Mientras que Santa Rosa de Lima goza de una fecha especial a nivel nacional, San Martín de Porres queda relegado a los rezos internos. A raíz de la controversia por si el 7 de junio, Día de la Bandera, sería considerado no laborable, surge la interrogante de cómo se determinan estas celebraciones en el calendario.
Por: Julio Andía y Estefano Cortez
La rutina y los ajetreos diarios se detendrán a lo largo de este año para darle paso a 14 festividades con las que millones de peruanos podrán disfrutar de un corto respiro. La Batalla de Ayacucho, el Día de la Canción Criolla o el Día de San Pedro y San Pablo son fechas para desconectar del trabajo y los estudios, viajar o simplemente descansar.
El 7 de junio estuvo a punto de entrar entre el listado dorado de estas jornadas pero, a pocos días de celebrarse, el Ejecutivo determinó no declararlo feriado ni “no laborable compensable”. ¿Es acaso el Día de la Bandera menos importante que las demás fechas patrias del país? ¿Quién se encuentra detrás de esta decisión y qué criterios se utilizan?
De la mesa a la realidad
Se acumulan este 2023 dos semanas entre Fiestas Patrias, el Día del Trabajo, el Día de Todos los Santos y demás festividades que, más allá de cuestionarse, se acatan. Pero mandar a los trabajadores a sus hogares no es un asunto que se pueda tomar a la ligera. El impacto que puede llegar a tener sobre la economía y el turismo nacional es bastante considerable. Es parte de un proceso burocrático que empieza desde la representación de la ciudadanía que, en nuestro país, siempre causa revuelo: el Congreso de la República. Walter Ascona Calderón, exparlamentario, nos explica un poco la dinámica dentro del Legislativo.
La elección no recae sobre una o dos personas, sino que para una fecha que se proponga como feriado debe ser presentada como propuesta de ley junto al vocero de una agrupación política y a otros seis congresistas más que la respalden, para luego pasar por diferentes comisiones hasta ser finalmente aprobada por el Poder Ejecutivo.
Tras bambalinas: ¿Qué factores se toman en cuenta?
Cada 8 de octubre se recuerda el Combate de Angamos, batalla en la cual Perú no solo perdió el enfrentamiento marítimo contra las tropas chilenas, sino que falleció nuestro héroe nacional Miguel Grau. Ciertamente, la caída del ‘Caballero de los Mares’ hace que este día se vuelva tan relevante. Sin embargo, ¿por qué dejar a un costado la valerosa resistencia que cobró la vida de cientos peruanos en el Combate de 2 de mayo de 1866?
Las efemérides responden a una serie de criterios. Según cuenta el excongresista, antes de plantear cualquier iniciativa se identifica la necesidad de conmemorar dicho día, así como también se evalúa qué beneficios sociales o económicos provocaría. Además, aclara que “pesa mucho si el proyecto es de interés público”, lo que podría incluso cambiar la prioridad que se le da desde los órganos gubernamentales. De este modo, los días festivos son elegidos según la importancia y representatividad que le atribuyen los peruanos, aunque también hay un análisis financiero y cultural de por medio.
La situación en Latinoamérica
Gracias a nuestras arraigadas costumbres, en el sur y centro del continente hay más feriados. Uno de los que compartimos con el resto de la región es el 1 de mayo, Día del Trabajo. Esta fecha no se labora pues se conmemora la lucha de miles de obreros que exigieron condiciones más justas y el respeto a sus derechos. Por su gran importancia, momentos como este son declarados como celebraciones ‘inamovibles’.
Con respecto a cuántos días no laborales hay en cada nación en el año 2023, el Perú ocupa el cuarto lugar. El ranking lo encabeza Colombia con 20, le sigue Argentina con 19, Chile con 17, nuestro país con 14, Venezuela con 13, Brasil, Ecuador y Estados Unidos con 11, y finalmente México con 7, de acuerdo a un gráfico presentado por Bloomberg Línea.
Más allá de los procesos burocráticos de cada uno, la mayoría prioriza eventos especiales como celebraciones en común (Navidad, Año Nuevo), batallas y combates para conmemorar la entrega de personajes históricos, la religión y jornadas cívicas.
Sin embargo, a pesar de que la cantidad de feriados que tenemos son acordes a los que manejan las demás comarcas del continente, el economista y docente de la Universidad de Lima Marco Plaza considera que debemos mirar hacia el otro lado para tener una perspectiva completa. “Hay que comparar esto con las fechas que manejan los países desarrollados, donde normalmente hay entre 7 u 8 días no laborables, mientras que aquí hay más”.
¿Buenos o malos para la economía del país?
Al no haber la obligación de ir a trabajar durante estas jornadas, muchos se cuestionan si eso afecta directamente a la economía del país. Para Plaza, en general, estos días sí impactan en el flujo económico peruano ya que muchas empresas dejan de vender o producir. No obstante, esto no tiene un mayor impacto en el desarrollo financiero del país ya que no es algo que suceda frecuentemente. Tal como analiza, “el PBI no se va a ver muy afectado porque son solo 14 fechas de descanso en un año que tiene 365 días”, por lo que no resulta en una situación de gran preocupación.
Sin embargo, cabe señalar que los más perjudicados son las empresas pequeñas que viven del día a día, pues son momentos en los que no tienen ganancias pero sí gastos qué cubrir. En cambio, son las grandes compañías como Plaza Vea, Wong o Metro, que ofrecen productos y servicios para el uso cotidiano, quienes sufren menos.
Por otro lado, el sector turismo sí obtiene un gran beneficio ya que, al usarse estas fechas como no laborables, muchas personas y familias aprovechan para viajar, conocer y relajarse. En el caso de los descansos largos o puentes que se decretan, estos tienen la intención de promover el turismo interno. A su vez, se complementa con una mayor oferta de destinos turísticos para generar más crecimiento económico.
Como detalla el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, durante el feriado otorgado por el Día del Trabajador se generaron 76 millones de dólares producto de la movilización de aproximadamente 635 mil personas, quienes aprovecharon para trasladarse a diversas regiones del territorio. Entre boletos, estadía, comida, la visita a atracciones turísticas, entre otros, el impacto que tiene este tipo de conmemoraciones ayuda al desarrollo de la industria.
Aunque el 7 de junio no haya sido declarado como no laborable, no demerita la oportunidad para conmemorar a nuestra bandera. Esperemos que lo sucedido sirva como aprendizaje para que el siguiente año se planteen con más anticipación, sin jugar con los sentimientos y el nerviosismo de millones de peruanos.
