En medio de diseños tan innovadores como caros, outfits totalmente disruptivos se apoderan de las pasarelas y tiendas de lujo. Mientras los vanguardistas de la industria presentan con orgullo sus creaciones más atrevidas, personas y críticos se ven envueltos en un mundo con cada vez menos patrones establecidos al momento de confeccionar prendas.
Por: Julio Andía y Noelia Manrique
El mundo de la moda no deja indiferente a nadie. Ya sea por las flamantes tendencias que aparecen en el horizonte del verano 2024 o por la irrupción de estilos completamente revolucionarios, esta industria continúa generando debates y polémicas debido a la extravagancia de algunos de sus diseños.
El pasado 15 de noviembre, Balenciaga lanzó al mercado su última creación: la falda toalla, una prenda que ha captado la atención de todos los aficionados a la alta costura. Más allá de la singularidad de su estética, su elevado precio la ha colocado como uno de los productos más cuestionados del año.
No es para menos. Para adquirirla, es necesario invertir 695 euros, lo que equivale a más de 2.800 soles o a casi tres sueldos mínimos en el Perú. Esto no ha pasado desapercibido por otras marcas, quienes se han hecho eco de ello.
Incluso Ikea, la reconocida tienda de muebles y decoraciones, se sumó a las críticas. A través de su cuenta de Instagram para el Reino Unido, la franquicia se burló de la compañía española resaltando su inalcanzable precio.
En medio del caos creativo, este tipo de moda tan inusual se erige como un fenómeno que desafía las expectativas y redefine los límites del estilo.
Balenciaga: Entre la vanguardia y la crítica
Entre zapatos ‘rotos’ y bolsos que se asemejan a bolsas de basura, la franquicia europea se ha encontrado constantemente en el ojo del huracán debido a sus diseños tan inusuales y a sus exorbitantes costos. Sin embargo, ¿qué hay detrás de esta atrevida estética?
Para Maribel Aparicio, experta en el desarrollo de estrategias para negocios de lujo, “lo que se busca es despertar el interés y la aspiración de los consumidores de estas marcas. En realidad, este tipo de shows y artículos no significan para las empresas una venta, sino más bien una inversión. Para mantenerse relevantes, presentan ciertas extravagancias para atraer la atención del público, que después lo que hace es comprar una serie de prendas que son mucho más normales”.
Sin embargo, detrás de las viralizaciones, existe un trasfondo social que muchos fanáticos de la moda pasan desapercibido, especialmente en países de nuestra región. Casos como los mencionados en realidad responden a un llamado de atención a los conflictos sociales con la ropa como forma de expresión.
Según explica el editor de moda Pepe Torrejón, “la percepción de la moda de Balenciaga, con Demna Gvasalia [su director creativo], alude a esta generación de Europa que, tras la caída de la Unión Soviética y del Muro de Berlín, ingresan hacia Occidente y llegan con esta onda disruptiva y diferente. Entonces, se chocan con una realidad en donde la gente puede vestirse como quiere y nadie le puede decir nada”.
Para encontrar un ejemplo de esto, podemos regresar a agosto del 2022, cuando la marca sacudió las redes sociales al lanzar un artículo muy similar a una bolsa de basura a casi 1.400 euros, o aproximadamente 5.700 soles.
Aunque el accesorio se adueñó de todas las portadas al día siguiente, lo cierto es que la pasarela se dio en pleno contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania. Así, el costoso accesorio se convirtió en una nueva forma de alzar la voz.
Descifrando el lujo
Aparte de la exclusividad que hay alrededor de marcas como Balenciaga o Hermés, en la que debes esperar hasta 10 años para poder comprar sus bolsos más icónicos, los exuberantes precios de los productos de este mercado se justifican en lo inalcanzable que son para la gran mayoría de la población.
El deseo de anhelar estos artículos es la principal razón detrás de tantos ceros en las etiquetas. Maribel Aparicio, experta en la moda de lujo, señala que el componente aspiracional que caracteriza a este mercado es uno de los factores clave para la determinación del precio final.
“Las personas, aunque no tengan un alto poder adquisitivo, buscan la manera de diferenciarse y marcar su estatus. Por eso, invierten en este tipo de cosas”, menciona.
