Luis Sacha y Miguel Motta, dos deportistas de nuestra casa de estudios, nos cuentan su historia y preparación rumbo al 3er Ranking Nacional de Taekwondo 2023. Además, de los retos que enfrentan día a día.
Por Ana Paula Arellano
El taekwondo es un deporte de origen coreano que está cada vez más presente en nuestro país. Este arte marcial se caracteriza por su precisión en los movimientos, por la diversidad de técnicas y, su elemento principal, las patadas. El interés en este deporte ha crecido. Por lo que, a la fecha, cada vez se realizan más campeonatos.
Durante los días 8, 9 y 10 de septiembre de este año, se llevó a cabo el 3er Ranking Nacional de Taekwondo 2023, donde alumnos de la Universidad de Lima y representantes de la Federación Peruana de Taekwondo mostraron, una vez más, de lo que son capaces en las modalidades de poomsae y kyorugi. Dichos rankings ocurren cuatro veces al año. Según su desempeño, los deportistas esperan ser seleccionados para representar al país en competencias internacionales.
Luis Sacha (20) y Miguel Motta (18) son parte de la selección peruana y estudiantes de nuestra universidad. Sacha, alumno de la carrera de Ingeniería Civil desde el año 2020, exponente de poomsae en la categoría Senior. Mientras Motta, de la carrera de Ingeniería de Sistemas desde 2023, compite en la modalidad de kyorugi en la categoría -63 kilogramos Senior.
Día tras día, este deporte reta a ambos estudiantes a exponer su máximo potencial. Aunque muchas veces, los sacrificios y desafíos que enfrentan al ser alumnos y seleccionados nacionales, son más de lo que uno se imagina.
Precisión y su pilar de vida
Luis Sacha carga con una gran trayectoria en sus hombros. Inició a los 6 años en el taekwondo, pero se especializó en la modalidad poomsae a los 10. Este último, nuestro deportista lo describe como ‘la danza en el deporte’.
Su trayecto en la selección nacional inició en 2015, cuando aún estaba en la secundaria. En el Tercer Sudamericano de Taekwondo de Lima de ese mismo año, en la categoría Cadete Individual, consiguió la presea de plata. Mientras que junto a Priscilla Lozano, compañera federada, ganó una medalla de oro en la categoría Pareja Cadetes.
A pesar de un inicio temprano y fructífero en el deporte, no todo es color de rosas. Iniciar en la selección cuando todavía permanecía en el colegio fue complicado. “Usualmente, mis mayores dificultades eran los estudios, ya que mis entrenamientos eran ni bien terminaba de estudiar e iba de frente a entrenar” expresa.
Todos los días significan una rutina a seguir, el entrenar alrededor de 3 horas al día supone un gran sacrificio. Y esto, desafortunadamente, puede pasar factura. “Actualmente, mi dificultad mayor ha sido hace 6 meses y medio, donde obtuve una fractura por una lesión en medio del entrenamiento, la cual me llevó carga emocional, física y mental, pero logré superarlo y actualmente me encuentro recuperando mi nivel anterior”, expresó con mucha sinceridad. La lesión tuvo lugar en su mano derecha y todos los días significan trabajo arduo junto a sus personas de confianza para poder recuperarse y no darse por vencido.
Además de tener en claro los valores de constancia y perseverancia, Sacha valora a quienes reconocen su talento deportivo. “Agradezco a mis entrenadores, ya que ellos fueron los que me inculcaron el taekwondo y me enseñaron la disciplina y la mentalidad para seguir adelante”. Además, el agradecimiento a sus padres no pasa desapercibido: “Ellos fueron los que me apoyaron, me llevaron a todos lados, desde mi casa al entrenamiento, desde el colegio al entrenamiento y siempre me apoyaron dándome palabras motivadoras”.
Para este Tercer Ranking Nacional, nuestro federado manifestó presentar buenas expectativas: “He estado entrenando y he estado esforzándome siempre a 200% y, sinceramente, busco obtener la medalla de oro”.
