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¿Sueño o realidad?

En busca de la gloria, la única raqueta nacional destacada en el circuito profesional del tenis vuelve al centro de la capital francesa por su revancha. En el que será su tercer Grand Slam, Juan Pablo Varillas espera ganar por primera vez en Roland Garros y dejar el nombre del Perú en lo alto. 

Por: Piero Arizola Corbella

*Nota realizada para el curso Taller de Reportajes.

En el interior del estadio Guillermo Vilas del Open de Buenos Aires, un marco casi lleno se ponía de pie para acompañar con aplausos el grito desaforado de Juan Pablo Varillas, quien se daba un emotivo abrazo con su equipo de trabajo tras derrotar de manera imponente al italiano Lorenzo Musetti (20°). Con este resultado, el mejor tenista peruano de la actualidad lograba la victoria más importante de su vida, y se clasificaba a su primera semifinal en un torneo ATP, algo que nadie en nuestro país había conseguido en 15 años, cuando Luis Horna perdió en Acapulco con el argentino David Nalbandian. 

Ubicado actualmente en el puesto 87 del ranking, “Juanpi” viene preparándose para lo que será su segunda participación en Roland Garros de forma consecutiva. Luego de perder en fase previa en el Masters 1000 de Monte Carlo y quedar eliminado de la competición en la primera ronda de Roma ante el argentino Sebastián Báez, posa su habilidad y esperanza en el próximo torneo disputado en la gran arcilla del 28 de mayo al 11 de junio. Previamente, había ingresado al certamen a través de la clasificación. Sin embargo, por primera vez en su carrera, entrará directamente al cuadro principal de un Grand Slam. El último en lograrlo también fue el popular “Lucho”, lejos en el 2008, donde perdió en segunda ronda con el local Gael Monfils. 

La práctica hace al maestro 

Luego de varios años de mantenerse en el límite, finalmente, Juan Pablo Varillas pudo conseguir el sueño que todo tenista tiene cuando comienza a jugar: llegar al top 100. A pesar de haberlo logrado por unas semanas a mediados de la temporada pasada, este es el año de su consolidación. Desde que regresó en el mes de enero, no ha salido de los cien mejores jugadores del mundo. Es más, ha ido subiendo con el pasar de las semanas, llegando como máximo al puesto 76.

La raqueta nacional se encuentra en el mejor momento de su carrera, y no tiene techo. Sus ganas de mejorar se notan a través de la entrega que le pone cada vez que sale a la cancha. “Es un trabajador incansable, un ejemplo de perseverancia en el día a día”, dijo Matías Rizzo, preparador físico de “Juanpi”, en una entrevista para El Comercio. “Es la temporada que mejor se ha preparado desde lo físico, tenístico y mental”, agregó. Desde que comenzó a trabajar con su nuevo equipo, el nivel del peruano ha mejorado muchísimo, transformándose en un jugador de alto rendimiento. 

La primera prueba de ello pudo verse en el Australian Open, primero de los cuatro torneos más importantes del calendario, donde se enfrentó a Alexander Zverev (13°). A pesar de haber perdido, se pudo ver a un Varillas renovado, suelto, y mucho más agresivo, sin importarle quien tenía al frente. Más que tristeza, fue un sentimiento de satisfacción, ya que logró sacarle dos sets a uno de los contendientes al título, y mostró un nivel que jamás se le había visto en cancha dura. 

Si algo diferente se vio en Juan Pablo en este inicio de temporada, más que la intensidad de sus golpes, es su confianza. Mentalmente está más fuerte, más concentrado, y se anima a probar diferentes cosas dentro del partido. “Estoy proponiendo mi juego, estoy creyendo en mí mismo. Sentía que tenía el nivel para estar en este tipo de torneos y ser protagonista”, declaró a ESPN.