Por esta razón, en el Perú, suele proliferar la imitación de marcas de lujo low cost, como Tommy Hilfiger, por ejemplo. Muchos peruanos, de una u otra forma, intentan mostrar un determinado estatus que, muchas veces, no tienen, agrega Aparicio.
Además, debido a que en el país este tipo de mercado no está tan desarrollado, existe una gran ventana de oportunidad para la imitación. Según la experta, existen muy pocos diseñadores que elaboran sus piezas en base a las exigencias de dicho rubro. Sin embargo, no tienen la misma calidad, exigencia ni precios.
A esto, el editor de moda Pepe Torrejón añade que a la gran mayoría de peruanos les sería imposible pagar tan altos precios y, quienes pueden hacerlo, prefieren comprar sus piezas en el extranjero, por lo que el mercado no crece debido a la falta de demanda.
Cuando la ropa se vuelve (casi) arte
¿Consideras que estás a la moda? Pues esta pregunta es muy difícil de responder, y puede variar según de qué estilo estemos hablando. Dentro de la industria del lujo, hay diseñadores que no intentan vestirse de forma extravagante ni venderte sus piezas, sino lo que buscan es que interpretes y reflexiones su confección.
A finales de enero de este año, la pareja de modistas Viktor & Rolf sorprendió a todo el mundo al presentar en la Semana de la Moda de París algo impensable de usar: un vestido al revés.
No es la primera vez que sucede algo similar. Hace ocho años atrás, la pareja de modista acalló el Palais de Tokyio parisino con su colección disruptiva. Con el pensamiento de “We are fashion artists” bajo el brazo, diversas modelos irrumpieron la pasarela con vestidos que adquirían formas de cuadros de arte mientras caminaban.
Sin embargo, más allá de su discutible belleza, ¿cuál es la razón de esta moda tan extraña como fascinante? Para el especialista en escaparatismo visual Pepe Torrejón, lo interesante de estas piezas están en cómo rompen el molde y se escapan de lo convencional.
“La gente entiende a la alta costura como vestidos hermosos, impagables y que solo la pueden utilizar los modelos. Pero, de pronto, te confunde y te resetea el CPU porque ves salir a una mujer con un vestido volteado y observas la estructura interior de la prenda”, explica.
Hay diseñadores que hacen piezas sumamente inusuales y poco usables, pero que tienen un trasfondo y una armonía estética que hacen que podamos hablar de una pieza de arte debido a que es algo que te va a hacer pensar”, agrega el también estilista.
Perú se viste a la moda
En medio del cuero, lino, algodón, látex y lentejuelas, los diseñadores nacionales se preparan para la llegada de la siguiente temporada. A diferencia de las exuberantes y carísimas prendas de lujo de un solo uso, las próximas tendencias girarán en torno a la atemporalidad; es decir, ropa que pueda usarse en varias ocasiones sin que quede desfasada.
Por esta razón, tal como detalla Torrejón, los colores neutros se han vuelto los protagonistas. Particularmente, las diferentes tonalidades de marrón, que abarcan desde el café hasta el arena y beige, así como una gama diversa de blancos y azules, serán los protagonistas de la nueva estación. Mientras tanto, el morado y el verde se posicionan como la mejor opción para los más atrevidos.
Por otro lado, en cuanto a estilos, en el país hay una tendencia hacia retroceder en el tiempo, pasando de la estética de los 2000 hacia una corriente “minimal noventera”; es decir, blazers rectos, chaquetas amplias, camisas y pantalones de vestir. Además, según menciona el experto, habrá una actualización de todo lo sesentero mezclado con el oversize.
Entretanto, para los más jóvenes que suelen ir a contracorriente, retornarán los pantalones de tiro bajo y prendas metálicas retrofuturistas.
En este sentido, pese a que son las prendas de las marcas de lujo las que dan de qué hablar dentro de la industria, es la ropa que usamos en el día a día la que permite que esta sea sostenible en el tiempo. Aunque, en ocasiones, los más destacados diseñadores lleven su creatividad hacia niveles estrambóticos, son conscientes de que deben pisar tierra si es que desean que sus prendas se luzcan en las pasarelas más importantes: las calles de las grandes ciudades.