Tal y como lo deseó, el día 8 de septiembre de 2023, la medalla de oro se hizo propia. Venció a todos en la categoría Senior 1, sumando así puntos en el ranking peruano. Demostró una vez más porqué es un ejemplo a seguir para toda la juventud peruana.
De travesuras a medallas de oro
Para Miguel Motta, sus inicios en el deporte coreano empiezan desde una travesura. “Estaba en clases de marinera, pero me escapaba al taller de taekwondo del colegio, porque me aburría. El profesor vió que yo tenía potencial. Fue ahí donde decidió llevarme a su academia para hacer unas pruebas, las cuales pasé y desde ahí continué hasta el día de hoy”, recuerda.
Con tan solo 4 años, el federado nacional desarrolló un estilo, aunque diferente al de ahora, que lo llevó por el camino hacia el éxito deportivo. Motta se inclinó por la modalidad del kyorugi, ya que lo siente más divertido e interactivo. Ama la emoción al realizar las patadas y sentir la emoción del público que lo apoya.
En 2019, logró clasificar a la Selección Nacional Juvenil y en el G2 Open Havana 2022, evento internacional en Cuba. Tuvo una destacada participación, obteniendo una de las cuatro medallas de oro que sumó el equipo juvenil de kyorugi. Además, cuenta con 7 medallas de oro a nivel de Ranking Nacional.
Más allá de los logros obtenidos y por obtener, nuestro federado plantea que una de sus mayores dificultades está relacionada a su genética: “Tanto en poomsae como en kyorugi, una persona, un atleta de alto rendimiento tiene que ser flexible, yo no fui privilegiado con ese don”. Además, al ser un deporte de contacto, para que sea justo, los deportistas son puestos en categorías de peso, lo cual lleva a los deportistas a realizar dietas para poder entrar a categorías que favorezcan su rendimiento: “En mi caso, yo no soy tan delgado, mi contextura no es la de un deportista de alto rendimiento y, a la hora de la competencia, yo tengo que, una o dos semanas antes o un mes de anticipación, bajar de peso, reducir mis comidas, hacer procesos de deshidratación, lo cual de alguna forma afecta mi rendimiento, pero es una dificultad que ya estoy acostumbrado a llevar cada que hay competencia”, acota.
También recuerda que en el camino no estuvo solo, sus padres lo acompañaron en todo momento: “He tenido la suerte de contar con unos padres que, a la hora de comprarme los implementos de protección o al participar en los campeonatos, han estado ahí conmigo. Hasta el mismo hecho de hacer un esfuerzo para sacarme del país para que yo pueda competir”. Valora mucho su esfuerzo y les agradece infinitamente. De la misma manera reconoce a su entrenador de base: “Es el que me descubrió y ha estado conmigo. Las veces que he perdido, las veces que he ganado, él siempre ha estado conmigo. Hasta el día de hoy siempre busca la manera de seguir sacándome adelante esté donde esté”. Sin que él lo haya salvado de las clases de marinera, su vida sería distinta.
Como mencionó, una de sus dificultades está relacionada al peso, por lo que esperaba con ansias llegar al peso indicado. Asimismo, mantuvo como expectativa: “lo que cualquiera que esté dentro del tatami haría, ganar. Mi expectativa siempre es sacar el oro, se pueda o no, siempre voy con la mentalidad”.
Al estar en este deporte desde que tiene memoria le ha tocado pelear con amigos, con gente nueva y expresa lo difícil que puede llegar a ser: “Hay un juego de dificultad”. Pero algo que siempre va a tener claro es que siempre dará lo mejor de sí para poder campeonar nuevamente.
Para competir, pasó pesaje el 9 de septiembre y logró llegar a los 63 kilogramos luego de mucho esfuerzo. El 10 de septiembre se coronó campeón por octava vez consecutiva en su categoría. Fueron cuatro peleas de infarto ganadas que le permitieron subir a la cima del podio y obtener la medalla de oro que no deja de ser preciada para él.
Ambos son ejemplos de perseverancia y dedicación. Ningún deporte es fácil, se suda, se llora, se sacrifica, pero todo para obtener la tan ansiada medalla de oro. Y esto, ya es costumbre.