En el marco de la Semana Santa visitamos Nuestra Señora Virgen del Rosario, un recinto sagrado para los católicos que es considerado el más diminuto del planeta. Que su tamaño no los engañe, pues alberga la inconmensurable fe de cientos de creyentes.
Por: Alessa Basso
En la cuadra 2 del Jirón Trujillo en el distrito del Rímac, entre casonas que reflejan el paso del tiempo, se encuentra la iglesia Nuestra Señora del Rosario. Su peculiar dimensión llama la atención de los transeúntes y turistas; sin embargo, la edificación ha demostrado que bastan 50 metros cuadrados para recibir la devoción de muchos que hacen largas colas todos los años para poder ingresar desde el Jueves Santo hasta el Sábado de Gloria.
“Solo entran aproximadamente 25 personas sentadas más unas 10 de pie”, nos comenta el encargado del lugar, Óscar Manrique. Conocida también como la Capillita del puente, no es solo visitada por su tamaño, sino también por las imágenes de santos que alberga dentro de sus puertas, las tradiciones que perduran con el paso de los años y el valor histórico que le atribuyó la distinción de Patrimonio Cultural por la Unesco.
Lugarcito milagroso
Según Óscar, son muchos los relatos y mitos que rodean a la iglesia fundada en el año 1555. “Hay quienes dicen que el virrey Amat venía con la Perricholi”, nos menciona. No obstante, Ernesto Ascher, en su libro Curiosidades limeñas, narra la historia de un acaudalado caballero español que, para pertenecer a la sociedad de la capital, adquirió terrenos en el Barrio de San Lázaro, donde construyó su mansión. Ahí había un tambo donde los vecinos veneraban a una imagen de la Virgen del Rosario y, tal era la devoción, que incluso cuando el caballero mandó a reemplazar la capillita del tambo por otra, los fieles siguieron el culto en la ahora denominada como la iglesia más pequeña del planeta.
A pesar de su reducido espacio, cuenta con dos campanarios, una sacristía, una zona destinada al coro y las imágenes de varios santos como San Martín de Porres, San Judas Tadeo, La Virgen de la Puerta, el Señor del Triunfo y, por supuesto, la Virgen del Rosario. Tiene todo lo que debe tener una iglesia pero, según el encargado, “está descuidada porque en la pandemia dejaron de mantenerla como antes”. Más allá de las condiciones en las que se encuentra el lugar, los creyentes van para que se les concedan milagros y luego retornan con placas de agradecimiento.
“Yo siempre paso por aquí y rezo. Sé que hay muchas personas a las que se les han concedido milagros, sobre todo a los que le piden a San Judas Tadeo”, nos cuenta una devota al terminar su oración. Y es que solo hay que darle una mirada al lugar del Patrono de las causas imposibles para notar que es el santo con mayor cantidad de fieles satisfechos por ver cumplidas sus peticiones.
De la misma manera, en el altar principal se encuentra el Señor del Triunfo, otra de las imágenes a la que se le rinde mayor culto debido a su protagonismo en la tradición llamada pase del algodón. Esta consiste, como dice su nombre, en pasar un pedazo de la fibra por el Cristo de yeso y llevárselo a los enfermos para su mejoría. “Por Semana Santa la iglesia deja algodón para los que quieren hacer este ritual. Casi nadie de quienes nos visitan deja pasar esta oportunidad”, resalta Manrique mientras coordina los últimos detalles para recibir los tres días más intensos de Semana Santa en la Capillita.
Preparándose para el recorrido
Durante esta celebración, que es considerada una de las más importantes para la religión católica, una gran cantidad de creyentes realiza el conocido recorrido por las 7 iglesias, y la de Nuestra Señora del Rosario no es la excepción. “Las personas empiezan a acercarse el jueves temprano y por la tarde o noche de ese mismo día se vuelve todo un caos, se pelean por entrar. Hubo un año en el que el párroco tuvo que cortar la fila a la 1 a.m”, dice Óscar. Ante días tan agitados, se despide para continuar con los preparativos de la festividad en la que, según cuenta, es cuando se siente al máximo la devoción de las personas.
Gracias al tamaño de la edificación, se tienen que sacar las sillas para poder recibir a los fieles durante los últimos cinco días de Semana Santa. Esto se realiza el miércoles por la noche, al igual que el regreso del Señor del Triunfo a la iglesia ya que el Domingo de Ramos lo trasladan en procesión a la parroquia San Lázaro.
Entre los curiosos rincones que esconde la Ciudad de los Reyes, un imperdible para estas fechas es, sin duda, este diminuto recinto sagrado que se engrandece por la fe de sus visitantes. Para todos los interesados, tiene las puertas abiertas no solo durante esta época sino todo el año, de lunes a sábados de 9:00 a.m a 12:30 p.m y de 4:00 p.m a 8:00 p.m.