Además de ser un sueño para todos los tenistas, ser parte del top 100 tiene otro tipo de beneficios. Mientras más arriba estás en el ranking, mayores oportunidades tienes de entrar al cuadro principal de las competiciones más importantes. Otro factor a tener en cuenta es la parte económica. Entrar directamente supone un ingreso mayor al estar en las clasificaciones. “Su objetivo es ganar dinero para seguir invirtiendo en su carrera. El saber que ya está en otro nivel, recibe ganancias importantes, y entra a más campeonatos, le cambia bastante”, aseguró Jaime, quien logró ocho títulos y un histórico puesto 18 en el ranking ATP. 

El arma silenciosa

Desde su debut en el año 2013, Juan Pablo se había dedicado a competir casi la totalidad de su carrera en torneos Challenger, competencias de menor nivel dentro del tour de la ATP. Por ello, no sorprende que, cuando intentó entrar a los Grand Slams, torneos más prestigiosos de todo el circuito, haya caído rápidamente en las rondas de clasificación. En el tenis la experiencia es un factor muy importante, ya que te permite manejar mejor tus emociones. 

Un jugador que llega normalmente a fases finales siempre va a tener más posibilidades que uno que pierde en primeras rondas porque tiene mayor conocimiento en el control de la presión en situaciones de peligro. Justamente, este ha sido el problema de la raqueta número uno de nuestro país cuando le ha tocado jugar contra tenistas de muy alto nivel.  

Sin embargo, a partir de este año, Varillas dio el salto y ha disputado torneos importantes con mayor regularidad. Hasta la fecha, ha participado en ocho de estos certámenes, incluyendo algunos de mucha jerarquía como el Australian Open, o los Masters 1000 de Miami o Madrid, en los cuales jamás había competido. El año pasado, tan solo jugó en siete ocasiones, por lo que, en cuatro meses de esta temporada, ha disputado más que en toda la anterior. 

“A mí me hubiera gustado verlo dar ese paso tres o cuatro años atrás”, mencionó Jaime Yzaga. De hecho, muchos aficionados del tenis nacional hubieran esperado lo mismo. A pesar de eso, ha obtenido buenos resultados. Una semifinal, y triunfos ante jugadores como Dominic Thiem (ex campeón de US Open), Lorenzo Musetti (20°), o Joao Sousa, lo dejan bien parado. 

Por otro lado, ha perdido con rivales que han llegado lejos en los campeonatos que ha disputado. Por ejemplo, en Buenos Aires, perdió con Cameron Norrie (12°), quien fue vencido en la final. En Santiago, cayó ante el local Nicolas Jarry, quien terminó siendo el campeón. En Monte Carlo, fue derrotado por Jan-Lennard Struff, quien llegó a cuartos en una semana histórica para él. Finalmente, en Bosnia, tuvo poco que hacer ante Andrey Rublev (5°), a quién se le escapó el torneo en el partido definitorio. 

Un problema de raíz 

Ha pasado mucho tiempo desde que no vemos a un peruano con una victoria en el deporte de raqueta más popular del mundo. A pesar de los esfuerzos que hace Varillas por salir adelante, la actualidad del tenis nacional es decepcionante. Después de él se encuentra Nicolas Álvarez, rankeado en el puesto 414. El caso de las mujeres es aún más caótico. La más destacada es Romina Ccuno, ubicada en la casilla 649. Ellos apenas son reconocidos. 

Sin embargo, el problema no parte del nivel ni del talento de los deportistas, sino de la formación. “Te la voy a poner bien fácil. Esto es como una pirámide. Mientras más grande sea la base, más gente va a terminar arriba. Mientras más chiquita sea la base, menos gente va a terminar en lo alto. Nosotros estamos en la parte más chiquita, donde hay menos posibilidades”, asegura Yzaga. 

