La invasión rusa a Ucrania el pasado 24 de febrero del 2022 nos ha dejado con diferentes miradas sobre lo que viene sucediendo al otro lado del mundo en un conflicto bélico cuyo fin es aún imprevisible.
Por: Stephano Jiménez y Valeria Quevedo
Han transcurrido 365 días desde el inicio de un evento que muchos pensaban imposible. La idea de lidiar con una guerra más en el siglo XXI era casi distópica a pesar de la tensión que existía entre Rusia, Ucrania y las naciones contiguas como Polonia. La invasión militar del país de segundo mundo a tierras ucranianas comenzó ante los ojos del mundo la guerra más grande luego de la IIGM. El caos así como la muerte llegó desde entonces al territorio europeo. Más de 8 millones de residentes abandonaron su lugar de origen. La destrucción masiva continúa dejando ciudades irreconocibles mientras que miles de vidas de ambos bandos se pierden a diario.
Durante los primeros meses, inundaban los medios de comunicación imágenes de los bombardeos, la desesperación de la población así como la valentía de periodistas y ciudadanos que decidían quedarse en su patria y unirse a la lucha. Por otro lado, en Rusia se realizó una de las manifestaciones más grandes de su historia en contra de la guerra, lo que ocasionó la detención de muchos. Como un conflicto bélico romantizado dentro del contexto actual de las redes sociales, gran número de testimonios dieron la vuelta al mundo. Doce meses después, existe la sensación de que la guerra se ha desgastado, aunque no hay indicio alguno de que esta vaya a concluir pronto.
Balance bélico: ¿qué se ganó y qué se perdió?
Uno de los mayores temores que mantiene al país dirigido por Vladimir Putin es que a pocos kilómetros de sus fronteras se puedan situar nuevamente potencias occidentales. Para Fabián Vallas, analista, internacionalista y docente de nuestra casa de estudios, se trata de un tema de seguridad nacional que no incluye a la OTAN, una alianza que agrupa varios países de Norteamérica y Europa. Mucho menos tienen en su panorama que Ucrania se una a ella. “Esta guerra se pensaba que iba a ser de algunos días, pero no se calculó la reacción de occidente apoyando al territorio invadido”, recalca el especialista. Este lugar del este de Europa ha servido desde la irrupción napoleónica como una zona de protección para Moscú.
Este conflicto ha generado ciertas consecuencias que llevan a una polarización occidental, también a la pérdida de prestigio de Rusia como una nación poderosa e intocable pues se ha sumido en una crisis económica cuyas consecuencias han repercutido a nivel mundial. Un ejemplo de ello es la llegada de mujeres embarazadas rusas a Argentina. Este fenómeno es denominado birth tourism, boom que implica viajar a otro país para darle otra nacionalidad al bebé, residencia permanente y mejor calidad de vida. Las futuras madres reconocen que sus hijos, próximamente argentinos, tendrán más oportunidades que siendo hoy rusos.
“Ucrania ha sido parte de la Unión Soviética y la Rusia actual ha tenido buena relación con él cuando gobernaban presidentes pro rusos”, explica Carlos Novoa, comunicador, periodista y analista internacional. Uno de los objetivos por los que se comenzó este hecho fue la destitución del presidente Volodímir Zelenski, un personaje que ha llamado la atención a nivel internacional por su respuesta ante la guerra. Se quiere colocar en su reemplazo a un mandatario a favor del gigante europeo y asiático, táctica que permitiría retirar el pedido de acceso a la OTAN por parte de Ucrania.
A pesar de que el PIB en tierra ucraniana ha descendido un tercio el año pasado, la crematística se adaptó al centrar nuevos sectores en apoyar a las Fuerzas Armadas. Recibió ingresos derivados de impuestos para un mayor financiamiento como apunta Andriy Pyshnyy, gobernador del Banco Nacional de Ucrania. Además, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó el mes pasado una solicitud para coordinar las políticas fiscal, monetaria y social que “faciliten las interacciones entre el BNU y el Ministerio de Hacienda, que están a cargo de conseguir el financiamiento necesario para la guerra”.
¿Hay tibieza por parte de la comunidad internacional?
Hace unos días Putin anunció la suspensión del cumplimiento del START III, último tratado de desarme nuclear aún vigente entre Rusia y EE. UU. Esto fue de la mano con la inesperada y secreta visita de Joe Biden a Ucrania y su discurso proclamado en Varsovia en el que reafirmó la “unidad” de la OTAN y prometió continuar con la ayuda al país. Durante todo este año la comunidad internacional ha respondido de variadas maneras respecto al desarrollo de este acontecimiento, ya sea positiva como negativamente. “Potencias medianas como Brasil o la India, países pertenecientes al BRICS, quieren intervenir como mediadores. Existe un esfuerzo pero necesita un mayor respaldo político para tener una fórmula intermedia y llegar a un tipo de negociación”, destaca Vallas.
Rusia se considera una potencia mundial de la que muchos dependen. Así, la comunidad mundial piensa dos veces su posición en esta guerra para no comprometer sus intereses nacionales. “No puede ser aplastado a nivel internacional por su fuerza pero tampoco es que pueda hundir a otros”, indica Novoa. Y es que la geopolítica demuestra que los Estados no tienen amigos sino que actúan por conveniencia. En respuesta a esto, varios de ellos rompieron relaciones con Rusia cuyas consecuencias van desde grandes pérdidas económicas bidireccionales como su exclusión de las eliminatorias del evento deportivo de fútbol Qatar 2022. “Esta guerra ha significado un choque de fuerzas con un apoyo indirecto de China que no se va a involucrar en su totalidad. La ayuda, como era de esperarse, ha ido más para Ucrania”.
Primera guerra con Tik Tok
La radio fue el principal acompañante para quienes vivieron la Gran Guerra así como la IIGM. La televisión se apoderó sobre todo durante las décadas de tensión de la Guerra Fría, dejándonos estampas inolvidables como el primer alunizaje por parte de Estados Unidos o la caída del muro de Berlín. Ahora en la era de las redes sociales se puede transmitir en tiempo real cualquier vídeo, imagen o información de lo sucedido. Los principales corresponsales, más allá de los comunicadores que se encuentran en el territorio, son la población. Así, este conflicto se ha consagrado como el primero que invade una de las plataformas más utilizadas últimamente: TikTok.
Pero no todo es color de rosa. Si bien muchos personajes han surgido para alzar su voz en contra de la guerra y mostrar lo que sucede al otro lado del globo, es importante tener en cuenta que lo visto es solo una versión de la realidad. Las propagandas y fakes news también abundan. “Occidente se ha preocupado mucho por dominar la opinión pública mundial sobre este conflicto armado”, menciona Vallas. Rusia tiene mucha desventaja en cuanto al poder de las redes sociales. Las posturas pro Ucrania y en contra de Rusia se han reforzado más que aquellas que apoyan el accionar del gigante de Europa. Por otro lado, el parlamento ruso aprobó una ley que criminaliza cualquier tipo de ‘‘noticia falsa” o protesta pública sobre la guerra.
La bandera amarilla y azul sigue buscando la solidaridad de los países. Lo cierto es que la comunidad internacional se encuentra en una encrucijada mientras el conflicto avanza con bajas en las tropas, civiles fallecidos y miles de refugiados a nivel mundial. A un año de su inicio, el panorama sigue incierto. La bandera blanca aún no está en la mira.