento poblacional sostenido, ahora, su población no crece y efectivamente genera algunas consecuencias como, por ejemplo, el envejecimiento de su población que implica la disminución de población joven, es decir, se vuelve un país menos productivo.
Si bien la preocupación mundial por la postergación de la maternidad se resume en la pérdida de productividad, debemos tener presente que la planificación familiar no es responsabilidad única de las mujeres. Siguiendo a Melissa Huamán, se necesita comprender las variables que están ocasionando que se tome esta decisión y analizar su influencia en el nuevo rol de la mujer, para que así se encuentren y, posteriormente, se apliquen cambios estructurales, económicos, sociales y culturales donde las mujeres puedan desarrollarse profesionalmente y poder ejercer, de manera sencilla, la maternidad a la edad que una desee.