En el Perú no hay muchas facilidades. De hecho, no contamos con un Centro de Alto Rendimiento, como sucede con otros deportes. La gran mayoría de canchas están dentro de clubes privados. Existen muy pocas abiertas para el público, por lo que “el acceso a ser tenista en nuestro país es tan poquito que casi no tienes oportunidad. La falta de infraestructura, asistencia técnica y médica, es una limitación muy grande”, sintetiza Jaime, agregando que “todo lo que tiene que ver con la parte competitiva es casi cero, entonces, el esfuerzo es muy personal. Tiene mucho mérito llegar a ser un profesional”.

Otro de los problemas es la falta de apoyo económico. A pesar de que ahora la Federación los apoya dándoles una mensualidad, “no es suficiente”, relata Jaime. El tenis es un deporte muy caro. Hay que pagar la entrada a los campeonatos, viajes, hospedaje, alimentación, transporte, y no solo para los jugadores, sino para todo su equipo, que incluye entrenador, preparador físico, y demás, por lo que muchos no tienen el soporte para poder costearlo. No es fácil conseguir marcas que te auspicien.  

Hoy en día, han aparecido algunos jóvenes con los cuales podemos soñar. Ignacio Buse y Gonzalo Bueno, ambos con 19 años, ya participaron en torneos Challenger. Sin embargo, de seguir en nuestro país, el panorama para ellos es muy complicado. La falta de equipamiento como de entrenadores de calidad pueden ser una piedra en el zapato para su desarrollo. Es por esto que Juan Pablo decidió emigrar hace varios años a Argentina para continuar con su progreso en la academia Tennis Training Pro, lugar donde conoció a su actual entrenador, Diego Junqueira, con quien viene cosechando todos sus logros. 

Oportunidad de oro

Luego del éxito de jugadores de la categoría de Jaime Yzaga o “Lucho” Horna, Varillas se perfila como la siguiente gran figura del tenis nacional, por lo que la expectativa de lo que puede lograr es bastante grande. Sin embargo, de las diez veces que ha intentado ingresar a un Grand Slam a través de las clasificaciones, sólo ha podido lograrlo en dos ocasiones, lo que la gente puede calificar como una decepción. 

“Yo no consideraría lo que él ha hecho hasta ahora como un fracaso, al contrario, creo que está haciendo todo lo que puede hacer”, sentenció Jaime. Lo cierto es que, en este deporte, uno está constantemente en el limbo entre la victoria y la derrota. Prueba de ello son sus resultados dentro del circuito, donde ha ganado 24 partidos, habiendo caído en 25 ocasiones. “Muchas veces pensamos que porque pierde es un fiasco. Yo creo que no. Está avanzando, nadie va a negar que ha mejorado”, agregó la ex raqueta número uno de nuestro país. 

A pesar de haber sido superado luego de estar dos sets arriba en el marcador, Juan Pablo dejó muy buenas sensaciones, y se presentó ante el mundo con un rendimiento de primer nivel. “Debió de haber sacado adelante ese partido, jugó muy bien, pero esa es la experiencia que le falta para vencer a los mejores”, resaltó Yzaga, quien supo batir al entonces número uno y defensor del título, Pete Sampras, en los cuartos de final del US Open. El peruano tuvo la mala fortuna de que, en sus dos únicas participaciones en torneos Grand Slam, le hayan tocado rivales de mucha jerarquía. Sin embargo, los puso en aprietos, y demostró que es capaz de competir con cualquiera. 

El progreso de Varillas en polvo de ladrillo ha sido constante. De los 49 partidos que ha jugado, 42 han sido en arcilla, por lo que conoce la superficie a la perfección. Esta vez le toca comenzar su recorrido desde el cuadro principal, y con todo el trabajo que ha venido realizando, no es un secreto que la mejor oportunidad de su carrera esté a la vuelta de la esquina. “Si logra ganar un par de partidos, puede pasar cualquier cosa”, finalizó Jaime Yzaga. Todos confiamos en “Juanpi”. Como dice el dicho, la tercera es la vencida. 

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