Como una de las mentes brillantes del ayer y hoy, el intelectual peruano nos dejó en su estudio de la historia del país las claves para desentrañar los años que vendrán. Celebrando los 120 años de su nacimiento, rememoramos a aquella figura que armó el rompecabezas de nuestro complejo Perú.
Por: Marycielo Ramos y Paula Alpún
Existe una figura infaltable en cada libro de historia que alumnos escolares, universitarios y cualquier peruano consulta para tener una visión de nuestro ayer. El nombre Jorge Alfredo Basadre Grohmann nos remonta a aquel extraordinario referente del estudio y análisis del pasado de un país tan particular como Perú. Sin embargo, su legado no se limita a ello. Su multifacética carrera como político, catedrático y, por supuesto, historiador lo ha llevado a ser considerado una de las mentes más importantes de la historia peruana del siglo XX.
Historia de un historiador
El 12 de febrero de 1903 comenzó la vida de quien se convertiría en un amante del Perú. Su madre, de ascendencia alemana, y su padre, ingeniero peruano, estaban establecidos en la zona de Tacna y Moquegua. Comenzó su formación en el liceo Santa Rosa, escuela peruana que funcionaba clandestinamente en la región del sur y la terminó en la ciudad de Lima, en el emblemático colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe. “Él creció durante el período conocido como el cautiverio, es decir, cuando Tacna estaba todavía bajo el control de los chilenos. Tuvo una escuela de mucho amor al Perú”, nos cuenta Natalia Sobrevilla, catedrática de Historia Latinoamericana en la Universidad de Kent.
Basadre significa cambio, un pensador constante que buscaba la mejora de la educación con miras a modernizarla. Laura Martínez, historiadora peruana, menciona para una entrevista en El Comercio que “Jorge Basadre destacó con brillantez como gran servidor del país”. Su niñez al sur del país lo llevó a darse cuenta de las necesidades que presentaba su sociedad. Visionario desde temprana edad, comprendió que una forma de lograr un bienestar futuro era a través del aprendizaje de los errores y aciertos del pasado. Su minuciosa obra Historia de la República del Perú es muestra de ello.“Genera importancia porque el ser peruano y la peruanidad como tal hizo crecer su identidad”, comenta Natalia.
Sus primeros trabajos comienzan al ingresar a la Universidad Nacional de San Marcos, donde tuvo a su disposición diversos archivos con los que comienza a recopilar información sobre la historia del Perú. Es así que “empieza a creer en el uso de las primeras fuentes que son, para un historiador, lo más importante”, según nos señala Sobrevilla.
Ojo crítico plasmado en los textos escolares
Sus primeros ensayos buscaron que el peruano pensara sobre su país como en construcción. Era un crítico social que daba propuestas para el desarrollo y las fortalecía con su mirada optimista. Incluso en momentos oscuros como el incendio de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) en 1943, Basadre en su posición de director de la institución no solo se encargó de reconstruirla, sino de modernizarla.
Su perspectiva, hasta ahora, es considerada como una de las más relevantes a la hora de examinar el pasado de los diferentes sectores. Sobrevilla nos comenta que “ Basadre empezó a entender las relaciones complejas, históricas entre Perú, Bolivia y Chile; incluso tiene un libro dedicado a los 3 países en el que entrelaza la historia de todos como naciones hermanas ”. Su ideal se encaminó a entender, explicar y dar a conocer su punto de vista acerca de la diversidad social que existía. Así, en los textos escolares es un autor indispensable, un clásico para la formación histórica de nuestro país en cada rincón. Martínez menciona para El Comercio que “según sus memorias, trató de ingresar a la sala de lectura de la Biblioteca Nacional del Perú, pero se lo negaron bajo la consigna de que no se permitían niños. Por eso, cuando fue cabeza de la BNP, además de su magnífica labor de reconstrucción y tecnificación de la biblioteca, uno de sus primeros actos fue fundar la Sala de Niños”.
Su crítica, además de plasmarse en hechos del ayer, sirven para comprender muchos de los que suceden hoy. De hecho, su obra Centralismo y elecciones en el Perú guarda gran relación con el aspecto político que vivimos, pues resalta el papel del electorado como un reflejo de lo que sucede en el territorio. Es así que Natalia Sobrevilla ahonda en la necesidad de que quienes aspiran a un cargo político deben tener como lectura las obras de Basadre.“Los que ingresan al poder o los políticos en general, deben leer a Basadre para conocer mejor al país”, indica.
Se espera que en los próximos años el proyecto de una biblioteca en Tacna como legado de este ilustre personaje se concrete. A disposición de la población se encontrarán aquellos libros con los que trabajó. Al acercarnos a nuestra historia, Basadre nos acompaña a ese escenario de bienestar venidero que todos aspiramos para nuestro país. Su prolífica pluma nos brinda aquellos puntos que pueden ser trascendentales para el cambio en nuestro convulsionado Perú. Es así que se ha vuelto un punto de partida crucial para entendernos.