Esta semana, Latina, uno de los canales más importantes de nuestra TV, cumplió 40 años, por lo que Nexos fue en busca de una de sus figuras más representativas: María Teresa Braschi. La periodista, conductora y exalumna de la Universidad de Lima revela detalles de una carrera que comenzó incluso antes de ingresar a las aulas universitarias.
Por: Valeria Quevedo
Muchos conocen a la hermosa mujer de ojos azules, una figura pública que ha sido vista por distintas generaciones desde hace muchos años en la televisión peruana. Curiosamente, en sus inicios fue rechazada por ser menor de edad del programa de noticias “90 segundos” con el que, años después, retornaría a la televisora con la que más se le identifica. Y es que la vida, en el aire y fuera, no es un camino fácil. Así, conversamos sobre sus aprendizajes y experiencias que la han llevado a seguir su propia esencia, además de su análisis sobre la coyuntura actual del país.
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¿Siempre te ha apasionado estar frente a las cámaras?
En el colegio fui la chica que leía el discurso de graduación. Siempre tuve esa facilidad para comunicarme y leer rápido; es parte de mi esencia. De pequeña jugaba a la radio, a tener un programa; grababa cassettes. Ha sido algo que nació conmigo y se fue perfilando ya profesionalmente.
Luego ingresas a la Universidad de Lima, a la Facultad de Comunicación.
Y entré cuando ya estaba trabajando. Tuve que combinar mi vida de estudios con eso. No tuve esa etapa universitaria que se pasaba en las Tres Marías, en la cafetería o tirados en los jardínes. Sí hice buenas amistades, pero mi vida profesional me impedía quedarme tantas horas en la U.
¿Te inclinabas por alguna especialidad en particular?
Más que una especialidad, ingresé porque quería mejorar mis habilidades. Cuando comencé en el programa Contrapunto, mi jefe, Julián Cortés, me dijo que no perdiera la oportunidad de conducir uno de los programas más importantes del país. Y por eso, dejé la universidad por un tiempo. Regresé por un reto personal.
En 35 años de carrera pasas por varios canales y regresas, después de 13 largos años, a Latina con “90 segundos”. ¿Qué emociones te surgen al recordar eso?
Si bien inicié en la televisión en el canal 9, cuando Latina me ofreció pasar a sus filas tomé la oportunidad y ahí hice la mayor parte de mi carrera. Dejarlo un tiempo y regresar fue muy emocionante. Me reencontré con gran parte de mi familia, volví a mi casa, al lugar donde crecí y aprendí mucho.
Justo el canal acaba de cumplir 40 años. ¿Se te viene a la mente alguna anécdota?
Recuerdo que cuando estaban armando su planilla, pidieron, a una agencia de modelos, rostros conocidos. Es así como hice mi primer casting para la televisión y me precalificaron. Me invitaron y luego me llamaron para firmar el contrato de “90 segundos”. En ese momento era menor de edad y fui con mi mamá. No creían que fuera tan joven. La pensaron. Y no entré. Luego de muchos años, conduje ese programa.
¿Hoy la televisión peruana ha cambiado?
Antes no existía el internet; los únicos medios para informarse eran la televisión, los diarios y la radio. Entonces tenían un rol preponderante, además de entretener al público. No había cable, no había Netflix. El periodismo audiovisual no es que se haya tergiversado, sino que asume un reto enorme hoy con la información al alcance de un click.
Con tu experiencia en programas políticos, ¿qué percepción tienes sobre la crisis e inestabilidad del país?
Es muy lamentable. Hemos tenido etapas horribles, de terrorismo o inflación galopante. Hubo esfuerzo por salir y tener una economía más o menos sana. Esa cierta tranquilidad que teníamos se está viniendo abajo por todo lo que estamos viviendo. Es un momento difícil. Los fallecidos trascienden posturas políticas. Nos hace pensar cómo hemos llegado aquí, a enfrentarnos entre peruanos. Ese respeto ya se perdió y las redes sociales son testigo de ello al malinterpretarse, a través de esas plataformas, la libertad de expresión.
¿Crees que el periodismo aporta a la coyuntura o la degrada?
Hay programas y periodistas que no muestran un equilibrio informativo y parecen más activistas. Pero ahí radica el gran reto de nosotros: mantenernos lo más que podamos en la neutralidad, saber que nos dirigimos a uno u otro sector, a diferentes clases sociales y que, por ende, debemos recoger la realidad lo más imparcial que nos sea posible, escuchando todas las posturas. Las personas siguen tomando como referentes a los medios, pues siguen a quien le genere confianza.
Eso es algo a tener en claro para ser un buen comunicador.
Claro. Una cosa es ser buen periodista y, otra distinta, buen comunicador. Puedes redactar excelentes artículos, salir con tu cartón de la Facultad y buenas notas, pero todo eso no te hace buen comunicador. Lo que se necesita es traspasar la pantalla y ser uno mismo, auténtico. Si la gente te percibe así, puede conectar contigo. Y eso pasa en la televisión como en la vida cotidiana.
¿Algún consejo que te haya marcado y que no olvides?
Más que un consejo, es una frase: haz las cosas pequeñas como si fueran grandes, que después harás las grandes como si fueran pequeñas. Así tengas un reto chiquito, ponle alma, corazón y destaca por eso que haces. Trata de sobresalir y el camino se va ir abriendo. Así vas a ir perfilando esa excelencia desde que empiezas.
¿Y un consejo para los futuros comunicadores?
Encuentren en cada tarea una utilidad. Puede que no les guste o no la entiendan en un inicio, pero cuando ya estén en la cancha comprenderán lo valiosa que fue. Abracen su profesión con pasión.