Paisajes cálidos, personajes reales y sobre todo mucho corazón es algo que describe esta película. Este 5 de octubre todos los cines a nivel nacional se llenaron de mucho color con el estreno de “Pirú: un viaje de oro”. Nexos conversó con el director del film Bismarck Rojas, egresado y ahora jefe de prácticas de la facultad de Comunicación en la Universidad de Lima, quien contó algunos detalles y anécdotas que lo acompañaron durante este proceso.
Por María Fernanda Paredes
La pasión de Bismarck Rojas siempre ha sido la ficción. Tenía muy claro que, desde el cine, quería hablar sobre el Perú, pero no como cualquier otra película. “Era poner al país como una “gotita” de agua, es decir, representarlo con todos los problemas, pero también a través de la humanidad y soluciones”, comenta. Es así que el 2015, junto a su hermana Sara Rojas, escribe “Pirú”, una historia ambientada en Cajamarca, lugar rodeado de conflictos mineros de los que el director ha sido testigo desde su infancia.
La historia se centra en un par de jóvenes, Alí (Emanuel Soriano) y Jose María (Andrés Salas), quienes quedan varados en el pueblo de Quri Suncu, específicamente en el campo de Herme, una vieja renegona que vive con un niño llamado Pirú. Lo que en principio empieza como una relación de rechazo, con el tiempo se transforma en una bonita amistad, especialmente entre Alí y los mismos ciudadanos de dicha comunidad. El drama inicia cuando este último acepta ser parte de un nuevo proyecto minero, el cual implica desplazar de su hogar a toda la gente que había conocido. Es así como se explorará el dilema del “progreso” versus la preservación de las tradiciones.
“La película trata de destruir estos bandos, de escucharnos más y construir puentes de comunicación a través del humanismo”, señala Bismarck. El elenco está conformado por una mezcla de actores naturales (personas originarias del pueblo) junto con algunos de formación. Asimismo, destaca la unión entre el quechua y el español, y el entretenimiento que no deja de lado la reflexión. “Te vas a reír, pero el mensaje está abordado con mucho corazón”, añade.
Entre altos y bajos
Como toda producción audiovisual, el presupuesto siempre es un problema. Fueron casi seis años de búsqueda para encontrar financiamiento, hasta que en el 2021 Pirú fue elegida como proyecto ganador de estímulos económicos propuesto por el Ministerio de Cultura. Con ese fondo es que se empezó a llevar a cabo toda la preproducción de la película. Por su parte, Bismarck, junto a su hermana, realizó viajes constantes a Cajamarca para buscar las locaciones y a los actores.
Mientras el rodaje comenzaba, el equipo sufrió el robo de equipos valorizados en casi 30 mil dólares. “Fue un impacto económico, pero más que nada emocional, llevas trabajando tanto y que pase eso me descuadró muchísimo”, cuenta Bismarck con mucha tristeza. El reto era doble, pues ya no solo era contar la historia, sino agregarle todo lo que estaba sucediendo alrededor. A pesar de ello, lograron seguir con su meta y buscar soluciones para salir adelante. “Algo que siempre le repito a mis alumnos es que nuestro trabajo consiste en eso, la creatividad está ahí y la clave es conseguir soluciones. Eso es el talento”, agrega. Cada escena que salía a través de la cámara era algo mágico para Bismarck, pues el corazón estaba ahí y su trabajo era protegerlo.
El final y futuro
Actualmente, “Pirú” se está promocionando vía redes sociales y confían mucho en las reseñas que deja cada espectador. Su principal objetivo es que la gente lo vea y que tengan en su imaginario el mensaje de reflexión que busca reflejar. La gente acaba aplaudiendo, llorando y conectando con las escenas. El mensaje es muy potente porque se habla de unión. “Es una palmadita en la espalda para mí, esta película es como un hijito. Yo ya hice mi parte y lo único que quiero es que la gente la disfrute”, sonríe Bismarck. Sin duda, un proyecto lleno de mucho sentimiento, el cual promete conquistar los corazones de cada familia peruana.